La descripci�n, explicaci�n y comprensi�n, t�picamente de �ndole "blanda" o difusa del comportamiento, vida mental o afectiva de los sujetos. Es una psicolog�a cuajada de met�foras y en la que concurren disciplinas y escuelas de los m�s diversos signos. En general, posee alguna validez y utilidad pragm�tica. Algunos estudiosos sostienen, sin embargo, que todav�a es proto-cient�fica, aunque se revista con el manto mistificador de una exquisita psicometr�a, para revelar presuntamente los pliegues reprimidos del inconsciente o las disfunciones cognitivas y conductuales; puede haber en ella un fuerte componente tecnocr�tico-artificioso (v�ase: 1998; O. Nudler). Este modo limitad�simo de entender y hacer psicolog�a se halla todav�a muy extendido en Am�rica Latina y, espec�ficamente, en la gran mayor�a de facultades de psicolog�a del Per�.
La descripci�n, explicaci�n y an�lisis experimental, necesariamente de orden "duro" y muy riguroso de la estructura bio-ps�quica y psico-social-cultural de los individuos y grupos humanos. El conocimiento psicol�gico se produce a trav�s de la investigaci�n minuciosa, profunda, sistem�tica, demarcable y falsable ante la comunidad cient�fica; investigaci�n a la que el estudioso se dedica con exclusividad. Aqu�, el fundamento neurocient�fico es muy fuerte e indispensable, sine qua non. No hay psicolog�a aut�ntica si no se conoce a profundidad el sistema nervioso, el cerebro (o cerebros), el complejo endocrino, la bioqu�mica de neurotransmisores, la sin�ptica bioel�ctrica y cu�ntica, Etc. (v�ase: 2005, S. Kaplan; 2004, Watzlawik). Tan cierto es esto que la misma psicolog�a humanista y existencial del �ltimo cuarto de siglo se halla impregnada ya de categor�as claves procedentes de disciplinas neurocient�ficas. Y quienes nos hemos formado a partir del psicoan�lisis heterodoxo, la heredad de F. Perls, la psicolog�a cr�tica de Francfort, pudimos encontrar en el conjunto de las neurociencias el soporte "duro" que nos hac�a falta y as� proporcionar una mayor consistencia, rigor y vigor a nuestra c�tedra e investigaciones en psicolog�a a lo largo de las tres d�cadas �ltimas, luego que suasoriamente el sabio K. Popper nos advirtiera que lo que ven�amos haciendo distaba much�simo de ser "cient�fico", sino sencillamente reproduc�amos un tipo de conocimiento blando ubicado en los horizontes difusos de la proto-ciencia (es decir, s�lo nos mov�amos entusiastamente en los convencionales marcos de lo que hemos manifestado en A). Tal es la psicolog�a propiamente cient�fica de hoy, a la que hay que denominar "psicolog�a neuroanal�tica" o "psiconeuroan�lisis", que no debe confundirse con lo que el maestro y notable estudioso A. C�ceres (2007) denomina "neuropsicolog�a" o sencillamente "neuroan�lisis", con el evidente acento cl�nico - m�dico que le es propio. Es oportuno advertir que la psicolog�a neuroanal�tica no tiene nada que ver con los enfoques tecnocr�ticos derivados de los conductismos y neoconductismos, tampoco de los cognitivismos.
Sin embargo, �Oh paradoja! , precisamente dada la enormidad de los progresos de la gen�mica cuanto de las mismas neurociencias, ya casi al concluir la primera d�cada del siglo XXI, se nos confirma que el cerebro es el �rgano peor conocido de nuestro cuerpo (v�ase: 2007, D. Wilson; 2008, H. Benson � W. Proctor, entre otros) y, consiguientemente, la prestigiada psicolog�a reputada como "dura" y "cient�fica" que nos ha ocupado en el segmento B, todav�a se halla lejos de su verdadera afirmaci�n y consolidaci�n. Los expertos de mayor brillo afirman que hasta el a�o 2000, la revoluci�n cient�fica logr� identificar el alfabeto gen�mico del hombre; durante el siglo XXI lograr�a descifrar su "morfolog�a" y parte de su "sintaxis". De seguir existiendo el hombre, �el siglo XXII reci�n ser�a el siglo del cerebro humano y de la psicolog�a efectivamente dura� (2006, J. Moster�n). �Qui�n sabe! No cabe duda que el mundo (el cerebro humano) siempre ocultar� elusivamente sus maravillosos misterios ante la ciencia.
Y termino con una curiosidad cient�fica para los psic�logos y bi�logos. �Nueva paradoja!. Pues resulta que el m�s grande f�sico � cosm�logo de todos los tiempos, todav�a vivo, Stephen W. Hawking, fue preguntado por uno de sus brillantes alumnos del doctorado acerca de lo que m�s admiraba hasta el �xtasis. �l contest�: �admiro con much�simo asombro a ese muy inteligente ser llamado "Caenorhabditis Elegans"; cada vez que transito por el frontis del Departamento de Neuropsicolog�a de Cambrigde, me quedo pasmado al observar su r�plica aumentada en fin�simo cristal�. Y este extraordinario ser es un gusanito transparente y peque��simo, de 1mm de tama�o, a quien las neurociencias y la gen�mica ha dedicado m�s de veinte a�os de investigaci�n. El eminente matem�tico, bi�logo y fil�sofo Jes�s Moster�n sostiene acerca de tan gracioso y excepcional personaje: �del �nico ser que conocemos perfectamente su sistema nervioso es un min�sculo gusanito que se llama "Caenorhabditis Elegans"; de �ste conocemos exactamente todos y cada uno de sus genes, conocemos exactamente todas y cada una de las neuronas que componen su sistema nervioso, y conocemos exactamente qu� neuronas producen qu� gen; o sea que de este animalito conocemos muy bien su sistema nervioso; sabemos muy bien su comportamiento y lo que hace, pero fuera de este animalito, tan simp�tico y peque�ito, de los hombres y dem�s animales conocemos bastante mal� (v�ase: 2007, MOSTER�N, Jes�s. Cerebro y Mente; Academia Europea, Londres; p.106).
Y lo m�s desconcertante. El profundo conocimiento de los genes y el sistema nervioso de nuestro diminuto amiguito ha servido, dada su composici�n molecular, bioqu�mica y gen�tica, para que los neurocient�ficos y psiconeuroanalistas, conozcan bastante mejor el cerebro humano, de modo muy particular la composici�n y funciones de muchos de nuestros neurotransmisores y hormonas que tienen que ver con el comportamiento y ciertas disfunciones m�rbidas. En fin, los cient�ficos aseveran que los animales - humanos, pese a sus convicciones egot�picas y antropoc�ntricas, se parecen bastante a los animales � no humanos, incluso al espl�ndido y casi microsc�pico galancillo, el Caenorhabditis Elegans.
Publicado originalmente en Panorama Cajamarquino (Per�)