La dificultad de reducir los gases de invernadero ha llevado a repensar medidas a escala planetaria �geoingenier�a� que permitan capturar el anh�drido carb�nico de la atm�sfera, o aumentar la capacidad de esta de reflejar el calor solar y as� disminuir la temperatura.
Tres d�cadas antes la preocupaci�n de los cient�ficos estaba dividida entre la posibilidad de una nueva glaciaci�n como la ocurrida en el Renacimiento, o un aumento de temperatura atmosf�rica. En 1981 Sir Fred Hoyle, el m�s distinguido astrof�sico brit�nico, pensaba que la tierra se encaminaba hacia otra edad del hielo. En su libro ICE, propone calentar el agua del fondo del oc�ano para evitar la cat�strofe clim�tica. Para esto se utilizar�a la energ�a solar y la propiedad del planeta de actuar como una bomba t�rmica. Para el geoexperimento se requer�a un �rea-oce�nica de 15 kil�metros cuadrados. La elevaci�n de la temperatura hizo olvidar esta idea. En 1979, el climat�logo ruso Budyko plantea, en el caso de persistir aumentos de temperatura, aumentar la reflexi�n de la atm�sfera �inyect�ndole� part�culas de anh�drido sulf�rico en la estratosfera.
La idea ha retornado, experimentos �naturales� muestran que puede funcionar. Las explosiones volc�nicas emiten part�culas a la alta atm�sfera y modifican la temperatura terrestre. La erupci�n en 1883 del volc�n Krakatoa, en Indonesia, cre� en Europa un a�o sin verano y un fuerte invierno. Las part�culas permanecieron en la atm�sfera varios meses antes de caer a la tierra. M�s reciente, el volc�n Pinatubo en Filipinas emiti� 20 millones de toneladas de anh�drido sulf�rico y disminuy� la temperatura de la tierra en medio grado cent�grado. A�n se recuerda c�mo la explosi�n del volc�n del Ruiz baj� la temperatura de la tierra a medida que la nube de cenizas se desplazaba al norte. Se calcula que �inyectar� cerca de 10 millones de toneladas de anh�drido sulf�rico, contrarresta el efecto de los 8.000 millones de toneladas de anh�drido carb�nico.
Por supuesto que la idea de experimentar con la atm�sfera tiene grandes riesgos. El primero es el moral, �si se presume que hay una soluci�n al efecto de invernadero, para qu� ahorrar energ�a y disminuir las emisiones de gases? Otro aspecto es la disminuci�n de la capa de ozono con los consiguientes riesgos del aumento del c�ncer de la piel. Adicionalmente, se dar�a un paso atr�s en la reducci�n de la contaminaci�n atmosf�rica, que ha permitido bajar la lluvia �cida, al menos en los bosques europeos. El costo monetario de aumentar el anh�drido sulf�rico en la estratosfera no es prohibitivamente alto, aun se ha sugerido que si los aviones emplean gasolina con mayor contenido de azufre, es decir de menos calidad, los vuelos comerciales har�an el trabajo sucio. La sensibilidad de la temperatura atmosf�rica al contenido de part�culas se puso en evidencia en los meses que siguieron a septiembre del 2001, la reducci�n de vuelos produjo una peque�a baja de la temperatura.
Publicado originalmente en El Espectador (Colombia)