�Dios cre� al hombre o el hombre cre� a Dios? La vieja disputa decimon�nica vuelve, quiz� por el renovado impulso del laicismo y reforzada por la publicaci�n de una carta de Einstein, hasta ahora desconocida, en la que considera que la religi�n es una superstici�n infantil. Vuelve la pol�mica, se habla de la part�cula de Dios, de la f�rmula de Dios y rebrota la end�mica disputa entre ciencia y fe, caso particular de la guerra entre raz�n y fe. Dos destacados cient�ficos asturianos, el f�sico Antonio Fern�ndez-Ra�ada y el matem�tico Jos� �ngel Rodr�guez M�ndez abordan en esta p�gina el debate.
Por su parte, Jos� �ngel Rodr�guez M�ndez, catedr�tico de Matem�ticas de la Universidad de Oviedo, considera que �la religi�n, las matem�ticas y la ciencia en general son cosas esencialmente inmiscibles, s�lo se mezclan en la mente de cada uno de nosotros. Desde luego, por nuestra propia educaci�n hist�rica, cualquiera de nosotros est� en condiciones de hacer reflexiones sobre la idea de Dios y las har� de un modo muy personal, fruto principalmente de sus necesidades an�micas�.
En cuanto a la llamada part�cula de Dios, el catedr�tico asturiano explica que �la gente que trabaja en part�culas elementales es muy reduccionista. Cree que a partir de ah� pueden reconstruir todas las leyes del universo. El modelo estandar est� incompleto. Falta el origen de la masa. Se ha propuesto que la masa dependa de la part�cula de Higgs. Si es as�, cerrar�a el modelo y tendr�amos una teor�a completa. De ah� se deducir�a todo, ser�a la part�cula de Dios porque todo se basar�a en esa part�cula. Pero insisto en un modelo reduccionista� y el nombre solo literario.
�Estas ideas no se corresponden con la interpretaci�n simple de esa carta que acaban de publicar�, afirma Ra�ada, �cre�a que ciencia y religi�n no eran incompatibles. Se enfadaba si le consideraban ateo. Criticaba a los ateos fan�ticos que eran como los fan�ticos religiosos, dec�a�.
Ra�ada comenta que �Einstein ve tres estadios: la religi�n del miedo, que es la de los primitivos ante las fuerzas de la naturaleza; la religi�n del amor, que se corresponde con el Antiguo y el Nuevo Testamento, y la tercera, que le parece la m�s perfecta, el sentimiento c�smico religioso, que se ve en la armon�a de la naturaleza. Lo considera dif�cil de explicar a quien no lo tiene y lo ve en los salmos de David y en el budismo. Pone como ejemplos a San Francisco de As�s, Espinosa y Dem�crito�.
Antonio Fern�ndez-Ra�ada, catedr�tico de F�sica de la Universidad Complutense de Madrid, considera que �Einstein era una persona absolutamente especial, hac�a las cosas siempre de forma distinta a los dem�s. A veces se equivocaba, como con la mec�nica cu�ntica. Pero hasta sus errores dieron paso a ideas muy interesantes�. Como a�ade, �para Einstein la religi�n era muy importante, pero ten�a una visi�n distinta a la de muchos. En 1929 le preguntaron si era religioso y respondi� diciendo "s�, soy muy religioso, al intentar llegar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza encontramos que detr�s de las relaciones causales discernibles queda algo sutil, intangible e inexplicable, mi religi�n es venerar esas fuerzas que est�n m�s all� de lo que podemos comprender. En ese sentido soy religioso". Adoraba el universo y las leyes de la f�sica, que le inspiraban un sentimiento religioso parecido al pante�sta, aunque rechaza ese t�rmino por emocional. Lo suyo, dec�a era racional�.
Oviedo, J. N.
Rodr�guez M�ndez afirma que �en el momento actual vivo muy al margen de todo tipo de religiosidad convencional, tal vez porque, afortunadamente, estoy de momento al margen del sufrimiento y disfruto de cierto sosiego. Como me dec�a un amigo y colega la pasada semana: la falta de ruido interno�. En cuanto al debate en s� mismo, le parece �muy acertado el esquema del binomio peligro-miedo del mundo animal, al juntarse con la consciencia del yo en los humanos, se inicia la b�squeda del conocimiento. Pero ese conocimiento a modo de feedback nos lleva de nuevo ante la realidad adelantada de la muerte y hay que resolver el nuevo miedo con nuevas estrategias. Ya no se puede correr para huir del peligro. El peligro es inevitable�.
Como a�ade �yo no niego, por lo tanto, la posibilidad de que la evoluci�n de mi cerebro me lleve a invocar cuestiones de la infancia y con la edad llegue a disfrutar de cierto misticismo que durante la infancia fue causa de placer y angustia. Espero que esta �ltima no vuelva. De momento, desde el m�s estricto pronunciamiento racional dir�a que estoy en una etapa agn�stica. Entiendo que la existencia de algo que no se sostiene en atributos materiales no se puede probar ni refutar con la ciencia. El m�todo cient�fico no puede resolver de modo absoluto estas cuestiones, ni otras que se dan por resueltas, como es el propio origen del universo�.
El catedr�tico asturiano considera que, si consigue ordenar bien las ideas al respecto, �podr� explicar por qu� mi agnosticismo afecta tambi�n al alcance del m�todo cient�fico. Tiene que ver con el indeterminismo cient�fico que parte del divorcio entre teor�a y realidad, entre modelar y medir. Esta postura tiene mucho que ver con el campo de mi trabajo: los sistemas din�micos y la naturaleza del caos. En la actualidad, a la ciencia se le concede una potestad a veces desorbitada que puede conducirnos a lamentables situaciones irreversibles�.
Rodr�guez M�ndez afirma que �se comprende esta situaci�n por los grandes logros que nos ha aportado. Ciertamente ha generado verdaderas utop�as: extender un dedo y crear la luz, por ejemplo. Pero me preocupa sobre manera el gran poder: el de la destrucci�n planetaria a trav�s de la energ�a nuclear. Todo esto ha conferido a la ciencia cierta religiosidad, un seguimiento a ultranza. Sin embargo, el m�todo cient�fico, que en su gran medida est� al servicio de comprender y predecir los procesos, es imperfecto. La predicci�n es limitada. La abundancia de din�micas expansivas incrementa exponencialmente los errores incluso en din�micas bien confinadas. Este drama nos tiene que hacer humildes frente a la complejidad del Universo. Entender lo cotidiano, lo concreto, lo acotado con notable finura ya es tarea de gigantes�.
�Einstein cre�a que ciencia y religi�n no eran incompatibles, se enfadaba si le consideraban ateo, criticaba a los ateos fan�ticos�
Antonio Fern�ndez-Ra�ada
�Me preocupa el gran poder: la destrucci�n planetaria por la energ�a nuclear. Se le ha conferido a la ciencia cierta religiosidad�
Jos� �ngel Rodr�guez M�ndez
Publicado originalmente en La Nueva Espa�a