El 27 de febrero se tambalearon los valores de las acciones en todo el mundo. El martes gris, como se lo denomin�, comenz� con una ca�da de 8,8% en la principal bolsa de valores en China. Pocos despu�s, las ventas se dispararon en la bolsa de Nueva York, lo cual elimin� con rapidez las ganancias logradas este a�o. Se trat� de la mayor ca�da en Wall Street desde 2001.
Lo que comenz� como una tos china se convirti� en una gripe americana, contagiada al resto del mundo, tras la ca�da de las bolsas en Europa y en los mercados emergentes de Asia y Am�rica Latina. Desde entonces los mercados se han recuperado bastante.
La raz�n de ser de los analistas financieros es explicar lo que sucede y algunos de ellos mantuvieron que la ca�da comenz� en China por falsos rumores sobre una acci�n gubernamental contra los especuladores. Otros apuntaron a la creciente influencia de China en la econom�a mundial y otros asustaron a los inversionistas afirmando que anunciaba la ca�da de la econom�a de Estados Unidos.
Aunque los diagn�sticos variaban, casi todos subrayaron que los inversores estaban d�ndole la espalda a colocaciones de alto riesgo, en especial aquellas donde los activos han subido mucho de precio. El mercado de bonos gubernamentales se benefici� y los directivos de los bancos centrales hablaron de "riesgos insostenibles" en el mercado.
En medio de esto es oportuno recordar la importancia del riesgo en las econom�as de mercado. Lo primero y m�s importante es que arriesgarse es indispensable en la creaci�n de riqueza. El origen de la riqueza es la innovaci�n y la creatividad empresarial. Sin ese esp�ritu emprendedor dispuesto a asumir riesgos probando nuevas ideas, nuevos productos y servicios, no se logra avanzar. Es un hecho que, en una econom�a de mercado, gran parte de las nuevas empresas fracasan. Eso indica lo mucho que dependemos de las personas dispuestas a asumir riesgos, sean empresarios fundando nuevas compa��as, bancos extendiendo cr�dito o financiadores aportando capital de riesgo.
Aunque el t�rmino "especulaci�n" tiene connotaciones negativas, debemos recordar que todos especulan en el mercado. Como manten�a el economista Ludwig von Mises, todos en el mercado act�an con un conocimiento incompleto de lo que puede suceder. Es sencillamente imposible que alguien sepa todo lo que va a pasar. Por tanto, el granjero que especula creyendo que sembrar trigo ser� m�s rentable que sembrar arroz no act�a de manera muy diferente al inversor que cree que las acciones generar�n mayores rentas que los bonos en los pr�ximos doce meses.
Es m�s, si su especulaci�n es razonable, basada en experiencia y hechos, aportar� estabilidad y predictibilidad a las tendencias econ�micas, reduciendo as� el grado de incertidumbre. Pero, indudablemente, la especulaci�n depende de la disposici�n de asumir riesgos porque no es posible predecir todo lo que va a pasar. Sin la voluntad de tomar riesgos, decae la inversi�n y se oscurece el futuro.
Como manten�a el gran te�logo medieval Tom�s de Aquino, los riesgos asumidos son importantes porque estos aportan la justificaci�n moral a las ganancias. Seg�n Santo Tom�s, aquellos dispuestos a arriesgar su dinero, tiempo y trabajo tienen un derecho leg�timo a los beneficios que no gozan quienes no asumieron ning�n riesgo.
Aunque siempre existen riesgos, podemos crear una buena atm�sfera financiera que fomenta la inversi�n, de manera que los emprendedores no sean afectados por interferencias arbitrarias con respecto a su capital y a sus ganancias. En otras palabras, el respeto de los derechos de propiedad, con leyes imparciales y bajos impuestos, son elementos esenciales para el bienestar, la prosperidad y el crecimiento econ�mico de los pueblos.
Samuel Gregg es director de investigaciones del Acton Institute
Publicado en Libertad Digital (Espa�a)