Publicado en Correo del Caron� (Venezuela)
Por Rafael Marr�n Gonz�lez
Soy liberal porque estoy racionalmente convencido de que el desarrollo en libertad de las potencialidades ascensionales del individuo, es la fuente del progreso de la humanidad. Las sociedades avanzan hacia el progreso solamente con el motor de sus especificidades individuales. Es decir, que el valor ascensional de la sociedad en su conjunto es el resultado de sumar los valores de sus ciudadanos, por eso cambio petr�leo por ciudadanos. La palabra clave para lograr el progreso es productividad. Las precariedades econ�micas en un ambiente sin restricciones incentivan la creatividad y la asunci�n de riesgos que llevan a la superaci�n personal que genera progreso colectivo. Los ciudadanos productivos crean riqueza superando las hostilidades y carencias territoriales. Los improductivos incentivados por el estatismo, crean miseria en el para�so de la riqueza. Soy liberal porque el liberalismo propende a la defensa del individuo y de sus derechos naturales, como la libertad, la vida y la propiedad privada, que no pueden ser conculcados. Soy liberal porque el liberalismo sustituy� a la violencia como partera de la historia, sencillamente porque es en paz como el hombre puede desarrollarse a plenitud. Soy liberal porque soy opuesto al autoritarismo, y considero que es imperativo para la eficacia de la democracia, la independencia de los poderes, la libertad pol�tica y la libertad de conciencia respecto del Estado y de la Iglesia. Soy liberal porque la verdadera igualdad, que el socialismo confunde con uniformidad, surge del desarrollo del hombre que se la procura en libertad. Salvo ante la ley, no existe la igualdad impuesta, es una mentira en cuyo nombre se esclaviza al hombre. Soy liberal porque soy individuo, y con esto expreso que soy irrepetible, que no soy especie, sino que mi yo muere conmigo, y por lo tanto no puedo ser masa como propugna el socialismo que debo ser. Ni usted tampoco. La pobreza no se corrige masificando a la sociedad para rociarla con la �justicia social�, sino individualiz�ndola a�n m�s, que cada hombre asuma sus responsabilidades y responda por las consecuencias de sus actos, y sea capaz de comprometer su presente para lograr el futuro. La mayor revoluci�n de la humanidad ser� aquella en la que cada hombre y mujer emparejen sus responsabilidades con sus descendientes, partiendo de tener los hijos que se puedan mantener y educar. La procreaci�n irresponsable de los operarios f�sicos pasivo err�ticos, constituye la base de sustentaci�n de las tiran�as �electorales� de reciente aparici�n en el escenario pol�tico, porque la democracia y la libertad son para ellos meros enunciados que nada significan. Y por �ltimo, soy liberal porque el liberalismo, que no es una ideolog�a sino una doctrina, o si se prefiere una forma de vivir, es una filosof�a que est� realmente detr�s de todos los avances pol�ticos, econ�micos, culturales que ha experimentado la humanidad. Y frente al destructivo, mediocre, improductivo, ineficiente y resentido �revolucionario�, opongo la visi�n razonada del objetivo real del evolucionario, t�rmino de impecable ra�z castellana, que propongo a la Academia de la Lengua como antitesis de �revolucionario�.
Los ocho pilares del socialismo
Los ocho pilares del discurso del romanticismo socialista (cuyo lema es �ojal� que llueva caf�!), que insisto es una ideolog�a en la que los medios de producci�n son, en teor�a, propiedad colectiva, pero en la pr�ctica se concentran en la nomenclatura oficial erigida en Poder Popular, son: 1. justicia social (que en verdad es filantrop�a oficial que deriva en clientelismo pol�tico), 2. repartici�n proporcional de la riqueza (la que nunca alcanza para todos y genera corrupci�n porque obvia lo que Pablo de Tarso hizo doctrina: para poder repartir primero hay que producir); 3. el igualitarismo (que privilegia la mediocridad y conduce a la incondicionalidad lacaya), 4. la solidaridad mec�nica (que solamente puede ser entre pares econ�micos, porque entre impares se llama filantrop�a, y por lo tanto, como el socialismo propende a la pobreza generalizada, la solidaridad mec�nica ser�a algo as� como dos mochos juntos para rascarse), 5. la plusval�a del trabajo (la mano de obra tiene un valor superior en la relaciones de producci�n), 6. la econom�a de Estado (el Estado es due�o del aparato productivo, comercial y financiero), 7. gobierno poderoso (impositivo, controlador e interventor) y 8. el Estado paternalista (que deriva en populismo frustrante).
La respuesta racional del Liberalismo siglo XXI
Frente a ese imposible socialismo, fracasado a escala hist�rica, el liberalismo del siglo XXI (cuyo lema es a Dios rogando y con el mazo dando) propone la viabilidad de la racionalidad social, el acceso proporcional a la riqueza, la meritocracia (o merecimiento), la solidaridad org�nica, la plusval�a del conocimiento, la econom�a de mercado, gobierno m�nimo y la sociedad de bienestar, teniendo como centro el individuo �tico y productivo (a trav�s del trabajo, del estudio y de la responsabilidad) como c�lula fundamental de la sociedad, asumiendo el asistencialismo oficial focalizado en aquellos casos espec�ficos en los que el sujeto debe ser asistido (ni�os, madres en precariedad, ancianos, indigentes), es decir que el liberalismo siglo XXI debe cubrir derechos sociales fundamentales como educaci�n y salud como condici�n previa para un mejor ejercicio de la libertad, seg�n los postulados de Bobbio, pero esto no significa que deba ser el Estado el prestador directo de estos servicios, sino que deben implementarse mecanismo para cumplir con esa responsabilidad hasta que todos los ciudadanos sean incorporados totalmente a la sociedad de bienestar que se ir� fortaleciendo institucionalmente en el proceso.
Muchos liberales entendieron que era necesario, por las desigualdades que crea la libertad, asumir responsabilidad social con lo cual se postula el llamado neo-liberalismo que posteriormente es asociado a las exigencias del Fondo Monetario Internacional para recuperar el dinero prestado a gobiernos que se lo robaron, y que lograron manipular a sus pueblos a trav�s del romanticismo socialista para culpar al Fondo Monetario de las consecuencias del ladronismo de sus gobiernos, lo que ech� m�s le�a al fuego antiliberal. Sin embargo, no es posible exigirle al individuo responsabilidad social, algo que escapa a sus posibilidades reales. El liberalismo siglo XXI opone a la imposible �justicia social� del socialismo, y a la inviable responsabilidad social del neo-liberalismo, la racionalidad social, es decir asumir racionalmente, por sentido com�n, inclusive, su compromiso con la sociedad en pleno, para contribuir a su desarrollo arm�nico.