Se llama resveratrol y, aunque cueste pronunciarlo, este compuesto antioxidante empieza a estar en boca de todos por sus efectos antienvejecimiento. Los �ltimos en comprobar sus bondades rejuvenecedoras han sido unos investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU). En un estudio con ratones han observado que bajas dosis de esta sustancia protegen el coraz�n de los trastornos propios de la edad.
"�C�mo es posible que los franceses, con una dieta rica en grasas saturadas, mantengan sus corazones sanos y muestren una incidencia mucho menor de enfermedades cardiacas que los estadounidenses?", se preguntaban los cient�ficos. La respuesta la han encontrado en el vino tinto. Los franceses, al igual que los espa�oles, suelen acompa�ar sus comidas con un vaso de vino y es esta bebida, que contiene resveratrol, la que protege su organismo de algunas de las consecuencias perjudiciales del envejecimiento, seg�n publican en la revista "PLoS One".
Los autores comprobaron la acci�n del resveratrol en ratones de mediana edad. A algunos de ellos los alimentaron con una dieta normal, a otros con una dieta de restricci�n cal�rica �con un 20% o 30% menos calor�as que una dieta normal y que en investigaciones previas ha demostrado ser eficaz a la hora de prevenir los da�os que provoca envejecer- y a otros les dieron un suplemento con baja dosis de resveratrol, una sustancia presente en las uvas y en los productos derivados como el vino.
Como a medida que se cumplen a�os la expresi�n de los genes var�a y se altera, los investigadores se fijaron en estos perfiles gen�ticos para ver la influencia del resveratrol. En concreto, se centraron en los cambios ocurridos en el coraz�n, los m�sculos y el cerebro.
De esta forma, observaron que en el coraz�n hay al menos 1.029 genes que cambian con el paso del tiempo y reducen la funci�n cardiaca. Pues bien, si la dieta de restricci�n cal�rica reduce un 90% de estas alteraciones y previene el envejecimiento del coraz�n, el resveratrol no s�lo no se queda atr�s, sino que va incluso un paso por delante al evitar el 92% de los cambios. En aquellos ratones que tomaron la dieta normal no se observ� ninguno de estos efectos.
Gran impacto en la salud p�blica
"Nuestro trabajo pone de manifiesto que introducir un vaso de vino o un suplemento de resveratrol en la dieta a partir de la mediana edad es tan eficaz para evitar los da�os del envejecimiento en el coraz�n como llevar una alimentaci�n con restricciones en la ingesta de grasas y calor�as", apuntan los investigadores.
Dado que muchas de las enfermedades de las personas mayores est�n relacionadas con el propio proceso de envejecimiento, "este hallazgo podr�a tener un gran impacto en la salud p�blica, al disminuir la incidencia de algunos trastornos coronarios y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos", a�aden.
Respecto a los efectos del resveratrol en el tejido muscular y el cerebro no fueron tan llamativos como en el caso del coraz�n, pero tambi�n ayuda a mantenerlos en forma. En el caso del tejido muscular, tanto el compuesto antioxidante del vino como la dieta de restricci�n cal�rica previenen el 26% de las alteraciones gen�ticas que favorecen el envejecimiento, mientras que en el caso del cerebro los porcentajes son del 13% y el 19%, respectivamente. A diferencia de la dieta restrictiva, el resveratrol no contribuye a una p�rdida de peso.
Trabajos anteriores hab�an indicado que altas dosis de resveratrol pod�an alargar la esperanza de vida y reducir la mortalidad prematura en algunos invertebrados. Sin embargo, "hemos visto que el efecto positivo de esta sustancia es mucho mayor incluso a bajas dosis de lo que cre�amos", destaca Tomas Prolla, profesor de gen�tica y uno de los autores del estudio.
Los investigadores piden que se realicen m�s ensayos cl�nicos para confirmar la importancia de estos descubrimientos. "La enfermedad cardiaca relacionada con el envejecimiento es una de las causas de muerte m�s com�n entre las personas de avanzada edad, por lo que este hallazgo podr�a generar una importante y nueva aproximaci�n para mejorar la calidad de vida de estos individuos", concluyen.
Publicado originalmente en El Mundo (Espa�a)