Operado por el Sandia National Laboratories, la máquina Z reúne datos para ayudar en la modelamiento informático de las armas nucleares.
La máquina Z dispara una poderosa descarga eléctrica (a varias decenas de millones de amperios por menos de 100 nanosegundos) en una gama de finos, cables paralelos de tungsteno llamados Liner. La altísima corriente eléctrica vaporiza los cables, que se transforman en una cortina cilíndrica de plasma. Al mismo tiempo, la densidad de la corriente induce un potente campo magnético y su combinación crea fuerzas Lorenz que comprimen radialmente el plasma en un proceso z-pinch. El plasma en implosión produce una elevada temperatura y un pulso de rayos X que puede crear una onda de choque en una estructura objetivo.
La estructura objetivo se coloca en una cavidad dentro de los cables llamado hohlraum. La poderosa fluctuación en el campo magnético (un "pulso electromagnético") también genera corriente eléctrica en todos los objetos metálicos en la sala como se muestra en la imagen.