La lucha femenina por acceder a esta disciplina cient�fica es el eje de la conferencia "Mujeres en Astronom�a" que tiene previsto impartir hoy la astr�noma del Instituto de Astrof�sica de Canarias Antonia Mar�a Varela en el Museo de la Ciencia y el Cosmos, y con la que recordar� a las mujeres se esforzaron en este campo "con su trabajo, dedicaci�n y abnegaci�n".
En una entrevista a Efe Antonia Mar�a Varela expresa su convencimiento de que si se profundiza en los hechos cient�ficos se descubrir� que siempre hubo mujeres, pero a la Historia han pasado en un segundo plano y casi siempre "como asistentes familiares", por su parentezco con alg�n cient�fico relevante.
Las mujeres tuvieron que hacer un esfuerzo mayor para intentar hacerse un hueco en la ciencia probablemente desde la antig�edad cl�sica, pues las primeras incursiones femeninas en el mundo filos�fico y cient�fico datan de la escuela pitag�rica, en el siglo VI antes de Cristo.
La primera mujer que adquiri� fama por su saber cient�fico fue la astr�noma y matem�tica Hipatia de Alejandr�a, considerada una precursora y un paradigma por el movimiento feminista y que muri� linchada por una turba en el siglo V despu�s de Cristo.
Una centuria despu�s destac� Julia Saturnina, primera mujer que ejerci� la medicina en Espa�a, mientras que durante el Califato de C�rdoba sobresali� F�tima de Madrid, quien realiz� tablas y calendarios astron�micos y midi� las posiciones del Sol y de la Luna en una �poca en la que no hab�a telescopios.
Desde la Edad Media hasta la Ilustraci�n las mujeres fueron excluidas del mundo cient�fico y cultural y s�lo hay referencias a la monja alemana Hildegard von Bingen, conocida como la "Sibila del Rin" y ya en el Renacimiento Mar�a Winckelmann descubre un cometa, hallazgo que se atribuy� a su marido, tambi�n astr�nomo.
Winkelman luch� por ingresar en la Academia de Berl�n, que le neg� el acceso aunque admiti� a uno de sus hijos varones , quien en 1716 fue nombrado director del Observatorio de Berl�n.
De hecho, en 1700 s�lo 14 de los 2.900 miembros de esta Academia eran mujeres, y de pleno derecho �nicamente cuatro.
Tambi�n la Sociedad Astron�mica del Reino Unido vet� el ingreso de mujeres, salvo excepciones como Mary Sommerville, la primera mujer pagada por el rey de Inglaterra por sus trabajos en astronom�a, y Caroline Herschel, hermana de William Herschel, que realiz� numerosas observaciones del Sol, J�piter y Saturno.
En la China del siglo XVIII destac� Guan Daosheng Wang Zhenyi, quien estudi� los eclipses a partir de modelos que recreaba en el jard�n de su casa, y la Uni�n Astron�mica Internacional le dio su nombre a un cr�ter en Venus.
Otras mujeres occidentales del mismo siglo se dedicaron a la astronom�a quiz�s gracias a su elevada posici�n social, como la marquesa de Ch�telet y la duquesa de Cavendish.
Lo cierto es que estaba "mal visto" que las mujeres destacaran y muchas desarrollaron su afici�n a la sombra de un familiar, como Sof�a, la hermana de Tycho Brahe, quien en el siglo XVI contribuy� al estudio de los eclipses y la �rbita de los planetas, lo que ayud� posteriormente a Kepler y Newton.
Antonia Mar�a Varela explica que a mediados del siglo XIX, con el auge de las sufragistas, muchas mujeres comienzan a formar parte de los equipos de c�lculo.
Se las denomin� "computadoras humanas" porque estaban especialmente dotadas para efectuar "c�lculos tediosos y repetitivos", lo que inspir� al cient�fico Edward Pickering a conformar "un har�n astron�mico": 21 mujeres en el Observatorio Harvard de Cambridge analizando fotograf�as del firmamento y catalogando estrellas.
William Elkin, director del Observatorio de Yale, afirm� en 1901 que prefer�a contratar a mujeres como computadoras porque aceptaban "un salario m�s bajo y eran m�s adecuadas para el trabajo rutinario ya que ten�an m�s paciencia", rememora la astr�noma del IAC.
Entre estas mujeres destac� Henrietta Swan Leavitt, quien descubri� 1.777 estrellas variables -las Cefeidas- y su relaci�n masa-luminosidad, lo que fue clave para el descubrimiento de la expansi�n del Universo por parte de Edwin Hubble.
En la primera mitad del siglo XX muchos centros cient�ficos se opon�an a la formaci�n de mujeres en Astronom�a, y Vera Rubin, una astr�noma pionera en los trabajos de rotaci�n de galaxias, fue la primera en utilizar un telescopio en el Observatorio de Monte Palomar en 1964, algo antes no autorizado a las mujeres.
Varela relata adem�s c�mo Jocelyn Bell descubri� la presencia de los p�lsares mientras realizaba su doctorado, lo que vali� a su director de tesis y colaboradores el Premio Nobel de F�sica en 1971, pero a ella no se la tuvo en cuenta.
En la actualidad hay "una importante minor�a de mujeres en Astronom�a, especialmente en Europa, y muy pocas en puestos directivos", entre las que destaca Catherine Cesarsky, directora general del Observatorio Austral Europeo desde 1999 hasta 2007.
La investigadora del IAC tambi�n se refiere a la primera expedici�n cient�fica realizada a Canarias en 1856 por Charles Piazzi-Smith junto a su esposa, la arist�crata Jessie Duncan, que financi� el viaje y lo acompa�� durante cien d�as en el monte Guajara del pico Teide.
De hecho, esta expedici�n ayud� a que en la Luna haya unos "Montes Tenerife" y "Pico Teide", y Antonia Mar�a Varela reconoce adem�s el papel cient�fico de otras mujeres como Mar�a Almeida a la hora de impulsar la instalaci�n de los observatorios del IAC en Iza�a, adonde acompa�aba a su marido, Francisco S�nchez.
Publicado originalmente en Ecodiario (Espa�a)