En junio de1983, durante la s�ptima misi�n del "Shuttle" que la convertir�a en la primera mujer astronauta de Estados Unidos, Sally Ride, detect� un agujero en la ventana de proa de la lanzadera espacial. Inmediatamente se hicieron pruebas para comprobar que la gruesa ventana no iba a ceder. Los an�lisis realizados m�s tarde demostraron qu� era lo que hab�a producido aquel agujero: el impacto de una min�scula escama de pintura que flotaba en el espacio. Aquel incidente de hace 24 a�os, ayuda a comprender otro episodio que tuvo lugar en China, este a�o.
El pasado 11 de enero los chinos lanzaron un misil convencional con el que destruyeron uno de sus obsoletos sat�lites meteorol�gicos. Oficialmente se desconocen los motivos de aquel lanzamiento. El gobierno chino s�lo dijo tres cosas; que, "China se opone a la militarizaci�n del espacio y a cualquier carrera armament�stica", que "no participar� en ninguna carrera militar espacial", y que el lanzamiento, "no tiene por objetivo a ning�n pa�s ni amenazar� a nadie". La prensa global hizo un considerable esc�ndalo, dando nuevos elementos a la leyenda de la "amenaza militar china". En Mosc� dijeron que todo el asunto estaba "exagerado". Washington reaccion� con inusitada discreci�n.
"Tres meses despu�s del lanzamiento, los motivos del gobierno chino no est�n claros", se�alaba en abril un informe sobre las relaciones chino-americanas del "Council on Foreign Relations" que recordaba el episodio. Pero si que lo est�n.
Cuarenta y cinco a�os de historia de navegaci�n espacial han llenado las zonas m�s transitadas de la �rbita terrestre de miles de piezas de cacharrer�a, letales para la navegaci�n. Sat�lites en desuso, trozos de cohetes de impulso de las primeras fases del lanzamiento, aislamientos y objetos met�licos, herramientas, grilletes, piezas de todo tipo y hasta excrementos congelados de astronauta. Todo eso, circulando a una velocidad de unos 7 kil�metros por segundo (25.000 kil�metros por hora) convierte a la basura espacial en, "armas cin�tico-energ�ticas no guiadas e hiperveloces", seg�n la descriptiva definici�n de un organismo oficial de Estados Unidos. Seg�n el Pent�gono un trozo de deshecho espacial de diez cent�metros de di�metro puede hacer tanto da�o a una nave espacial como 25 cartuchos de dinamita.
En su magn�fica trilog�a sobre el imperialismo de Estados Unidos, el veterano orientalista americano Chalmers Jonson, explica que los radares militares de Estados Unidos tienen permanentemente localizados y en seguimiento, m�s de 13.000 objetos, pero se estima que hay m�s de 100.000 piezas del tama�o de un cent�metro y millones de fragmentos aun m�s peque�os. En total hay dos millones de kilos de basura espacial en �rbitas terrestres bajas, las m�s frecuentadas, y la Nasa publica una revista trimestral dedicada al seguimiento y evoluci�n del fen�meno.
En determinadas cotas, entre 900 y 1.000 kil�metros de altura, o entre 1.500 y 1.700 kil�metros, la densidad de cacharrer�a espacial es tan elevada que un cient�fico de la NASA, llamado Donald Kessler estableci� matem�ticamente una situaci�n de completo caos en esas zonas, derivada de la colisi�n en cadena de los fragmentos de basura espacial, el llamado "efecto Kessler". El de la basura espacial es un asunto muy serio porque si se desmadra puede cancelar la navegaci�n espacial, sin distinci�n militar o civil, para todos.
Desde el 11 de enero, los chinos han contribuido a ese fen�meno, a�adiendo 1600 fragmentos met�licos de su antiguo sat�lite meteorol�gico a esa peligrosa cabalgata de cacharrer�a espacial. La capacidad antisat�lite (ASAT) demostrada por China en enero, significa que es muy f�cil arruinar el quim�rico prop�sito del monopolio espacial militar, llenando el espacio de cacharrer�a letal. Ese fue el mensaje lanzado por China, y sus destinatarios lo entendieron perfectamente.
A los expertos chinos no les gusta extenderse sobre este tema, en eso son radicalmente diferentes de los rusos, aficionados a la bravuconada militar, pero algunos han dicho algo. El f�sico Dingli Shen, profesor de relaciones internacionales y decano de la Universidad Fudan de Shanghai, dice que con la prueba de enero, "China quiso lanzar un mensaje contra un pa�s espec�fico" y su calendario se "estableci� pol�ticamente".
"Nuestro lanzamiento pudo crear algunos residuos no deseables en �poca de paz, lo que lamento, pero esos residuos podr�an haber prevenido una confrontaci�n m�s seria en los pr�ximos a�os, y hasta que no haya una prohibici�n internacional de las armas antisat�lites, la soberan�a de todas las naciones debe ser respetada adecuadamente", dice.
El problema no es la fantasmag�rica "amenaza militar china", sino la militarizaci�n del espacio que lleva a cabo Estados Unidos, que se opone a cualquier tratado limitativo e incluso conversaci�n internacional sobre la materia. La actual doctrina de pol�tica espacial de Estados Unidos (Nacional Space Policy, revisada en 2006) afirma mucho m�s que un derecho exclusivo, puesto que amenaza a quien pretenda arrog�rselo. Estados Unidos, dice; "preservar� sus derechos, capacidades y libertad de acci�n en el espacio; disuadir� o impedir� a otros, tanto de hacerse con esos derechos, como desarrollar capacidades encaminadas; tomar� acciones necesarias para proteger su capacidad espacial; responder� a las interferencias; y si es necesario impedir� a los adversarios el uso de capacidades espaciales hostiles a los intereses nacionales de EE.UU.".
La propia Uni�n Europea est� afectada por esta pol�tica. En Octubre de 2004, durante una conferencia celebrada en Londres, los representantes de Estados Unidos amenazaron con interferir, e incluso destruir, los sat�lites europeos de la red "Galileo" si consideraban que amenazaban los intereses de EE.UU. La expresi�n empleada fue "emprender acciones reversibles (interceptar) e irreversibles". El tema en discusi�n era la participaci�n China en el programa de posicionamiento global europeo, que concluye con el monopolio del sistema de Estados Unidos (GPS) en la materia.
China, Rusia y la ONU, apoyan la negociaci�n de un acuerdo internacional que proh�ba la militarizaci�n del espacio.
Seg�n Chalmers Johnson, "las armas espaciales no son s�lo un problema estrat�gico. Son a la vez la causa y el resultado de diversos desarrollos patol�gicos de nuestro sistema pol�tico y econ�mico". La combinaci�n de negarse a cualquier tratado y conversaci�n con la postura de denegar al adversario acceso al espacio, tiene, sin embargo, un punto d�bil. Y ese fue el mensaje de sentido com�n que los chinos emitieron en enero.
Publicado originalmente en La Vanguardia (Espa�a)