Artículos | Humanas | Antropolog�a

Tras caminar dos kil�metros cuesta arriba, en una quebrada rocosa y seca del norte de Chile, un grupo de 35 hombres y mujeres forman una especie de c�rculo. Todos observan atentamente el suelo con rostros expectantes y todav�a jadean por la subida. Hablan fuerte, en distintos idiomas, y se hallan alegres y conmovidos. Pareciera que realizan un rito solemne en medio de la soledad de la monta�a.

Desde lo alto, a 170 metros sobre el nivel del mar, se observa el oc�ano Pac�fico. Apenas unos kil�metros al sur se encuentra Taltal, una peque�a localidad ubicada a 1.100 kil�metros al norte de Santiago, donde viven 15.000 personas. Tiene calles limpias, una plaza llena de cuidadas plantas, casitas de madera pintadas con colores llamativos y algunas casonas de fines del siglo XIX que recuerdan la �poca de oro del salitre.

La noche anterior a la subida, las 35 personas alojaron en Taltal repartidas en diferentes hostales. Hab�an llegado al pueblo apenas unas horas antes provenientes de diferentes lugares del mundo: algunos desde otras ciudades de Chile y la mayor�a de sitios alejados, como Argentina, Per�, M�xico, Estados Unidos, Canad�, Italia, Espa�a, Francia, Austria, Alemania, Inglaterra y Rusia. No es f�cil llegar a Taltal: se ubica en medio de la pampa justo entre dos ciudades con aeropuerto, Antofagasta y Copiap�. Sea cual sea la ruta, luego de bajar del avi�n nadie se salva de un trayecto por tierra de al menos tres horas.

No es menos complejo hacerse camino al andar en la quebrada San Ram�n, como lo hicieron estos hombres y mujeres de todas las edades el pasado martes 30 de noviembre. Tras salir de Taltal hacia el norte, dejaron los veh�culos estacionados a un costado de la carretera. Luego comenzaron a subir los cerros empinados, en un trayecto que iba a durar 60 minutos para los menos h�biles. Las piedras sueltas de un camino que no existe hac�an resbalar los zapatos y zapatillas. En medio, lagartos, alg�n cachorro de zorro muerto y cientos de variedades de plantas que, si no fuera por la inusual lluvia que hubo en mayo, no deber�an estar en esta zona durante esta �poca del a�o. Los mosquitos hambrientos no ayudaban a los visitantes.

Pero ya est�n en la cima y el grupo toma aire y empieza a reunirse en torno a unos roquer�os que podr�an pasar inadvertidos para cualquier caminante. Ellos, en cambio, que ven lo que otros no, que son un selecto grupo de arque�logos reconocidos a nivel mundial, se agrupan alrededor de la trinchera y la observan con los ojos bien abiertos: "Vemos oro donde la gente ve s�lo pe�ascos", se�ala, graciosa, Victoria Castro, destacada arque�loga chilena.

Est�n contentos: al fin, luego de viajar varios miles de kil�metros, han llegado hasta el secreto tesoro que se esconde en la quebrada de Taltal: una mina de 12.000 a�os, la m�s antigua de Am�rica y una de las m�s arcaicas del mundo, que entrega antecedentes desconocidos para entender la Prehistoria. Hasta ahora, nunca antes hab�a sido mostrada por el equipo de investigadores chilenos que la descubri� una tarde de 2008.

El llamado de los martillos

Diego Salazar, arque�logo y profesor de la Universidad de Chile, tiene 37 a�os y es el investigador responsable del equipo que descubri� la mina San Ram�n 15. Sentado en el comedor de la casa que arrienda en Taltal, que lo alberga a �l y a su equipo cada vez que van a trabajar en terreno en la zona, recuerda perfectamente el d�a del hallazgo: fue el domingo 5 de octubre de 2008.

Estaban buscando minas prehist�ricas en la quebrada San Ram�n en el marco de un proyecto Fondecyt. Era una zona de Chile muy poco estudiada desde el punto de vista arqueol�gico. Las �nicas investigaciones que hasta entonces se conoc�an eran las que realiz� a comienzos del siglo XX un funcionario de Aduanas, Augusto Capdeville Rojas, cuyo nombre ahora bautiza a un museo. Pero hab�a informaci�n que hac�a suponer que en este lugar pod�an encontrar minas de la Prehistoria. Lo que no se imaginaban los chilenos era que iba a ser de 12.000 a�os.

Definieron el �rea por estudiar y una metodolog�a para rastrear la zona de San Ram�n. Una de las ideas era buscar en quebradas, explica Salazar, ya que las minas necesitan tener un acceso expedito al agua. A partir de entonces, como si fuera la punta de una hebra de una madeja de lana, el equipo de arque�logos buscar�a en los alrededores alg�n tipo de evidencia.
Este era el plan y el equipo de investigadores tendr�a tres a�os para desarrollarlo: entre marzo de 2008 y marzo de 2011. Pero el azar y la suerte aceleraron los planes.

Ya anochec�a el domingo 5 de octubre de 2008 cuando Diego Salazar y dos de sus compa�eros, Hern�n Salinas y Diego Briones, bajaban raudamente la quebrada. Parte del equipo de hallaba a 25 kil�metros al norte de Taltal y ellos hab�an quedado de ir a buscarlos. Como quer�an descender r�pidamente, los tres hombres decidieron acortar camino por una quebrada que hasta entonces no hab�an estudiado. Fue entonces cuando hallaron un martillo prehist�rico: "Chuta, y esto, �de d�nde viene?", se preguntaron los investigadores. Caminaron unos metros hacia arriba, y encontraron otro. Subieron por la ladera, y hallaron otro, y otro, y otro. Al final del camino imaginario de las herramientas... estaba la mina.

Los compa�eros que los esperaban al norte de Taltal aguardaron muchas horas hasta que finalmente decidieron irse por su cuenta al campamento base: Salazar y su equipo nunca llegaron a recogerlos, porque pasaron horas y horas mirando el descubrimiento. La mina iba a ser bautizada como la San Ram�n 15.

Primeros mineros de Am�rica

Hasta entonces no sab�an qu� metal se explotaba en la mina ni su antig�edad, aunque ten�an la certeza de que era de la Prehistoria. Fue reci�n en enero de 2009, en una nueva expedici�n, cuando descubrieron que era de �xido de hierro: un colorante que usaron los pueblos originarios para sus ritos. Con este pigmento se pintaban el cuerpo (les serv�a de protector solar) y a sus muertos (algunas momias Chinchorro, en el 2.500 A.C., son conocidas como las momias rojas por estar te�idas con este mineral).

Pero tuvo que pasar bastante tiempo para que pudieran corroborar las fechas de data. Tras realizar un cuidadoso procedimiento de excavaci�n arqueol�gica, el ge�logo franc�s Jean Louis Guendon segreg� las distintas capas de la mina. Reci�n entonces se enviaron muestras de carb�n y concha a tres laboratorios extranjeros, dos en Estados Unidos y uno en Polonia, para tener total certeza de los resultados.

Los recibieron en el transcurso de 2009, pero fue reci�n en mayo de 2010 cuando pudieron corroborar la fecha de data m�s antigua: el a�o 10.000 antes de Cristo. Los investigadores lo cre�an imposible: hab�an descubierto la mina m�s antigua de Am�rica y una de las m�s arcaicas de las que se tenga noticia en el mundo. Hab�a sido explotada antes que el inicio de la agricultura, la invenci�n de la escritura y de la rueda, miles de a�os antes de Babilonia, Egipto y las pir�mides.

La m�s antigua del continente, hasta ahora, se hallaba en Estados Unidos y era de 2.500 A.C. Alrededor del mundo, hay una de 40.000 a�os en Sud�frica, otra de 30.000 a�os en Australia y una de 15.000 a�os en Grecia, seg�n explica Salazar.

Pero, �qui�nes fueron los primeros mineros del territorio que hoy ocupa Chile?�Qu� t�cnicas usaron para extraer y procesar el mineral? �Qu� importancia tuvo la miner�a para ellos? Fueron parte de las preguntas que comenzaron a hacerse y responderse los arque�logos.

Esta zona era habitada en el a�o 10.000 A.C. por la Cultura Huentelauqu�n, una etnia que reci�n fue descubierta en 1961 y de la que, por su antig�edad, hasta hoy se sabe muy poco. Fueron los primeros que llegaron a poblar la costa norte de Chile, entre lo que hoy es Antofagasta y Los Vilos, desde el 12.000 y hasta el 9.000 A.C. Eran cazadores-recolectores y se desplazaban bastante. Aunque tambi�n cazaban animales, subsist�an, sobre todo, gracias a la pesca y recolecci�n marina. Formaban bandas peque�as, de 20, 25 personas y... cre�an en algo despu�s de la vida. "El hecho de que hayan explotado la mina indica la importancia que ten�a lo religioso en su modo de vida. Porque el �xido de hierro no se com�a, no se vend�a, no se compraba", explica Salazar.

2.000 toneladas de pigmento

La antig�edad de la mina es un dato asombroso que los 35 expertos celebran en la cima de la quebrada de San Ram�n. A algunos de los presentes, meses atr�s, le costaba creerlo. En 2009, la tesista doctoral del proyecto, Valentina Figueroa, present� el hallazgo en un congreso en Austria. El alem�n Thomas Stoller dud�: "No puede ser", dijo. "Que sea tan antigua es muy dif�cil". En esa fecha todav�a no llegaban los informes de los laboratorios que comprobaran la data de 12.000 a�os. Pero el martes pasado, a 170 metros por sobre el nivel del mar, el europeo vio con sus propios ojos la mina San Ram�n 15 y, riendo, se acord� de su incredulidad.

Pero si la data de la mina causa sorpresa, hay otros datos que son todav�a m�s relevantes para la comunidad cient�fica internacional que visit� la quebrada de Taltal esta semana: la forma en que se explotaba el yacimiento, la organizaci�n para la producci�n y el enorme volumen de mineral que la Cultura Huentelauqu�n extrajo de este socav�n.

De acuerdo a las investigaciones que han realizado los arque�logos chilenos, los prehist�ricos sacaron cerca de dos mil toneladas de pigmento (700 metros c�bicos de roca). Lo hicieron en dos periodos: alrededor del 10.000 A.C y varios milenios despu�s, en el 2.000 A.C. Pero la mayor cantidad de material fue extra�da en la primera �poca y durante un periodo entre 1.000 y 2.000 a�os, explica Salazar.

Las cifras, que probablemente no le digan nada a nadie, es monumental. Sobre todo, si se considera el tipo de herramientas que usaron: martillos de piedra que pesaban entre 200 gramos y 14 kilos.

El especialista Hern�n Salinas se�ala que todos son distintos en forma y tama�o. Los sacaban de la misma quebrada y, en ocasiones, pese al peso, los trasladaban desde la playa de Taltal. "Hemos encontrado mil y tantos martillos, cerca de 500 kilos en total. Pero, considerando la cantidad de material que todav�a podemos hallar, la cifra puede llegar a varios miles", dice Salinas.

Aunque todav�a no es una conclusi�n acabada, todo parece indicar que no ten�an mangos. Es decir, los prehist�ricos extra�an el �xido de hierro golpeando los martillos directamente contra la dura roca de la quebrada. Ni siquiera usaban fuego para ablandar la roca. Parece un m�todo imposible para los mineros del siglo XXI.

Lo sabe bien "El Parranda". Es un pirquinero chileno que vive en Taltal y que colabor� con los antrop�logos en determinadas pruebas de la investigaci�n. Ha trabajado en vetas igual de duras y sus compa�eros fortachones, despu�s de un d�a de trabajo con herramientas de acero, logran penetrar apenas 20 cent�metros en la roca. "Imposible", se�alaba incr�dulo, en medio de los experimentos, al tiempo que �l mismo picaba la roca con un martillo de piedra. Pero se considera probado que fue de esa forma: "Hicieron una "pega" monumental", dice Diego Salazar.

Pero...�no se supone que los cazadores-recolectores viv�an el d�a a d�a? �Por qu�, entonces, si eran tan pocos, dedicaban tanto esfuerzo en extraer un material que no les serv�a para subsistir, sino que usaban con fines rituales?�Por qu� ocupaban su tiempo en la mina en vez de pescar y cazar?�Para qu� extra�an tanto �xido?�Es que acaso lo guardaban para abastecerse e intercambiarlo? Es parte de lo revolucionario del descubrimiento, seg�n se�alan los reconocidos arque�logos extranjeros que visitaron la mina: el hallazgo demuestra que estos seres humanos de la Prehistoria ten�an una estructura menos b�sica de lo que hasta ahora se pensaba. Representa un tremendo giro cient�fico a nivel mundial.

De acuerdo a los investigadores, no es posible saber cu�nta gente trabaj� en la mina ni si eran mujeres u hombres. Por el tama�o de algunas galer�as de los pozos, existe la hip�tesis todav�a no comprobada que en el socav�n se desempe�aran ni�os. Lo que s� se ha podido determinar es que no viv�an en este sitio: al interior de la mina se han encontrado vestigios de fogatas, donde probablemente se calentaban y cocinaban el alimento. Tambi�n se han encontrado desechos de comida: mam�feros como el lobo de mar y el guanaco, algunas conchas, y restos de corvina, jurel y lenguado.

Hoy, 12.000 a�os despu�s, en Taltal la mitad de los trabajadores son mineros. El 20% se desempe�a en la pesca artesanal. Es la raz�n por la que, si uno se pasea por algunos restaurantes del pueblo, de casitas de colores chillones, casi siempre el visitante terminar� comiendo pescado y marisco.

Publicado originalmente en Portal Minero (Chile)