La semana pasada, la revista Time ofrec�a en su portada la fotograf�a ic�nica del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos izando la bandera en Iwo Jima. Pero con una diferencia: la bandera hab�a sido reemplazada por un �rbol. El director editorial de Time, Rick Stengel, estaba muy agradecido a los tipos de grafismo por inventar esta agradable imagen y en todas las mesitas de caf� se hablaba de este ingenioso retoque visual de lo que �l califica como el mayor desaf�o al que se enfrenta la humanidad: "C�mo ganar la guerra contra el calentamiento global".
�Por d�nde empezar? Durante los 10 �ltimos a�os, en realidad no nos hemos estado calentando sino enfriando ligeramente, lo cual es el motivo de que los eco-guerreros hayan adoptado el apelativo polivalente para meter miedo de "cambio clim�tico". Pero asumamos que los editores de Time no se est�n refiriendo al siglo en el que vivimos, sino al anterior, donde tuvo lugar un incremento mensurable de la temperatura de alrededor de un grado. De eso trata "la guerra": un grado.
Si la izada del �rbol es Iwo Jima, un aumento de un grado no es exactamente Pearl Harbor. Pero el General Stengel quiere involucrarnos en una guerra preventiva. Los editores de Time ser�an los primeros en deplorar tal militarismo aplicado, digamos, el programa nuclear de Ir�n, pero apropiarse del lenguaje de la guerra para todo lo que no sea la guerra real se ha convertido en el h�bito de la opini�n progresista.
De manera que ci��monos al �rbol. En mis dominios de New Hampshire, tenemos m�s �rboles que hace 100 � 200 a�os. Mi ciudad est� forestada en m�s de un 90 por ciento. Unos cuantos �rboles m�s y tendr�a que ir de liana en liana para hacerme con mi ejemplar de la revista Time que poner sobre la mesa del caf�. Lo mismo en Vermont, donde no hace mucho en St Albans me encontr� atascado detr�s de un partidario de Hillary conduciendo una cafetera ecol�gica mostrando la pegatina "TO SAVE A TREE REMOVE A BUSH". Muy ingenioso. Y a�n m�s ingenioso cuando se considera que en ese margen de la autopista 7 no hay nada que ver al norte, sur, este y oeste excepto arces, abetos, abedules, pinos y lo que pida. Se mire por donde se mire, por �rboles en Vermont no ser�.
As� que, �d�nde quieren plantar su �rbol los Generales en la revista Time exactamente? Presumiblemente, al igual que en Iwo Jima, en suelo extranjero. Son todos estos tipos del Tercer Mundo haciendo el mico con sus selvas tropicales los que se niegan a compartir el sofisticado respeto Euro-americano al �rbol. En la iconograf�a de Time, el �rbol es la bandera y es una ense�a del eco-colonialismo.
�Y en qu� isla perdida ha sido plantado? En Hait�, el Primer Ministro Jacques Eduard Alexis fue relevado del cargo el 12 de abril. En cuanto a que la historia no le recordar� en absoluto, podr�a tener la distinci�n de ser el primer jefe de estado en ser v�ctima del "calentamiento global" -- o, en cualquier momento, la "guerra contra el calentamiento global" por la que la revista Time se siente patri�tica. Al menos cinco personas han sido asesinadas en disturbios por comida en Port-au-Prince. Los precios se han disparado un 40 por ciento desde el pasado verano y, como informaba Deroy Murdock, algunos ciudadanos est�n subsistiendo ahora a base de galletas fabricadas a partir de sal, aceite vegetal y (mmmm) desechos. Galletas basura: nutritivas, sabrosas y �baratas? Bueno, una de cada tres no est� mal.
Al contrario que "el calentamiento global", los disturbios por comida son un fen�meno a escala planetaria, desde Indonesia a Pakist�n pasando por Costa de Marfil y los episodios violentos por tortillas en M�xico y hasta manifestaciones de pasta en Italia.
�Qu� sucedi�?
Bien, los gobiernos occidentales escucharon a los eco-guerreros e introdujeron en vigor algunas de las "medidas de tiempos de guerra" a las que ellos han venido instando. La Uni�n Europea decretaba que el 5,75 por ciento de la gasolina y diesel tiene que proceder de "biocombustibles" antes de 2010, alcanzando el 10 por ciento para 2020. Estados Unidos incrementaba su subsidio al etanol de 51 centavos el gal�n promulgando un incremento qu�ntuplo en la producci�n de "biocombustibles" antes de 2022.
El resultado es que el Gran Gobierno logr� de un golpe lo que el libre mercado nunca podr�a haber logrado: convirti� el suministro de comida en un subsidiario de la industria energ�tica. Cuando desv�as el 28 por ciento del grano americano a la producci�n de combustibles y artificialmente lo haces m�s valioso como combustible que como comida, �por qu� sorprenderse de que de pronto tengas menos para comer? O, siendo m�s precisos, no es "usted" el que tienen menos para comer, sino esos campesinos hambrientos de pa�ses distantes por los que usted afirma preocuparse tanto.
Ah� queda eso. En el gran esquema de las cosas, unos cuantos nativos muertos de inanici�n con vientres dilatados son un peque�o precio a pagar por salvar el planeta, �correcto? Excepto porque convertir comida en combustible al planeta no le sirve de nada para empezar. Ese �rbol que los Marines norteamericanos est�n izando en Iwo Jima probablemente ser�a talado para abrir espacio destinado a un campo de producci�n de ma�z para etanol: los investigadores de Princeton calculan que hasta la fecha, la "deuda de carbono" generada por el arbolicidio de los biocombustibles precisar� de 167 a�os para amortizarse.
El desastre de los biocombustibles es fanatismo del calentamiento global condensado: las primeras v�ctimas del ecologismo farisaico siempre ser�n los pa�ses en desarrollo. Para que usted pueda echar biocombustible en su Prius y sentirse bien consigo mismo sin ning�n motivo, gente de carne y hueso en lugares distantes tendr� que pasar hambre hasta morir de inanici�n. El 15 de abril, The Independent, el rotativo brit�nico impecablemente progresista, editorializaba:
"La producci�n de biocombustible est� devastando enormes franjas de medio ambiente del mundo. As� que, �por qu� demonios el Gobierno nos est� obligando a consumir m�s?"
�Quiere The Independent la respuesta corta? Porque el gobierno cometi� el error de escuchar a la gente como The Independent. He aqu� al mismo Independent que viste y calza en noviembre de 2005:
"Por fin, alguna se�al refrescante de pensamiento inteligente en materia de cambio clim�tico sale de Whitehall. El Ministro de Medio Ambiente, Elliot Morley, daba a conocer hoy en una entrevista con este peri�dico que el Gobierno est� elaborando planes para imponer "obligaciones de biocombustibles" a las petroleras... esto tiene el potencial de ser la mayor innovaci�n verde del mercado petrolero brit�nico desde la introducci�n de la gasolina sin plomo..."
Etc. No son los militaristas del movimiento ecologista los que van a cosechar lo que afirman que hay que plantar, pero a nosotros no nos deber�a caber duda de a qui�n echar la culpa -- a los activistas tir�nicos y sus animadoras medi�ticas y a los pol�ticos veletas que insisten en que "la ciencia est� decidida" y que aquellos que cuestionan si existe o no alguna crisis son (seg�n la designaci�n del llamativamente orondo Al Gore) "revisionistas". Cada uno de los tres candidatos presidenciales ha bebido el Tang-etanol y est� comprometido con soluciones del Gran Gobierno.
Pero como confirma el giro de The Independent, tan en redondo que derrapa, los eco-santurrones no guardan ninguna relaci�n con la consistencia. Los pol�ticos que navegan seg�n sopla el viento no deber�an sorprenderse al descubrir que la suave brisa procede de la turbina de los medios y que acaba de cortarles las alas.
Independientemente de si tiene lugar un calentamiento global muy ligero o un enfriamiento global muy ligero, no hay necesidad de una "guerra" contra ninguna de las dos cosas, y ninguna de dejar suelta a una plaga de eco-langostas sobre el suministro de comida. As� que, �por qu� sorprenderse de que las soluciones totalitarias a problemas m�ticos acaben provocando una devastaci�n real? En cuanto al �rbol de Time, que lo planten cuanto antes: ayudar� a ocultar la visi�n de campesinos hambrientos hasta donde se pierde la vista.
Publicado originalmente en El Diario Exterior