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�Pero es posible que controlen nuestras mentes? Parece incre�ble, pero sin embargo existen un buen n�mero de experimentos que, en las �ltimas d�cadas, han avanzados en las t�cnicas neurol�gicas que permiten "leer la mente".

Es cierto. �ste es el prop�sito del llamado Proyecto Intento Hostil (PHI), la �ltima iniciativa antiterrorista del Homeland Security (DHS), departamento del Gobierno norteamericano encargado de velar por la seguridad nacional.

Buscar signos de hostilidad en la presi�n sangu�nea
Seg�n Larry Orluskie, portavoz del DHS, lo que se pretende es desarrollar sistemas que sean capaces de analizar y predecir a distancia el comportamiento de los millones de personas que entran cada a�o en el pa�s. Esperan probar el sistema en 2010 y extenderlo a todos los puestos fronterizos en el a�o 2012.

El proyecto PHI busca analizar e interpretar las expresiones faciales, formas de caminar y moverse, presi�n sangu�nea, pulso, transpiraci�n y dilataci�n de pupila de quienes quieran entrar en EE UU, incluido puertos y aeropuertos. El objetivo: buscar rasgos de hostilidad o de enga�o.

The Economist denunci� en 2002, por ejemplo, c�mo en un intento por tratar la depresi�n, un grupo de neurocient�ficos llev� a cabo un experimento "indigno": mediante electrodos, estimularon el cerebro de mujeres para provocarles sentimientos placenteros. Los s�ntomas desaparecieron, al menos temporalmente, pero las mujeres se enamoraron de los cient�ficos.

Contra presuntos terroristas
Los crueles m�todos de interrogatorios empleados por los EE UU despu�s del 11-S en Guant�namo y otras prisiones militares son propios del MK Ultra. As� lo denunci� Naomi Klein, seg�n la declaraci�n ante un tribunal de Miami de Jos� Padilla, un ciudadano norteamericano, que fue detenido en el aeropuerto de Chicago acusado de ser miembro de ser un "terrorista internacional" seguidor de Bin Laden.

Los abogados de Padilla detallaron como, arrestado en 2002, �ste fue clasificado como "enemigo combatiente" y encarcelado durante 1.307 d�as en la prisi�n naval de Charleston, Carolina del Sur, en una celda de apenas diez metros cuadrados, aislado, sin luz, sin reloj, ni calendario, y que cuando le sacaban le tapaban los ojos y los o�dos. No tuvo contacto con nadie y fue sometido a tortura. Incluso, se le inyect� "suero de la verdad", probablemente LSD o pentatol, y se indujo a regresi�n contra su voluntad.

Seg�n Klein, "todas esas pr�cticas depravadas" -de las que Padilla, seg�n sus abogados, nunca se podr� recuperar- ten�a como objetivo "destruir su mente", y figuran, cada una de ellas, en el manual de interrogaci�n de la contrainteligencia, el famoso Kubark, creado por el programa MK Ultra y desclasificado en 1963. Probablemente se ha tratado de igual modo a miles de prisioneros. "La tortura psicol�gica no ha acabado en EE UU", dijo Klein.

�Alguien duda ahora del MK Ultra?
Y, claro, la fe conspirativa no ha hecho m�s que rescatar viejas leyendas. �Alguien duda ahora del MK Ultra? Probablemente es el m�todo m�s poderoso ideado nunca para conseguir controlar la mente de un hombre. El MK Ultra es uno de los grandes "c�digos secretos" del siglo XX. Un mito, que, sin embargo, ha sido probado como real por el mism�simo Congreso de los Estados Unidos en 1975.

"Nos ense�aron t�cticas psicol�gicas: c�mo estudiar el miedo y las debilidades de un prisionero. Hacer que se levantara y se quedara de pie, no dejarle dormir, desnudarle y aislarlo, poner ratas y cucarachas en su celda, darle comida podrida, incluso animales muertos, arrojarle agua fr�a a la cara, cambiar la temperatura de su entorno".

La confesi�n es de Florencio Caballero, uno de los torturadores hondure�os m�s brutales de la agencia norteamericana. La CIA no tuvo m�s remedio que admitir que Caballero dec�a la verdad. Tan cierto como que la agencia se hab�a convertido en maestra e instigadora de los reg�menes dictatoriales latinoamericanos.

Dos informes de James Jesus Angleton, el jefe de contraespionaje norteamericano, detalla, por ejemplo, los programas para crear comandos antiterroristas en 25 pa�ses, entre ellos Camboya, Colombia y Filipinas. El laboratorio de la CIA. El "Kubark", fue de un pa�s a otro, hasta que fue desvelado por The New York Times.

El MK Ultra cumpli� precisamente cincuenta a�os en 2003 entre la leyenda y la verdad. Fue un programa de la CIA cuyo objetivo era producir y probar sustancias para que, una vez administrada a una persona, dijese toda la verdad. Y no solo eso, sino que a trav�s de "entrenamiento" -m�s bien: de tortura- se lograban introducir mecanismos psicol�gicos para el "control mental" de los presos y, tambi�n, de algunos agentes secretos, que la literatura ya se ha encargado suficientemente de difundir. Adem�s, de muchos ciudadanos, sin que tuvieran conocimiento de ello.

Operaci�n "5412". Objetivo: eliminar al primer ministro del Congo
Aunque de los 150 experimentos que llev� a cabo? a�n se desconocen muchos. Operaci�n "5412". Objetivo: eliminar al primer ministro del Congo, Patrice Lumumba. �Motivo? Ser un "marxista peligroso". Caso "NOSENKO": objetivo: desvelar la verdadera identidad del ex agente del KGB Yuri Nosenko. �C�mo?: inyect�ndole LSD.

Pero los m�s famosos fueron los orientados a la modificaci�n del comportamiento, o lavado de cerebro, se iniciaron antes de 1939. El proyecto se hab�a creado a partir de otro programa anterior: el Bluebird, sustituido por el Artichoke en plena "guerra fr�a", que "copi�" el progreso sovi�tico en el campo del control mental.

Es entonces cuando surge realmente el Mk Ultra. El 13 de abril de 1953, el director de la CIA, Allen Dulles, propone contrarrestar m�todos similares usados en prisioneros de guerra norteamericanos durante la guerra de Corea. Hay muchas evidencias de que utilizaba se�ales el�ctricas as� como drogas -incluido el LSD- para cambiar el funcionamiento del cerebro. En los a�os 50, la agencia utiliz� cobayas humanas para investigar la manipulaci�n de conductas.

Uno de esos experimentos, quiz�s el m�s famoso, porque, pr�cticamente, se adapt� en todas las dictaduras latinoamericanas, fue El candidato de Manchuria. Es decir, mediante la repetici�n constante de una palabra o frase clave que act�a como impulso, pod�a establecerse una tendencia persistente del sujeto a actuar de un modo predeterminado.

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