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En cuanto al concepto de ciencia emp�rica y metaf�sica se limitaron a deslindar que la filosof�a no deb�a ocuparse por indagar en el conocimiento cient�fico sino en la estructura l�gica del lenguaje empleado. De tal modo que cuando se discutiera sobre la realidad se determinara a cu�l de las cinco tesis sobre ella nos estamos refiriendo o qu� conclusi�n admite el concepto de verdad cient�fica o de verdad metaf�sica y si la verdad acordada por mayor�a es raz�n suficiente para admitir o rechazar una conclusi�n determinada. Es decir, si la verdad en s� misma es el fin de la ciencia o se trata simplemente de un acuerdo transitorio que satisfaga las conjeturas o hip�tesis discutidas dentro de un inter�s com�n (el convencionalismo de Poincar�).

En palabras profanas, debemos admitir que para la ciencia las verdades son acuerdos de hoy y desencuentros de ma�ana. Pero para la metaf�sica, la verdad es sin�nimo de absoluta certeza. Que la verdad no es �nica ni permanente lo demuestra la historia del conocimiento cient�fico. La ley del flogisto o la teor�a de los humores de la antig�edad, hoy pertenecen al museo de la ciencia. La ley de la gravedad puede no ser cierta en una hipot�tica regi�n del universo o en otros universos posibles, como en el universo cu�ntico. Mientras no podamos demostrar o verificar universalmente esas hip�tesis debemos acordar que ese paradigma es v�lido hasta tanto no sea refutado en el futuro. As� sucedi� con la mec�nica cu�ntica de las part�culas subat�micas analizada desde la teor�a de la mec�nica newtoniana que rige a los astros.

La refutabilidad o falsaci�n de un sistema es lo que seg�n Popper divide las aguas entre ciencia y metaf�sica. A diferencia de la mec�nica cu�ntica en la metaf�sica la refutabilidad de una afirmaci�n no es compatible con el sistema, no se puede ser y no ser al mismo tiempo, ni tampoco ser creyente en Dios y a la vez ateo. En cambio en la ciencia en general la refutabilidad de una teor�a le da a �sta mayor o menor fuerza de certidumbre. Cuantas m�s refutaciones haya sorteado la teor�a, m�s cre�ble es y a la inversa, cuantas menos refutaciones resista o cuanto m�s d�biles sean estas, m�s fr�gil ser�.

La forma en que progresa el conocimiento cient�fico produjo en la segunda mitad del siglo pasado una extraordinaria controversia entre Popper y Khun. Mientras el primero admite que el conocimiento progresa por la refutaci�n de los paradigmas anteriores, Khun afirmaba que el conocimiento es revolucionario y cada nueva teor�a comprobada derroca a la anterior, es decir que el conocimiento no es acumulativo sino sustitutivo. Popper cre�a en cierto modo que las teor�as nuevas son ciertamente sustitutivas de las viejas, pero aquellas siempre tienen algo de las anteriores de tal modo que la figura de la ciencia como un enano parado sobre los hombros de un gigante no dista mucho de esa apreciaci�n.

Paul Feyeraband es un dif�cil fil�sofo epistem�logo tanto que es considerado como el anarquista del conocimiento, �l apoya la tesis antirracionalista de que todo conocimiento cient�fico es en realidad el producto de las limitaciones del entendimiento humano ya que llegado al l�mite no se avanza en las encrucijadas o en las trochas cerradas, ante estas, abrimos otro camino siguiendo nuevos m�todos o intuiciones y lo que es fundamental, siguiendo motivaciones preconcebidas que, consciente o inconscientemente, los cient�ficos tienen sobre el fin perseguido hasta lograr adecuarlo a ellas.

De all� que en t�rminos epistemol�gicos, es decir, de la teor�a de c�mo se llega a entender el conocimiento, lo que da sustento te�rico a los m�todos utilizados sea en realidad una gama de gradaciones (una amplia zona gris) sobre la comprensi�n y el funcionamiento del entendimiento, porque en definitiva, entender es conocer c�mo funciona y se expresa la mente humana en los l�mites de lo desconocido. Se ha dicho que toda invenci�n no es m�s que un descubrimiento elaborado ingeniosamente para explicarnos lo que deseamos saber, desde Dios a la teor�a de las cuerdas cu�nticas contenida en las complejas f�rmulas matem�ticas de Maldacena.

Para nosotros, aqu� abajo, en el mundanal ruido, nos basta con saber que una cosa se la conoce y se la entiende cuando la podemos explicar o reproducir. Espero que este art�culo haya cumplido su parte.

Publicado originalmente en PA Digital (Panam�)