Un gran terremoto sumergi� en el Mediterr�neo Canopo, Heraclion y el puerto de Alejandr�a en el siglo VIII. Despu�s de pasar 1.200 a�os bajo el mar, los tesoros de Egipto salen por fin a la superficie y tras hacer escala en Berl�n, Bonn y Par�s, por fin llegan a Madrid, m�s concretamente al antiguo matadero de Legazpi, donde se pueden admirar desde el pasado 16 de abril y hasta el 28 de septiembre.
Ese gran terremoto no fue el �nico responsable de la cat�strofe; numerosos se�smos, en ocasiones asociados a maremotos, hab�an sacudido ya la regi�n en siglos anteriores. Adem�s, el suelo arcilloso se fue hundiendo debido a la licuefacci�n del terreno, especialmente en los lugares en los que hab�an sido construidos monumentos pesados. No se sabe a ciencia cierta si fue una inundaci�n del Nilo o un maremoto el culpable del exceso de peso que provoc� el hundimiento definitivo de esta zona costera de unos 5 o 6 metros, que se uni� a la elevaci�n del nivel del mar de un metro y medio desde la Antig�edad hasta nuestros d�as.
Los tesoros sumergidos permanecieron en el fondo del mar, cubiertos y protegidos por los sedimentos llevados por el Nilo hasta que, doce siglos despu�s de la cat�strofe, en 1992, el Instituto Europeo de Arqueolog�a Submarina (IEASM) comenz� a realizar excavaciones bajo la supervisi�n de su fundador, Franck Goddio, conjuntamente con el Consejo Superior de Antig�edades de Egipto. Los descubrimientos realizados por el arque�logo franc�s son asombrosos y las cerca de 500 piezas que componen la exposici�n son s�lo una m�nima parte del total, pero a�n as�, revelan quince siglos de historia desde el siglo VII antes de Cristo, hasta el siglo VIII de nuestra era.
Estatuas de dioses, esfinges, cer�mica, joyer�a, monedas y art�culos de la vida diaria nos trasladan a una �poca singular en la que Egipto entr� en contacto con las culturas mediterr�neas de Grecia, Roma y Bizancio. Todo ello sacado a la luz gracias la pasi�n y a la disciplina de unos arque�logos submarinos a cuyo trabajo rinde tambi�n homenaje esta magn�fica exposici�n.
Un proceso complicado
Los �xitos de Goddio no se deben en absoluto a la casualidad. Su trabajo en la b�squeda de hallazgos arqueol�gicos sumergidos ha sido respaldado por sofisticados m�todos de investigaci�n y exploraci�n como los instrumentos de detecci�n mediante resonancia nuclear y por equipos de especialistas del IEASM.
En el caso de los tesoros sumergidos de Egipto la primera fase de la investigaci�n fue bibliogr�fica, consultando libros antiguos que confirmaron hip�tesis acerca de la existencia de ciudades perdidas como la antigua Alejandr�a, Canopo o Heraclion. Sin embargo, a�n faltaba lo m�s dif�cil, localizarlas. Para ello se pas� al proceso m�s largo y tedioso de todos los realizados por el IEASM, la prospecci�n in situ de forma sistem�tica, mediante sondas y s�nares.
Tras cartografiar las zonas relevantes, se pas� a la fase de interpretaci�n de los datos obtenidos. Pero en cualquier caso, las interpretaciones s�lo eran hip�tesis, cuya verificaci�n comenz� con la primera campa�a de excavaci�n. Un trabajo similar al que se realiza en superficie, pero m�s complejo y caro a�n y que se ha venido repitiendo dos veces al a�o (en primavera y en oto�o, cuando las condiciones clim�ticas son m�s favorables para la excavaci�n submarina) desde 1996.
El hallazgo de objetos era inevitable pero era tan s�lo el principio, puesto que a�n hab�a que subirlos a la superficie, lo que implicaba un gran peligro. Y es que durante su inmersi�n, los objetos estaban protegidos pero una vez expuestos al aire tuvieron que ser desalinizados para evitar las transformaciones qu�micas, consecuencia de su cambio de estado. Un proceso complej�simo, que a la vista de los resultados ha merecido la pena.
Publicado originalmente en El Tel�grafo (Espa�a)