Sobre nosotros se yergue amenazante un galpón de 12 pisos de alto; adentro, se encuentran tres submarinos nucleares en diferentes etapas de construcción.
Un gran letrero con letras rojas de neón recuerda a los obreros que la primera nave estará lista en apenas 30 días.
Pero es difícil creer que esté listo a tiempo a juzgar por las estructuras metálicas que rodean al submarino.
"Estoy determinado en que así sea", dice el director de operaciones, Nigel Ward, "sin embargo es un submarino nuclear, y muchas cosas pueden salir mal".
Secretos intactos
Debajo de todas las cubiertas, el Astute es un fenómeno de la tecnología.
Un reactor nuclear le permitirá navegar sin necesidad de recargar combustible en sus 25 años de vida útil.
Produce agua potable y oxígeno propios, por lo que puede circunnavegar el globo sin necesidad de salir a la superficie.
Y su sistema de armamento es tan preciso que si estuviera ubicado en el Canal de la Mancha, podría alcanzar objetivos a distancias tan lejanas como el norte de África.
De hecho, en la sala de torpedos pareciera que un misil de crucero Tomahawk estuviera listo para ser cargado en una de las lanzaderas.
"Es un misil falso", me comenta el hombre que nos vigila atentamente y cuyo trabajo consiste en evitar que saquemos fotografías que puedan desenmascarar alguna de las capacidades secretas del Astute.
Reducción por gravedad
A pesar de ser uno de los submarinos más sofisticados jamás construidos, el proyecto ha estado acosado por problemas.
El presupuesto de las naves se ha sobrepasado en más de US$1.800 millones y tienen un retraso de cuatro años con respecto al cronograma original.
Pero hace un par de años se dieron cambios significativos con la llegada de Murray Easton como nuevo jefe en Barrow.
Para empezar, se trajo a un equipo de psicólogos que mejoraron la eficiencia administrativa y crearon mejores canales de comunicación.
Incluso hasta ahora se incluye a un psicólogo en cada reunión de directorio.
Otra gran innovación, aprendida de la empresa estadounidense Electric Boat, es la construcción vertical y no horizontal de las secciones del submarino.
Con esto se aprovechó de la gravedad para descender equipos pesados, y se dio una marcada reducción del uso de mano de obra en el proceso.
Próxima generación
Los cambios produjeron un equipo de trabajo más orgulloso y comprometido.
"Necesitábamos ayuda durante la Pascua", me comenta Nigel Ward, "y cerca de 300 hombres se ofrecieron como voluntarios para trabajar, a pesar de que los meteorólogos predijeron buen clima".
Los trabajadores del astillero también están entusiasmados con lo que han construido.
"Es un producto fantástico" afirma Andy Ogden desde la torre de mando del "Astute", "la Armada estará muy orgullosa de ellos cuando puedan operarlos".
Otros 3.500 obreros coinciden en que su cliente se sentirá totalmente satisfecho.
Y no es de extrañarse ya que, si todo marcha de acuerdo a lo planeado, serán recompensados con contratos para construir otros cuatro "Astutes", y eventualmente los submarinos que transporten la próxima generación de misiles nucleares británicos.
Publicado originalmente en BBC News (Reino Unido)