La b�squeda de una verdad m�s profunda, una teor�a fundamental que yace bajo todas las dem�s, es una poderosa fuerza motivadora en el campo de la f�sica. Pero no es lo �nica. Igualmente v�lidos son la curiosidad y el sobrecogimiento ante las riquezas de la naturaleza, por el modo en que procesos que aparentemente no guardan relaci�n pueden producir orden, belleza y diversidad a partir del caos.
La primera motivaci�n es evidente para los f�sicos de altas energ�as, donde la idea de encontrar una teor�a del todo mantiene ocupados a muchos te�ricos con talento. La segunda se encuentra en campos como la biolog�a evolutiva y la astronom�a. Hasta hace poco, los dos planteamientos apenas interactuaban, pero ahora el descubrimiento de la energ�a oscura est� creando un matrimonio de conveniencia entre los f�sicos de altas energ�as y los astr�nomos de observaci�n. Como cualquier matrimonio de este tipo, �ste presenta peligros adem�s de oportunidades.
La energ�a oscura, que parece impulsar la expansi�n acelerada del universo, es un �rea de inter�s te�rico fundamental para los f�sicos de altas energ�as. Explorarla de manera experimental requerir� mediciones precisas de la historia de la expansi�n del universo y el crecimiento de la estructura c�smica. Esto exige datos de observaci�n de enormes muestras de galaxias y supernovas, y los astr�nomos est�n colaborando con los te�ricos de altas energ�as para dise�ar los estudios adecuados.
El problema es que la f�sica y la astronom�a hacen progresos por caminos muy diferentes. En la f�sica gobiernan los experimentos controlados, pero los astr�nomos observan lo que la naturaleza les muestre. Me temo que aplicar a ciegas el dise�o experimental de la f�sica a los proyectos astron�micos corre el riesgo de un costoso fracaso, adem�s de socavar la base metodol�gica de la astronom�a y su atractivo para los j�venes cient�ficos y la ciudadan�a.
Tradicionalmente, los instrumentos astron�micos fomentan una variedad de usos. El telescopio espacial Hubble es un ejemplo cl�sico de c�mo un nuevo observatorio puede forzar los l�mites de lo que podemos observar ampliando la sensibilidad, la cobertura de la longitud de onda o la resoluci�n. El Hubble lo ha utilizado toda la comunidad de astr�nomos. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la WMAP (siglas de Wilkinson Microwave Anisotropy Probe, la sonda Wilkinson de anisotrop�a en microondas), que ha trazado la radiaci�n de fondo del Big Bang. Como un experimento tradicional de f�sica, fue dise�ada y puesta en funcionamiento con �xito por un grupo muy unido de cient�ficos para abordar una tarea espec�fica. El gran impacto de sus resultados ha animado a mucha gente a esperar un �xito similar de los estudios sobre la energ�a oscura.
Esto se expone al desastre. En primer lugar, no es posible predecir la precisi�n de tal estudio, ya que depende de factores inciertos, como la naturaleza de las supernovas cuando el universo ten�a la mitad de la edad que tiene en el presente. Si no tenemos suerte, podr�a mejorar s�lo ligeramente nuestra comprensi�n de la energ�a oscura. El dinero se habr� desperdiciado y se culpar� a los astr�nomos.
Aunque dichos proyectos s� nos ayuden a comprender la energ�a oscura, no avanzar�n en otras �reas de la astronom�a, as� que hacer demasiado hincapi� en ellos puede ralentizar el desarrollo de nuestro campo. Los nuevos observatorios posibilitan los descubrimientos y los conocimientos que impulsan la astronom�a. El apoyo a los estudios de la energ�a oscura puede entorpecer los observatorios de rayos X, de radio y de longitudes de onda en ultravioleta o infrarrojo.
Finalmente, este cambio de enfoque se opondr�a a la cultura subyacente de la astronom�a. Si nos desplazamos hacia grandes proyectos a largo plazo como los que dominan la f�sica de altas energ�as en la actualidad, el trabajo se desarrollar� en grandes equipos y se centrar� en tareas t�cnicas como garantizar la calidad de los datos. Los mejores cient�ficos j�venes ver�n pocas oportunidades de dejar su impronta y puede que se vayan a otra parte. Dar prioridad a una cuesti�n fundamental en lugar de la variedad tradicional de temas tambi�n har� que la astronom�a sea menos atractiva para el p�blico general, con lo que se socavar� el apoyo de los contribuyentes a las caras instalaciones que necesitamos para dedicarnos a nuestra ciencia.
Tenemos que aplicar un exhaustivo an�lisis de costes y beneficios a los proyectos de energ�a oscura. Debemos reconocer las diferencias culturales entre la f�sica de altas energ�as y la astronom�a, y estar dispuestos a sostener que los descubrimientos astron�micos -que el universo se expande, que los elementos qu�micos estaban presentes en las estrellas, que existen los agujeros negros, que hay planetas orbitando alrededor de otras estrellas- no son menos importantes para la humanidad que aclarar la naturaleza subyacente de las fuerzas y las part�culas.
Cualquier nuevo proyecto astron�mico de gran envergadura deber�a dise�arse para ampliar las fronteras en muchos �mbitos de la astronom�a. Por ejemplo, los estudios de las supernovas para rastrear la historia de la expansi�n del universo deber�an almacenar suficiente informaci�n como para explorar el mecanismo de funcionamiento de las supernovas. Y deber�amos garantizar oportunidades para los cient�ficos j�venes fomentando un conjunto diverso de objetivos cient�ficos y concediendo inequ�vocamente el m�rito a los responsables de las principales reflexiones cient�ficas.
Si no hacemos estas cosas, podemos perder tanto los cerebros creativos como los instrumentos que necesita nuestro campo para conservar su efervescencia. La energ�a oscura es el flautista de Hamelin, que atrae a los astr�nomos desvi�ndolos de su propio terreno para seguir a los f�sicos de altas energ�as por el camino de la extinci�n profesional.
Simon White es director del Instituto Max Planck de Astrof�sica en Garching, Alemania. Una versi�n m�s extensa de este art�culo apareci� en la revista Reports on Progress in Physics. Traducci�n de News Clips
Publicado originalmente en El Pa�s (Espa�a)