Mientras m�s conocemos sobre nuestro ADN, m�s reconocemos nuestro desconocimiento. Este parece ser el lema del genetista moderno que se encuentra ahora frente a un genoma que una vez pens� conocer y a genes que resultan ser una minor�a dentro de la famosa h�lice en los cromosomas.
As� es, cien a�os desde que el genetista dan�s Wilhelm Johanssen le llamara gen a eso que heredamos de nuestros padres y todav�a continuamos descubriendo novedades en la base de nuestra biolog�a.
Y no es para menos, millones de a�os de evoluci�n han producido un complejo equipo biol�gico que hoy nos hacen lo que somos, la especie dominante sobre el planeta.
Al principio era m�s simple. Genes que producen prote�nas, genes que heredamos de nuestros padres y nos otorgan ciertas caracter�sticas o nos desfavorecen con enfermedades, genes con funciones exactas. Pero la historia se ha transfigurado en algo mucho m�s complejo, como todas las buenas historias.
El genoma, dicen los investigadores, es mucho m�s que los genes, de hecho, estas unidades de ADN son la minor�a en este conglomerado de otros qu�micos, como los ARN y mol�culas que parecen tener funciones tan espec�ficas como las que sol�amos otorgar a los genes.
�Los cient�ficos, para la mitad de la d�cada de los sesenta, ya ten�an una definici�n clara de lo que era un gen, una unidad de ADN encargada de codificar las instrucciones para manufacturar prote�nas, adem�s, era tambi�n la unidad fundamental de la herencia�, escribi� Zimmer en el peri�dico neoyorquino.
Sin embargo, estudios con gemelos id�nticos, los clones de las naturaleza, cuyos resultados hemos publicado aqu� en Ciencia, descubrieron que estos hermanos no son tan id�nticos.
M�s a�n, estas diferencias no se deben precisamente a sus genes sino a otras mol�culas que tambi�n habitan en nuestros genomas.
De nuevas investigaciones surgieron m�s excepciones a la precisa definici�n del gen y los conceptos que tenemos en la actualidad sobre el genoma ya no son tan claros ni simples.
Hay mucho m�s all� dentro que desconocemos.
El siglo XXI trajo consigo la decodificaci�n del genoma pero con las revelaciones llegaron m�s complejidades.
Los investigadores lograron marcar todos esos genes que codifican prote�nas pero un 98.8 por ciento del genoma qued� sin explorar, desde entonces, otro nuevo mapa gen�tico ha comenzado a surgir, con nuevos inquilinos y definiciones.
Segundo canal de herencia
No todo lo que heredas viene de los genes de tus padres.
De hecho, muchas de estas diferencias son adquiridas debido a mol�culas en el genoma que no tienen que ver con las unidades gen�ticas que tanto conocemos.
Ciertamente, elaborados estudios gen�ticos al respecto, han reflejado resultados similares tanto en genomas de plantas como de seres humanos.
Los organismos pueden heredar los mismos genes de sus padres pero las diferencias en ciertas caracter�sticas llegan como resultado de otros qu�micos, como los grupos met�licos.
Son las conocidas marcas epigen�ticas, esenciales para que las c�lulas tomen su forma corporal final.
�Una vez las c�lulas comprenden estas marcas, se adhieren tercamente a ellas porque las ayudan a recordar cu�les genes guardar y cu�les nunca activar�, afirmaron.
Genes raros en los genomas
Los genetistas est�n trabajando ahora en otro tipo de genoma humano, uno que va m�s all� de sus genes.
Varios programas han iniciado una labor hacia el conocimiento complejo de todos los habitantes del ADN y sus funciones.
Uno de ellos, conocido como Encode, ha descubierto que el genoma est� repleto de �genes raros�.
Tanto as�, que para muchos cient�ficos esto ya no es una excepci�n sino la regla.
�Ahora sabemos que un solo gen es capaz de producir m�s de una prote�na�, expres� Thomas R. Gingeras, de Encode.
�Las c�lulas toman partes de los genes y elaboran otras prote�nas con ellos, sab�amos que eso ocurr�a pero antes no ten�amos idea de que era tan com�n�.
M�s a�n, aseguran los investigadores, las c�lulas pueden hasta tomar pedazos de genes que se encuentran lejos unos del otro, hasta de genes de otros cromosomas, algo que se estimaba irregular.
Publicado originalmente en El Caribe (Rep�blica Dominicana)