Encontrar (con o sin �xito) ropa que siente como un guante ya no es suficiente. La investigaci�n textil est� dispuesta a estirar, hasta niveles de ciencia-ficci�n, las utilidades de las prendas. Se abre la veda para trajes con propiedades cosm�ticas, antibacteriarianas, generadoras de electricidad o capaces de suministrar insulina a un diab�tico. �La idea final? Que el tejido textil deje de ser un simple guante y se convierta en una segunda piel que colabore con el organismo en todos los aspectos posible, hasta en librarse de las lavadoras, con telas que se limpian solas.
As� es c�mo lo ve Josep Valldeperas, director del Institut d"Investigaci� T�xtil y Cooperaci� Industrial (INTEXTER), centro de la Universitat Polit�cnica de Catalunya. En su opini�n, la raz�n de este nuevo rumbo del sector se debe a que los cient�ficos han llegado al l�mite de las posibilidades que ofrecen las fibras y filamentos textiles. Y es que los tejidos tecnol�gicos no son cosa del futuro: "Viscosa, poli�ster o las famosas medias de nylon, popularizadas en los a�os cincuenta, han surgido del laboratorio", apunta Valldeperas.
Tampoco son cosa del azar. Aunque parezca una disciplina menor, la investigaci�n textil ha dado mucho juego a compa�eras mejor valoradas. "Gracias al trabajo b�sico que fue necesario para crear fibras textiles, la qu�mica de pol�meros pudo desarrollar los pl�sticos. �Qui�n concibe la vida actual sin pl�sticos?", comenta el investigador.
Este sector tambi�n ha contribuido a la biotecnolog�a, la termodin�mica o la mec�nica de precisi�n. Basta con imaginar lo que tuvo que inventarse para mover todas las fibras que componen un jersey, con longitud y grosor menor a la de un cabello, sin que se enrolle o se rompa ni una sola. Hoy en d�a, en plena carrera por buscarle nuevas utilidades a las prendas, los cient�ficos prueban modificaciones internas en la fibras, tanto f�sicas como qu�micas. Tambi�n apuestan por la nanotecnolog�a, con la aplicaci�n de productos microencapsulados y la adici�n de nanopart�culas.
30 a�os sin licra
Para Valldeperas, ambos caminos est�n en sus inicios, pero prometen: "Seguramente, la investigaci�n nos deparar� resultados espectaculares, dif�ciles de predecir". A juzgar por la historia del sector, seguir los dictados de la moda no da muchas pistas sobre el futuro. El filamento de esta�o, m�s conocido como licra, marc� un antes y despu�s en la investigaci�n, pero su uso masivo se pospuso 30 a�os, "cuando estilos de vida y los tab�es sociales superaron la �poca de oscurantismo religioso-sexual posterior a la Segunda Guerra Mundial", aclara el investigador.
Predicciones aparte, la "segunda piel" sint�tica que imagina Valldeperas "tendr� que parecerse al ser humano en todos sus aspectos, entre ellos la biodegradabilidad y la sostenibilidad". Parecida posici�n mantiene Kate Fletcher, que acaba de publicar un libro sobre moda sostenible con la ONG Earthscan. En su opini�n, no es muy �til hablar de las bondades de las viejas fibras naturales frente a la maldad de las modernas sint�ticas. "Todas tienen impacto en el medio ambiente y en la sociedad". Por eso, expone, hay que valorar cada material seg�n su ciclo de vida, su capacidad de reciclaje o el contexto social y cultural de los pa�ses en los que se crea o existe. Con nuevas legislaciones, las multinacionales han comenzado a reorganizar sus negocios y desechar materiales contaminantes. Pero, seg�n Fletcher, normas como las de la Uni�n Europea van poco a poco. "El gran cambio ser� posible con leyes m�s progresistas".
Publicado originalmente en P�blico (Espa�a)