El amor es el sentimiento m�s antiguo del mundo. "Tiene 3.000 millones de a�os y surgi� en el momento en el que una bacteria se pregunt� si hab�a alguien m�s ah� porque no pod�a sobrevivir sola". El escritor Eduardo Punset, director del programa cient�fico Redes en TVE, se sumerge en su �ltimo libro (
Viaje al amor, de la editorial Destino) en la b�squeda de respuestas cient�ficas para una emoci�n que tantas ilusiones y trastornos provoca al ser humano. Y da con la f�rmula m�gica: A=(a+i+x)k, o lo que es lo mismo: el amor es la suma del apego personal, la inversi�n parental o familiar y la sexualidad, y todo ello afectado por el entorno.
En definitiva, encuentra un origen biol�gico en este sentimiento, entendido como una fusi�n de cuerpos "que genera la energ�a necesaria para vivir o que recupera tejidos da�ados". Ahora bien, si el amor es previo a la diferenciaci�n sexual �c�mo y por qu� surgieron los dos sexos?
En t�rminos evolutivos esa diferencia apareci� hace 700 millones de a�os para garantizar la diversidad gen�tica y as� poder adaptarse m�s f�cilmente a un entorno cambiante. El precio fue elevad�simo. En la reproducci�n por subdivisi�n celular, la vida es eterna, pero cuando de dos cuerpos sale otro joven irrepetible y distinto, aparece la muerte".
Hoy, esa diferenciaci�n por g�neros es evidente en nuestro cerebro; por ejemplo, en que el espacio neuronal que un hombre tiene dedicado al sexo es 2,5 veces mayor que en una mujer; o en que para que ella tenga un orgasmo su cabeza debe estar libre de preocupaciones, algo no tan importante en ellos.
"Ahora, bien", insiste Punset, "la esencia del amor, la fusi�n, no cambi� con estos matices, sigue igual que hace 3.000 millones de a�os". Eso no quiere decir que la pasi�n entre amebas y entre seres humanos sea id�ntica y en eso, recuerda el autor, tiene mucho que ver la aparici�n de la conciencia y la imaginaci�n. "Es esa conciencia la que nos permite interferir y decidir no tener hijos aunque amemos. Y a�n as� lo importante es el instinto de fusi�n, la inversi�n material y espiritual para que perviva (es decir, los compromisos de la pareja) y la negociaci�n de la libertad de cada uno".
En la elecci�n de la pareja el aspecto, la simetr�a de las facciones, reflejo del metabolismo y los genes, es importante. Son signos de salud que ya nuestros antepasados seleccionaban para tener una buena prole. De igual modo, la monogamia apareci� por el inter�s de ambos padres en que las cr�as salieran adelante. "Evolutivamente tiene explicaci�n. La indefensi�n de los hijos se alargaba de cinco a siete a�os y ese era el tiempo que deb�a durar el amor para que pudieran sobrevivir. Adem�s, hay m�s posibilidades de fecundar un �vulo en una relaci�n larga que si se disemina el esperma por el planeta", mantiene el escritor.
"En nuestros tiempos, esa dedicaci�n parental es mucho m�s larga, hay m�s compromisos y los ciclos del amor se alargan. Tambi�n entran en juego otros factores al margen de la salud y tendemos a enamorarnos de personas cercanas, con valores comunes y con sentido del humor. Luego, con el paso del tiempo, a nivel biol�gico no ocurren grandes cambios. Si acaso son mayores en la mujer debido a las hormonas", a�ade Punset.
Y es que esas sustancias tienen un papel importante en el amor: se genera m�s oxitocina, var�an los niveles de testosterona en hombres y mujeres, se dispara la dopamina y la serotonina baja ante la ansiedad de ver al ser amado. Este proceso es igual ya se trate de un amor fraguado en el tiempo o de un flechazo. "Es amor qu�mico y hay experimentos con animales que muestran que ah� act�an las feromonas. En los hom�nidos el �rgano que las detecta desapareci�, pero a�n hay feromonas en las mujeres. El flechazo se inicia tambi�n cuando se visualiza algo que es in�dito en la memoria".
Y es que Punset insiste en que la felicidad aumenta con la edad porque tenemos m�s recuerdos y �stos se comparan con cada est�mulo exterior, generando esa sensaci�n de felicidad. De hecho, asegura en su libro que "sin memoria no hay amor". No hay con qu� compararlo.
Pero �acaso hay diferencia entre el amor y el enamoramiento? "A nivel biol�gico no. Es igual el amor a la madre y a la pareja. Se mueven los mismos circuitos neuronales y hormonales. Tambi�n es dif�cil diferenciar amor y deseo, aunque hay gente que s� lo hace". Punset considera una gran novedad el descubrimiento del mecanismo del desamor, que surge cuando el sentimiento no ha podido resistir la ausencia del otro: "Se ha comprobado que el desamparo del beb� en la cuna es id�ntico al del enamorado abandonado. Y tienen las mismas armas: ninguna. El neur�logo Damasio dice que lo mejor es volver a enamorarse. Pero no es f�cil. Si en la ni�ez uno sufri� desapego afectivo, si su curiosidad y autoestima fue escasa en la escuela, ello condicionar� su b�squeda del amor al ser adulto".
Esa capacidad de amar individual se est� evaluando ahora con cuestionarios como el que Punset incluye en su libro. "Con estas encuestas hemos visto, por ejemplo, que la ant�tesis del amor es el deprecio", se�ala. �Y de qu� depende? "Lo �nico que sabemos es que hay un gen de la depresi�n, que puede manifestarse o no en funci�n del entorno. Eso se puede aplicar a la capacidad de amar. Puede haber un factor gen�tico que se manifieste o no seg�n el entorno", argumenta Punset.
Publicado originalmente en El Mundo (Espa�a)