El socialismo es contrario a la libertad individual y es un grave peligro para la humanidad, un nocivo error intelectual, y un ideario �ticamente inadmisible por ser contrario a la naturaleza humana. Es un ideal enga�oso, falso, absurdo, impracticable, destructivo, represivo e inhumano, que se presenta como salvador de la humanidad y que s�lo puede sobrevivir por culpa de la ignorancia, la demagogia y la falta de cr�tica racional. El socialismo presenta variantes esencialmente equivalentes (comunismo, colectivismo, comunitarismo, estatismo, marxismo, fascismo, nacionalsocialismo, intervencionismo, totalitarismo) y est� presente en todas las ideolog�as pol�ticas no liberales.
El socialismo disfruta de una falsa y absurda superioridad moral, aparentando ser bueno, noble, compasivo, solidario, altruista, servicial, progresista. El capitalismo es percibido de forma err�nea como malvado, criminal, ego�sta, insolidario. El socialismo provoca escasez, pobreza, abusos, tiran�a, ausencia de bienestar, falta de creatividad, perjudicando a todos los miembros de la sociedad, especialmente a quienes pretende defender, los m�s d�biles y necesitados. El socialismo pretende construir de forma coactiva un orden social artificial, dise�ado de forma irracional por pseudointelectuales y dirigido por un estado paternalista, presuntamente omnipotente y omnisciente.
El socialismo coloca a la sociedad y a la igualdad por encima de los individuos y su libertad. El colectivo abstracto e intangible es m�s importante que las personas concretas, lo que justifica todas las agresiones en nombre de la igualdad. El t�rmino socialismo es fraudulento, ya que es en realidad una ideolog�a antisocial. El socialismo tiende a convertirse en un poder absoluto que tiende a mantener a la sociedad en un estado de constante dependencia e inmadurez.
El socialismo econ�mico es una ideolog�a pseudocient�fica que propugna la direcci�n centralizada y dictatorial de la econom�a, tanto producci�n como distribuci�n, la propiedad colectiva de los medios de producci�n o bienes de capital, y el control del poder estatal por el proletariado. El socialismo es te�ricamente imposible, ya que en ausencia de propiedad privada no hay intercambios ni precios y no se puede producir el c�lculo econ�mico racional. El socialismo es irrealizable en la pr�ctica debido a las limitaciones cognitivas de todos los seres humanos: los planificadores no tienen acceso a la informaci�n necesaria ni pueden utilizarla para controlar eficientemente el sistema econ�mico, no conocen los deseos y capacidades de las personas, no saben qu� producir, ni en qu� cantidades ni qu� m�todos utilizar. El mercado libre es un orden social espont�neo, voluntario, no dise�ado y enormemente complejo, que funciona local y globalmente mediante enormes cantidades de informaci�n pr�ctica, t�cita, particular, local, no articulable, dispersa, impl�cita y variable. La producci�n y distribuci�n de bienes no es un simple problema de optimizaci�n en el que toda la informaci�n est� dada. Los ordenadores no sirven para resolver el problema del c�lculo econ�mico en el socialismo.
El c�lculo econ�mico es imposible sin propiedad privada y precios libres de mercado, y la gesti�n econ�mica socialista es irracional. La propiedad privada de los medios de producci�n es necesaria para la generaci�n de precios. El socialismo afirma que los medios de producci�n deben ser de propiedad estatal. Esto significa que los bienes de capital no pueden comprarse ni venderse, y por lo tanto no hay precios para ellos. Sin precios, no hay test de beneficios y p�rdidas, no hay contabilidad, no puede haber c�lculo econ�mico. Los defensores del socialismo son incapaces de explicar el funcionamiento adecuado de una econom�a planificada.
En sus versiones m�s moderadas de ingenier�a social el socialismo implica un c�rculo vicioso de intervencionismo sobre el mercado. Las intervenciones coactivas consiguen efectos contrarios a los pretendidos, creando o agravando problemas que a su vez dan lugar a nuevas intervenciones. El intervencionismo socialdem�crata es cualitativamente equivalente al socialismo, s�lo hay diferencias de grado. En el socialismo comunista el estado se apropia de los medios de producci�n (es omnicomprensivo); en el intervencionismo el estado limita coactivamente el libre uso de la propiedad privada y la funci�n empresarial (act�a por parcelas). El intervencionismo estatal s�lo puede causar da�os. La coacci�n estatal dificulta la generaci�n empresarial de informaci�n y el c�lculo econ�mico, produciendo importantes desajustes y descoordinaciones sociales. Las regulaciones econ�micas estatales son complejas y opacas, innecesarias e ineficientes, limitan las alternativas a los usos del capital y dificultan la creatividad empresarial.
El intervencionismo nunca puede alcanzar los fines que se propone: las medidas que recomienda resultan contrarias a su finalidad, empeoran en vez de mejorar; no logran alcanzar los fines perseguidos, sino que adem�s producen un estado de cosas menos satisfactorio (incluso para sus propios defensores) que las condiciones anteriores que presuntamente intentaban corregir. No es posible la existencia estable de un sistema intermedio de organizaci�n econ�mica de la sociedad, entre socialismo y capitalismo, con sus ventajas y sin sus inconvenientes. El socialismo no tiene ninguna ventaja y tiene todos los inconvenientes. Las intervenciones estatales consiguen lo opuesto de lo propuesto, crean problemas que provocan nuevas y mayores intervenciones igualmente fallidas que conducen gradualmente hacia la gesti�n centralizada y totalitaria de la econom�a. Los pol�ticos culpan al mercado, pero es el intervencionismo estatal el que causa la depresi�n econ�mica, el desempleo, la miseria.
Todos los intentos hist�ricos de implementaci�n del socialismo m�s o menos puro han fracasado, est�n fracasando y fracasar�n, pero sus testarudos defensores siempre encuentran alguna excusa, como la maldad de la naturaleza humana, para su exculpaci�n. En sus versiones m�s extremas el socialismo intenta un imposible, cambiar por la fuerza la naturaleza humana mediante deportaciones, asesinatos en masa y adoctrinamiento obligatorio. El socialismo no es simplemente un experimento fallido, es una utop�a impuesta violentamente, imposible de realizar y enormemente da�ina.
Publicado originalmente en Libertad Digital (Espa�a)