�Qu� causa el odio? Charles Darwin dec�a que sus ra�ces estaban en la venganza y en la defensa de los intereses propios. �Si hemos sido o esperamos ser agredidos por alguien (�) ese alguien nos ser� desafecto; y el desafecto se convierte f�cilmente en odio�, dijo aquel cient�fico.
Erich Fromm coincide -esta vez desde la Psicolog�a- con la visi�n de Darwin: el odio surge como respuesta a la �amenaza (de alguien o de algo) a los intereses vitales de una persona�. Finalmente, Isaiah Berlin, el c�lebre historiador de las ideas, aseguraba que el origen de la xenofobia y de su suced�neo m�s terrible -el nacionalismo- est� en el sentimiento de humillaci�n que un grupo de personas pudiera sentir a causa de otro grupo de gente.
Seg�n parece, la capacidad de odiar forma parte de la condici�n humana y se alimenta de sus miedos m�s at�vicos y de sus pulsiones m�s primitivas. No de otra forma se puede uno explicar la agresi�n que un muchacho espa�ol perpetrara en d�as pasados a una joven ecuatoriana en el vag�n de un tren en Barcelona. Las im�genes del video nos estremecen por su crudeza y nos hacen reflexionar sobre la fragilidad de la cordura y sobre el enorme riesgo social que entra�a la violencia xen�foba.
El racismo -es decir el convencimiento de que hay grupos �tnicamente superiores a otros- es una noci�n relativamente nueva. Fue cultivado con fines pol�ticos a partir de las tesis nacionalistas de Johann Gottlieb Fichte a inicios del siglo XIX. La ascendencia com�n, la ocupaci�n de un territorio por largo tiempo, las tradiciones, recuerdos y costumbres fueron presentados por este pensador como elementos constitutivos de una naci�n.
Pero el auge inusitado de las migraciones, el creciente intercambio cultural y comercial entre los pa�ses y un mestizaje cada vez m�s intenso han quebrado por su base aquellas concepciones chauvinistas. Hoy por hoy, las naciones no se crean en torno a razas ni costumbres �nicas. Por el contrario, todas las sociedades modernas se precian de alimentarse de la riqueza �tnica y cultural que le aportan sus miembros provenientes de todas partes del mundo.
Si el odio es una posibilidad siempre presente en el ser humano, �qu� hacer para evitarlo? Vai-Lam Mui, economista de la Universidad de Hong Kong, ha demostrado que el rencor social se evita cuando la Constituci�n de un pa�s incluye fuertes protecciones a los derechos civiles y pol�ticos de las minor�as. Tales protecciones evitan que los pol�ticos instrumentalicen a esas minor�as y las conviertan en objetos o sujetos activos de odio social. Eso sucede en Venezuela, por ejemplo, un pa�s donde su Presidente ha fomentado la divisi�n apelando al recurso del odio.
La revoluci�n es un gran acicate del odio, porque ella depende de la polarizaci�n y del extremismo. Una sociedad dividida en torno a opciones contrapuestas es terreno f�rtil para el crecimiento de opciones "revolucionarias". En cambio, un sistema multipartidista que ofrezca una amplia diversidad ideol�gica no ofrecer� mayor incentivo para la confrontaci�n radical.
Es importante tener en cuenta esto, porque el odio social es econ�micamente costoso. Shleifer y otros economistas de Harvard han demostrado que la calidad de la gesti�n p�blica es menor en pa�ses con elevada divisi�n social. Esto, porque las decisiones de los gobernantes no se orientan al bien com�n, sino a favorecer o atacar a alguno de los grupos en conflicto.
Publicado originalmente en El Comercio (Ecuador)