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Alimentaci�n y obesidad, d�o para la nutrigen�mica

La tendencia a aumentar de peso es principalmente una consecuencia de los avances tecnol�gicos en la alimentaci�n y a la menor necesidad de actividad f�sica, entre otros; actualmente es f�cil acumular m�s energ�a de la que se necesita.

Publicado: Sábado, 5/4/2008 - 9:44  | 7271 visitas.

Imagen: Ecuador Ciencia
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Sin embargo, todos somos testigos de que algunas personas tienen una mayor tendencia al sobrepeso y a la obesidad que otras, en base a su diversidad gen�tica y fisiol�gica y de ah� las diferencias en la acumulaci�n de grasa. A pesar de la complejidad del asunto, las recomendaciones nutricionales siguen siendo las mismas que hace d�cadas: b�sicamente comer menos y mejor, y hacer ejercicio frecuentemente; consumir mayormente frutas, hortalizas, cereales integrales, evitar la comida basura como refrescos y otros; y minimizar el consumo de alimentos procesados con altos contenidos de sal, az�car y aditivos.

El organismo tiende a mantener los niveles de glucosa entre ciertos valores; pero si esta concentraci�n aumenta en la sangre, las c�lulas del p�ncreas segregan m�s insulina, lo que genera que el tejido adiposo y el m�sculo capturen y quemen mayor cantidad de az�car. Los adipositos convierten en triglic�ridos el exceso de energ�a; si no hay disponibilidad de alimento y la insulina disminuye, los adipositos liberan los triglic�ridos al torrente circulatorio, llegan al h�gado y aqu� se metabolizan. Se considera que los mecanismos de regulaci�n del cuerpo humano se han desfasado m�s hacia la acumulaci�n de grasa que a su eliminaci�n; antes del nacimiento de la agricultura los seres humanos ten�an que caminar largas distancias para recolectar y cazar lo que necesitaban para alimentarse; con el desarrollo de la agricultura y de la tecnolog�a, el organismo, con un m�nimo o ning�n esfuerzo, tiene una gran disponibilidad de alimentos. Se estima que la evoluci�n pudo haber favorecido variaciones g�nicas para guardar m�s energ�a en lugar de gastarla.

Muchos de los pa�ses subdesarrollados se encuentran ahora en el peor de los mundos en t�rminos de alimentaci�n y obesidad; a medida que los ingresos per c�pita disminuyen, se incrementa la proporci�n de obesidad, y la explicaci�n es que los alimentos menos caros son ricos en grasas y az�cares y pobres en fibras y consecuentemente con una alta densidad cal�rica; por el contrario, los alimentos m�s caros basados en frutas y vegetales son ricos en fibra y agua lo que disminuye su densidad cal�rica. La globalizaci�n llev� tambi�n al tercer mundo los peores h�bitos alimenticios occidentales, y ha conducido a que ya se tengan m�s personas con sobrepeso, que hambrientas. En Latinoam�rica, uno de los factores que m�s contribuye a la obesidad es el consumo de bebidas altamente azucaradas; en M�xico se tiene ya el 70% de adultos en esta situaci�n. En cualquier caso, aun en los EU los efectos devastadores de la obesidad en los infantes har�n que la esperanza global de vida descienda en el corto plazo por primera vez en la historia reciente.

La obesidad incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares y muerte prematura. El tejido adiposo libera un gran n�mero de mediadores bioactivos que influyen no solamente en el peso corporal, sino tambi�n en la resistencia a la insulina (caracter�stica central de la diabetes tipo 2), as� como alteraciones en los l�pidos, presi�n sangu�nea, coagulaci�n, y otros. La leptina es una hormona producida por el tejido graso, y se encontr� que eliminaba grasa en ratones de laboratorio; pero en las personas obesas, que no presentan mutaciones g�nicas conocidas que expliquen su trastorno, el nivel de leptina es mayor que en las delgadas, lo que es contradictorio ya que se supone que la leptina es anorexig�nica (inductora de saciedad). Este descubrimiento llev� a la hip�tesis de que los individuos obesos podr�an presentar resistencia a la leptina; es decir, que la resistencia se producir�a cuando el sistema de regulaci�n energ�tica ignorara la se�al de la leptina de que existen abundantes reservas de grasa. Otra hormona es la adiponectina producida por los adipositos; circula por el torrente sangu�neo a concentraciones elevadas. En las personas obesas el nivel de esta hormona es inferior al normal y los ratones que carecen de ella son altamente gordos. Sin embargo, los papeles de estas dos hormonas todav�a requieren entenderse mejor. El a�o 2007 la revista Nature nos sorprendi� con un art�culo en el que se encontr� que dentro de los billones de microorganismos benignos que habitan nuestro cuerpo, las personas obesas tienen predominancia de bacterias fermicutes, mientras que en las delgadas dominan los bacteroidetes; lo interesante del asunto es que los microorganismos de los obesos tienen una mayor capacidad de extraer los nutrientes de los alimentos.

Con la secuenciaci�n del genoma humano en el a�o 2001 han nacido diversos campos del conocimiento y retos espectaculares. Ahora se sabe que la homolog�a del genoma entre diversos individuos es del 99.9%; pero este 0.1% de diferencia y la enorme variabilidad de la respuesta g�nica a factores ambientales como la dieta, entre otros, explican las innumerables diferencias del comportamiento humano. Estos elementos han se�alado el camino para el nacimiento de la nutrigen�mica o gen�mica nutricional; disciplina que se est� concentrando en el estudio de c�mo los compuestos que se encuentran en los alimentos alteran o modifican la expresi�n de la informaci�n gen�tica en cada individuo. Desde tiempos inmemoriales se ha observado que hay individuos o poblaciones que responden en forma diferente al consumo de cierto tipo de dieta, ya que en casos espec�ficos el consumo de una dieta definida ocasiona alguna enfermedad cr�nica o comportamiento singular, lo que no ocurre en otros individuos o poblaciones; el ejemplo m�s obvio de la importancia del ambiente sobre el comportamiento de los seres humanos es el incremento incesante de la obesidad y sus efectos sobre la salud personal y sobre los propios sistemas de salud de las naciones. Esta reacci�n o carencia de la misma se debe a diferencias g�nicas; genes que se prenden o se apagan seg�n sea el caso.

En una visita introductoria a la nutrigen�mica podr�a ser interesante se�alar como ejemplo que el gen de la metilentrahidrofolato reductasa (MTHFR) codifica para una enzima que reduce el metilentetrahidrofolato, pero si esta enzima se inhibe se genera un incremento de homociste�na en la sangre que aumenta el riesgo de trombosis. Para ser m�s concretos hay que se�alar que en una posici�n dada del gen descrito del genoma humano se puede producir en algunos individuos una variaci�n espec�fica de un solo nucle�tido o SNP (single nucleotide polymorphism), lo que implica el cambio de la base nucleot�dica C por la base T y que a su vez conlleva al cambio del amino�cido alanina por valina en la prote�na correspondiente; se genera as� una enzima termol�bil con menor actividad y por ello se incrementa la concentraci�n de homociste�na y los riesgos de afectaci�n cardiovascular. Ahora tambi�n se sabe que la intolerancia a una prote�na de la familia de las gliadinas de trigo (enfermedad cel�aca), se debe primordialmente a una variaci�n determinada de un solo nucle�tido o SNP en una posici�n espec�fica del genoma humano. En otra oportunidad podr�amos analizar m�s ampliamente otros aspectos de la nutrigen�mica.

En breve, el gran objetivo es generar una nutrici�n personalizada basada en las caracter�sticas gen�ticas individuales, y complementada con los efectos ambientales y tipo de dieta. Los efectos negativos de la obesidad lo ameritan. El reto es enorme, pero los avances de las tecnolog�as �micas (transcript�mica, prote�mica, metabol�mica) y de otras ciencias emergentes y no, y las poderosas herramientas de la bioinform�tica, ayudar�n en esta tarea.

Publicado originalmente en La Cronica (M�xico)

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