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La falta de principios activos realmente revolucionarios, los escasos avances en innovaci�n y, en otras ocasiones, los golpes de suerte que deparan las investigaciones cient�ficas est�n contribuyendo a la conformaci�n de un mercado farmac�utico plagado de productos te�ricamente nuevos que, de hecho, son viejos conocidos en el sector.

Hace unos d�as se pon�a a la venta Alli, anunciado como el primer producto farmac�utico para adelgazar que podr� adquirirse en la botica sin receta m�dica. En realidad, este medicamento no es m�s que una versi�n modificada (contiene una dosis menor de su principio activo; orlistat) de su antecesor Xenical, cuya comercializaci�n se autoriz� hace poco m�s de una d�cada y que seguir� disponible, eso s�, con prescripci�n facultativa.

Su mecanismo de acci�n es id�ntico (inhibir un tercio de las grasas que se ingieren con cada comida), ninguno constituye por s� mismo la clave para perder peso, los dos est�n indicados para sujetos con un sobrepeso significativo y ambos tienen que acompa�arse de dieta y ejercicio para lograr unos resultados satisfactorios.

Es m�s los efectos secundarios (molestias gastrointestinales, gases, diarreas...) son exactamente iguales, lo que obliga al usuario a tener especial cuidado con no "pasarse" con la comida si no quiere tener un problema realmente embarazoso con su intestino. La �nica diferencia es el requisito de tener que presentar la receta m�dica, o no, para hacerse con una caja que dura, aproximadamente, un mes y que cuesta alrededor de 100 euros.

Trucos

Sin embargo, este caso de transformaci�n no es �nico. En la literatura cient�fica existen numerosos ejemplos de c�mo los laboratorios se han esforzado denodadamente por sacarle el m�ximo rendimiento econ�mico a sus productos recurriendo a todo tipo de estrategias (unas m�s discutibles que otras) para alargar su vida �til.

Hace un par de a�os, el "Butllet�" "Groc", una revista que edita la Fundaci�n del Instituto Catal�n de Farmacolog�a y que constituye una referencia internacional en este �rea, public� un art�culo en el que llamaba la atenci�n sobre estas triqui�uelas para disfrazar productos antiguos y hacerlos parecer nuevos.

Entre estas maniobras figuran los cambios en la formulaci�n farmac�utica, un m�todo encaminado, te�ricamente, a mejorar la toxicidad, la eficacia, la comodidad de administraci�n o la adhesi�n del paciente al tratamiento.

Por ejemplo, se puede presentar un medicamento en comprimidos recubiertos, posteriormente en modo dispersable y finalmente en la varante liotab (se deshace al entrar en contacto con la saliva). El argumento que suelen esgrimir los fabricantes es la facilidad para tomarlo y cumplir la pauta de tratamiento, pero lo cierto es que los datos constatan que, salvo en el precio (las nuevas formulaciones superan ampliamente el coste de las antiguas) el resto de variables apenas sufren modificaciones.

Transformar los tiempos de liberaci�n de los principios activos con la idea de reducir el n�mero de dosis que se ha de tomar en un mismo periodo de tiempo, combinar dos o m�s f�rmacos en uno solo para simplificar la terapia, o cambiar una peque�a caracter�stica molecular para, supuestamente lograr un producto m�s seguro, son otras de las maneras que refer�a la publicaci�n catalana, que hac�a especial hincapi� en el peque�o salto cualitativo que representaban estos medicamentos en relaci�n al precio con el que suelen relanzarse.

�La mayor�a no ofrece ventajas cl�nicas demostradas sobre los ya existentes y generan confusi�n. Antes de decidir su financiaci�n, el sistema de salud [en el caso que as� se solicite] deber�a asegurarse de que aportan alguna ventaja real para los pacientes, a un precio razonable�, rezaban las conclusiones del informe.

Investigaci�n

Sin embargo, no todas estas modificaciones responden a ardides de los laboratorios para "exprimir" los beneficios de un determinado producto. En ocasiones, las miles de pruebas que se llevan a cabo con las mol�culas en sus fases de investigaci�n y seguimiento revelan cualidades inesperadas.

El caso m�s conocido es el de Viagra, que comenz� prob�ndose para la angina de pecho y la hipertensi�n y que acab� comercializ�ndose para la disfunci�n er�ctil debido a su potencia como vasodilatador en los cuerpos cavernosos del pene.

Es m�s, desde hace algunos a�os el sildenafilo se ha posicionado como un agente muy prometedor para combatir la hipertensi�n pulmonar, el mal de altura y la hipertrofia cardiaca (agrandamiento an�malo del miocardio).

Algo muy similar, aunque con resultados menos espectaculares, pas� con Propecia. Este medicamento, formulado para tratar la alopecia androgen�tica (la predominante en el var�n) es un "remake" de Proscar, dise�ado para tratar la hiperplasia benigna de la pr�stata.

Asimismo, hace solo tres semanas SALUD se hac�a eco de dos trabajos que redescubr�an las bondades de losart�n, un antihipertensivo con muchos a�os de vida que tambi�n ha demostrado utilidad en otras patolog�as.

El primer trabajo, llevado a cabo por investigadores del Hospital Cl�nic de Barcelona y publicado en "Gastroenterology", rese�a que este antagonista de los receptores de la angiotensina II frena el proceso de fibrosis hep�tica que suele afectar a los enfermos de hepatitis C.

Al parecer, la angiotensina juega un papel importante en el proceso de cicatrizaci�n del tejido hep�tico, de manera que la administraci�n de losart�n lo ralentiza. Aunque la infecci�n no desaparece, al menos, el da�o en el h�gado es considerablemente menor.

El segundo trabajo, recogido en "Proceedings of the National Academy of Sciences" revel� que este producto inhibe el gen AGTR1, muy activo en el 20% de los tumores mamarios. Aunque el hallazgo se ha llevado a cabo en ratones, lo cierto es que los resultados permiten albergar cierta esperanza de cara a aplicar este f�rmaco en humanos.

El aprovechamiento de los efectos secundarios de los medicamentos para desarrollar otros nuevos constituye otro fil�n para los investigadores.

Publicado completamente en El Mundo (Espa�a)