La poluci�n ha vuelto la atm�sfera densa y reflectante, y la contaminaci�n lum�nica por el crecimiento de las ciudades ha dejado a buena parte del mundo sin estrellas. Eso ha llevado a que se produzcan iniciativas para recuperar los cielos oscuros, que en este, el A�o Internacional de la Astronom�a, cobrar�n especial importancia.
Un atlas satelital nocturno que muestra las luces artificiales alrededor del globo, y que fue publicado en 2001, deja ver c�mo en Estados Unidos, toda Europa, India y Jap�n los cielos oscuros pr�cticamente desaparecieron (ver mapa). Seg�n los cient�ficos italianos que realizaron la investigaci�n, la cantidad de luz artificial se ha triplicado desde 1979 y dos de tres personas en el planeta simplemente no pueden ver las estrellas.
Colombia no es la excepci�n. Seg�n Ra�l Joya, director del Observatorio Astron�mico de la Universidad Sergio Arboleda, en las ciudades principales e intermedias el alumbrado no permite la observaci�n casual del cielo. Adem�s, �el resplandor de una ciudad como Bogot� es apreciable desde sitios alejados como Girardot o Villavicencio�
El astr�nomo Alberto Quijano Vodniza, director del Observatorio Astron�mico de la Universidad de Nari�o, explica que �la luz de una ciudad queda impresa en las fotograf�as de cuerpos lejanos, le quita contraste a la figura e imposibilita detectar cuerpos d�biles�.
Cada vez se requiere ir a lugares m�s remotos para ver cielos oscuros como hace cuatro siglos, porque adem�s se necesitan condiciones clim�ticas favorables. Richard Wainscoat, astr�nomo de la Universidad de Haw�i y presidente de una comisi�n de la Uni�n Astron�mica Internacional para proteger los sitios de observaci�n, le dijo a SEMANA que �los mejores observatorios est�n en Chile, Haw�i, Arizona y las Islas Canarias. Tambi�n hay buenos sitios en Suram�rica, �frica, Australia y las zonas menos habitadas de Asia y Canad�.
Pero la contaminaci�n por luces mal planeadas no s�lo preocupa a los astr�nomos. Muchas especies animales est�n siendo afectadas, pues como ocurre siempre que se mueve una sola pieza del rompecabezas biol�gico, ecosistemas enteros quedan en peligro. Por ejemplo, en el estado de Florida, Estados Unidos, miles de tortugas marinas reci�n nacidas en las costas se confunden y mueren sin haber alcanzado el mar. �El problema es que instintivamente se mueven hacia la parte m�s brillante del horizonte que por millones de a�os no hab�an sido los centros comerciales ni las casa de playa, sino el cielo nocturno sobre el mar abierto�, escribi� David Owen en un art�culo de The New Yorker.
Tambi�n se han visto consecuencias en insectos que abandonan sus h�bitats atra�dos por la luz, as� como en aves migratorias que son cegadas, se desv�an de sus rutas originales y mueren estrelladas contra edificios altos, o de cansancio, despu�s de volar en c�rculos por horas. Seg�n un reciente art�culo sobre el tema publicado en National Geographic, �los d�as artificialmente largos �y las noches artificialmente cortas� provocan reproducci�n temprana en una amplia variedad de aves. Y dado que los d�as m�s largos causan periodos de alimentaci�n m�s extensos, tambi�n pueden trastornar los patrones de migraci�n�. Ejemplo de esto es una poblaci�n de cisnes que hibernaba en Inglaterra y adelant� su migraci�n a Siberia despu�s de acumular grasa m�s r�pido de lo habitual.
Aunque a�n est�n por estudiarse a profundidad los efectos de las luces artificiales sobre los humanos, se cree que alterar los ciclos del d�a y la noche (el llamado ritmo circadiano) puede producir trastornos del sue�o, des�rdenes psiqui�tricos y neurol�gicos, y problemas fisiol�gicos. El a�o pasado, m�dicos de la Escuela de Medicina de Harvard hicieron un estudio con enfermeras que trabajaban en turnos nocturnos y encontraron que ten�an mayor probabilidad de desarrollar c�ncer colorrectal que quienes trabajaban con luz natural. Tambi�n hay informes que vinculan la luz artificial con una mayor incidencia de c�ncer de seno, ya que la exposici�n a estas luces reprime la producci�n de melatonina, hormona que suprime el crecimiento de tumores. Estos indicios llevaron a que la Organizaci�n Mundial de la Salud incluyera a los turnos nocturnos y a la luz artificial entre la lista de posibles cancer�genos.
En busca de la noche
Los proyectos para recuperar los cielos estrellados vienen de tiempo atr�s. En Estados Unidos, desde hace 20 a�os existe la International Dark-Sky Association (Asociaci�n Internacional de Cielo Oscuro), la m�s importante organizaci�n de este tipo. Pero no la �nica, pues existen proyectos similares en Italia, Reino Unido, Canad� y Espa�a, entre otros. El inter�s sobre el tema ha crecido de tal forma que en 2007 se dio comienzo a la iniciativa Starlight, respaldada por la Unesco, la Organizaci�n Mundial del Turismo y la Uni�n Astron�mica Internacional.
En una declaraci�n firmada en las Islas Canarias en 2007 por los impulsores de Starlight, se estableci� que los cielos limpios y la contemplaci�n del firmamento nocturno deber�an ser considerados �derechos inalienables de la humanidad y un patrimonio natural y cultural�. Y se declar� que 2009 ser�a el a�o en que la iniciativa empezar�a a tocar las puertas del p�blico y los gobiernos. Se har�n jornadas especiales de observaci�n, conferencias, concursos de fotograf�a y otras actividades para que la gente tome conciencia.
Los primeros pasos ya se est�n dando. En la Rep�blica Checa, por ejemplo, el gobierno se comprometi� a reducir la iluminaci�n p�blica que sea innecesaria. Viviana Bianchi, quien se encarga de mapear la contaminaci�n lum�nica en Argentina, dijo a SEMANA que hay ciudades del mundo que ya �tienen leyes y disposiciones al respecto como Islas Canarias y Murcia en Espa�a, Malarg�e y San Juan en Argentina, La Serena en Chile, y Tucson en Estados Unidos�. As� mismo, se est�n certificando reservas de cielos oscuros como el Parque Nacional de Puentes Naturales de Utah y el Parque Cherry Springs de Pensilvania, en Estados Unidos.
Lo m�s importante para los expertos es usar la luz adecuadamente. Bianchi agrega que �no es cuesti�n de no iluminar las ciudades. La luz es necesaria. Lo importante es iluminar el suelo y no el cielo�. De hecho, los principales esfuerzos est�n concentrados en mejorar los sistemas el�ctricos y hacerlos menos da�inos. Una de las formas de lograrlo es usar luces de sodio de baja presi�n que no alumbren en todas las direcciones, sino que se dirijan al piso. El uso de se�ales reflectantes en lugar de postes de luz tambi�n ha dado buenos resultados en algunas autopistas de Estados Unidos. La esperanza es que medidas como estas logren recuperar las noches, no s�lo para poder ver las estrellas, sino para que la vida en la Tierra siga su curso.
Publicado originalmente en Semana (Colombia)