Todo comenzó con una entrada ilegal a los servidores de la University of East Anglia, en el Reino Unido. Un acto ilegal sin duda, que permitió descubrir esos correos, que son reveladores. Lo que se ha concluido hasta ahora es que existen indicaciones de que son auténticos.
También de que sugieren la existencia de acciones no esperadas en los científicos que creen que (1) existe un calentamiento global y (2) que se debe a actos humanos. Reaccionando a los ataques que reciben, entre ellos se revelan acciones como el descartar argumentos en su contra, boicotear a los que no creen en lo que ellos afirman e incluso manejar los datos de manera conveniente a su opinión.
En pocas palabras, parece que su intención es suprimir información que no checa con sus teorías e intimidar a los que se oponen a ellas. El escándalo está en desarrollo y es muy posible que en el futuro cercano veamos más. Echemos, en cambio, una mirada al pasado para entender mejor que esto no es una sorpresa.
Quizá todo empezó con Stephen Schneider, un ecologista, quien dijo en 1989 que ellos "tienen que ofrecer escenarios de miedo, hacer simplificaciones dramáticas y no mencionar las dudas que tenemos...". Es claro lo que se intenta: exagerar simplificando con certeza algo que no tiene certidumbre. Una palabra describe mejor esto, mentir.
Luego, en 2006, una entrevista a Al Gore. Le hicieron una pregunta sobre la mejor manera de comunicar a la gente lo del calentamiento global. Respondió que para lograr que la gente creyera que existe el problema, “yo creo que es apropiado tener una exageración de las presentaciones de hechos… como un predicado para abrir a la audiencia a que escuche”
Antes, en 2004, Jim Hansen, de la NASA, escribió que, “el énfasis en escenarios extremos pudo haber sido apropiado en algún momento” cuando la gente y los gobernantes no estaban totalmente conscientes del problema. Es parte del lenguaje ligero de nuestros tiempos.
Para atraer la atención a una idea que algunos tenían, esos tres justificaron acciones como crear escenarios apocalípticos, simplificar, dramatizar, exagerar. Y hacerlo para atraer la atención de la gente y los gobernantes hacia sus ideas y teorías. Esto es lo que hacen algunos cantantes para elevar su celebridad, crear situaciones controvertidas que los medios reporten.
Y en 2009, tenemos a esos correos electrónicos que muestran una faceta que no resulta una sorpresa total. En realidad, tiene mucho sentido que entre ellos hayan acordado y sugerido acciones de dudable moralidad para evitar tener enemigos. Total que un problema científico ha sido transformado en un suceso mediático.
Un suceso que merece una segunda opinión. Primero, para señalar que se trata de un tema científico, que como todos es complicado, complejo y que tiene reportes que son incomprensibles para los legos en la materia. Ni modo, así es la ciencia de nuestros días.
Segundo para señalar que no se trata de un tema posible de solucionar por medios democráticos ni de opinión pública. Lo que la gente piense, así sea la mayoría, no tiene correlación con una verdad científica. No puede ponerse a votación si existe la antimateria o no.
Y, lo peor, cuando al juego entran los gobernantes todo se prostituye. A ellos encanta la idea de que exista un problema enorme. Se van a ofrecer a resolverlo al mayor costo posible. Harán conferencias mundiales. Propondrán cambios imposibles. La ONU declarará que el futuro humano depende de ella y la cooperación mundial irrestricta bajo sus lineamientos.
Todo basado en un truco de medios basado en la exageración de escenarios simplificados basados en teorías dudosas.
Publicado originalmente en Contrapeso