Besos hay de todo tipo. Est� el "beso de Judas" que, seg�n la tradici�n -y las pel�culas de mafiosos- delata a un traidor. Tambi�n el del pr�ncipe azul, que despierta a la bella durmiente. Y el del amor apasionado, como el que retrata con su escultura Auguste Rodin.
Para los cient�ficos que incursionan en una �rea relativamente nueva de la ciencia que intenta desarmar el rompecabezas del amor, el beso es todo eso y mucho m�s: una precisa herramienta de evaluaci�n.
Esencialmente, podr�a decirse que cuando dos personas se besan "hay mucha qu�mica" en juego. Se libera un torrente hormonal que, seg�n su composici�n, activa nuestro cerebro de formas diversas. Pero -sobre todo- nos permite evaluar a un potencial candidato para el apareamiento.
Estas son algunas de las conclusiones de estudios recientes a los que se pas� revista ayer, durante una concurrida sesi�n de la Reuni�n Anual de la Asociaci�n Americana para el Avance de la Ciencia, que este a�o suma 148 de estos encuentros.
A tal punto el beso nos permite conocer �ntimamente al otro que "hay personas que afirman haberse desencantado de su pretendiente en tres minutos despu�s de haberlo/a besado", afirm� la antrop�loga estrella Helen Fisher, autora de libros sobre la sexualidad, el amor y las diferencias de g�nero en el cerebro, profesora de la Universidad de Rutgers.
Para los hombres, aparentemente, besar es tambi�n un buen remedio antiestr�s. Es lo que descubri� Wendy Hill, profesora de neurociencias de la Universidad Lafayette, cuando midi� los niveles de las hormonas cortisol y oxitocina en parejas que terminaban de besarse.
Sin embargo, seg�n afirma Fisher, cuando besamos en virtud del amor rom�ntico, parte del cerebro enloquece y se comporta "como si estuviera bajo los efectos de la coca�na".
"El amor rom�ntico es m�s que una emoci�n, es un impulso poderoso que viene del motor de la mente, del �rea responsable de las adicciones", dijo la antrop�loga, que sostiene que hay cuatro estilos de personalidad dependiendo de cu�l sea la composici�n del propio c�ctel hormonal.
A trav�s de su sitio de Internet, Chemistry.com, Fisher investig� qui�n se siente atra�do por qui�n en 28.000 personas y lleg� a la conclusi�n de que, por ejemplo, aquellos en los que predomina la dopamina, que son creativos y est�n dispuestos a tomar riesgos, buscan a personas con las mismas caracter�sticas. Aquellos en los que predomina la serotonina, tradicionales y ejecutivos, tambi�n se sienten atra�dos hacia personas similares, pero los que tienen altos niveles de testosterona, personas anal�ticas, l�gicas, dotadas para las tareas de ingenier�a, hacen pareja con las que tienen altos niveles de estr�genos, que son imaginativas, compasivas, intuitivas. O sea que, como dice la sabidur�a popular, para que dos personas se atraigan, s� tiene que haber "qu�mica"... �Y c�mo sabe uno a qu� "constelaci�n" hormonal pertenece el otro? �Besando!
"El 90% de los seres humanos practica el beso -dijo Fisher-. Los p�jaros juntan los picos, los elefantes juntan las trompas... Una costumbre tan difundida no puede ser casual. Es un instinto natural para estimular los mecanismos de la reproducci�n. Cuando besamos, vemos, olemos, sentimos al otro. Su saliva tiene torrentes de hormonas que constituyen una se�al de su personalidad. Por ejemplo, a los hombres les gustan m�s los besos de boca abierta. Podr�a ser porque tienen un pobre sentido del olfato y del gusto, y de ese modo les es posible medir el grado de fertilidad de la mujer. El cerebro se pone activo. Cinco nervios le llevan mensajes de lo que est�n sintiendo. Es realmente una herramienta de evaluaci�n muy positiva? o muy negativa."
Besos... brujos
Griegos. Los griegos cre�an que los besos dados a los amantes y a los recientemente fallecidos liberaban el alma. Besar en las manos a un enemigo significaba pedir compasi�n.
Romanos. Al parecer, los romanos besaban m�s frecuentemente que los griegos. Hab�a mujeres a las que se supon�a que les era permitido besar, como las prostitutas, y otras a las que no.
Intimo. Algunos investigadores respaldan la creencia de que besar es un gesto reciente evolutivamente hablando y a�n m�s �ntimo que mantener relaciones sexuales.
Encendidos. En las parejas recientemente enamoradas, las imagenes cerebrales muestran que al besar se "encienden" zonas vinculadas con la adicci�n.
Publicado originalmente en La Naci�n (Argentina)