Pocos temas suscitan las tormentas apasionadas que la sola mezcla de �genes� y �conducta social�. La gente no quiere ni o�r. As� que me adelanto: el �ltimo n�mero de Science trae una secci�n especial titulada: Gen�tica de la conducta. Y NO dice que haya un gen que nos haga secuestradores y otro hermanas de la caridad. La Introducci�n, �De los genes a la conducta social� es un formidable esfuerzo de resumen por Barbara Jasny, Katrina Kelner y Elizabeth Pennisi.
Comienzan por curarse en salud: �Nuestros genes no nos encierran a formas de actuar; m�s bien, las influencias gen�ticas son complicadas y mutables y son s�lo uno de muchos factores que afectan la conducta�. El Editorial de la revista, firmado por Story Landis y Thomas Insel, se�ala que la secci�n especial se enfoca �al �rea emergente de la neurogen�tica: el esfuerzo por unir gen�mica y conducta�. Se llama gen�mica al estudio del genoma completo, y el genoma es el conjunto de los genes de un organismo. Y tambi�n adelantan un caveat: �A todos nos preocupa que la gen�mica pueda conducir a explicaciones "simples" de conductas complejas, incluso la nuestra. El poder de la gen�mica se ha revelado ya en nuevas luces sobre la enfermedad y el desarrollo humanos. As� pues, �qu� lecciones nos ense�a este nuevo campo en cuanto a la conducta, y qu� podemos esperar de la pr�xima d�cada?�
N�tese la gran cantidad de salvedades, cautela, reserva y circunspecci�n ante la inminencia de los gritos y sombrerazos por estallar en las escuelas de sociolog�a y otras inutilidades que seguimos pagando.
El editorial de Science explica que los genes s�lo codifican la producci�n de prote�nas (y no ego�smos ni car�cter de secuestrador), pero esas prote�nas �dirigen la formaci�n de circuitos neurales complejos que, a su vez, son los sustratos reales de la conducta, en cuanto estos circuitos responden a est�mulos internos y externos.� As� es, a menos que creamos en el dualismo religioso para el que somos alma y cuerpo, y el alma comanda lo que el cuerpo hace (pero nadie sabe c�mo), debemos aceptar que no hay m�s sustrato de la conducta que el cerebro y �ste se forma a partir de un genoma particular.
Por a�os la biolog�a rechaz� como err�nea toda suposici�n que implicara herencia de conductas adquiridas. Pero es un hecho que las conductas evolucionan y se transmiten no s�lo por aprendizaje, sino por modificaci�n de v�as neurales que derivan en la evoluci�n de conductas sociales, como plantea Robinson en la p�gina 896; o que oxitocina y vasopresina regulan la cognici�n y la conducta reproductiva en muchas especies (Donaldson y Young, p. 900).
En nota aparte, Elizabeth Pennisi observa que una regi�n del cromosoma 17, con un complejo patr�n evolutivo en humanos y otros primates, se asocia a varios des�rdenes de la conducta, entre ellos retardo mental, dificultades para el aprendizaje y demencias.
La gen�tica, dicen las autoras, puede explicar por qu� los individuos respondemos de formas tan diferentes ante circunstancias id�nticas, ante los mismos est�mulos. No s�lo la historia previa influye, sino la diversidad en las v�as neurales y, en suma, los genes que se activan o desactivan. Trabajos recientes muestran que la informaci�n social percibida (por ejemplo se�ales de dominaci�n) �puede por s� misma alterar la expresi�n gen�tica en el cerebro, con efectos posteriores en la fisiolog�a y la conducta�, se�alan Robinson y colaboradores.
En la famosa mosquita de la fruta, la Drosophila imprescindible en gen�tica, se han descubierto genes que al ser borrados alteran la conducta. �Esto a su vez ha permitido la disecci�n de circuitos neurales que controlan conductas esenciales. Una de las mejor entendidas es la actividad social necesaria para la reproducci�n.� Estos an�lisis han tra�do a la luz conductas de otra clase, como las guiadas por nuestros relojes internos, los ritmos circadianos.
Por supuesto, los humanos somos mucho m�s complejos en nuestra conducta social. Para empezar, mostramos menos estereotipos en las respuestas. S�, s� nadie lo duda. Pero Robinson, Fernald y Clayton se preguntan �qu� genes y secuencias reguladoras contribuyen a la organizaci�n y funcionamiento de los circuitos neurales y v�as moleculares que soportan, en el cerebro, la conducta social.�
En �Biolog�a, pol�tica y la emergente ciencia de la naturaleza humana�, James Fowler y Darren Schreiber plantean: �En los �ltimos 50 a�os, los bi�logos han aprendido mucho acerca del funcionamiento del cerebro humano y sus bases gen�ticas. Al mismo tiempo, la ciencia pol�tica ha estudiado de forma intensiva el efecto del medio social e institucional.� El trabajo conjunto de la gen�tica y la neurobiolog�a, aplicadas a la pol�tica, dar�n luz acerca de c�mo elegimos nuestros l�deres.
�Algunos creen que la psicolog�a es la �ltima frontera del an�lisis gen�tico. Esta secci�n especial nos provee de muestras acerca de nuestras primeras exploraciones.�
Publicado originalmente en Milenio (M�xico)