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Desde la aparici�n en 1874 del libro de John William Draper Historia de los conflictos entre la religi�n y la ciencialibro que tuvo una amplia repercusi�n en los ambientes culturales de Am�rica, Europa y de Espa�a, la referencia a una dif�cil inteligencia entre la ciencia y la religi�n, suele ser un t�pico com�n, que por muy manido que est�, a�n tiene vigencia siempre que se intenta un di�logo entre la ciencia y la fe.

Por una parte, la ley comtiana de los tres estadios: el m�gico-religioso, el filos�fico y el cient�fico, tan vivamente aceptada por el positivismo del siglo XIX e incluso por posturas resistentes de nuestra cultura actual, y por otra parte el enclaustramiento, a veces, de algunos representantes del pensamiento eclesi�stico han parecido confirmar m�s el aspecto conflictivo que el de apertura a un di�logo fructuoso y fecundo. Han pasado a�os y el proceso de decantaci�n, que el tiempo siempre propicia, nos permite hoy el di�logo abierto, que el mismo Concilio Vaticano II foment�. La postura del Papa Juan Pablo II queriendo saldar para siempre el conflicto de Galileo es exponente de esa "nueva visi�n" que desde el �mbito de la Iglesia institucional se desea positivamente tener.

Charles Darwin es una de esas figuras a las que hay que referirse obligadamente cuando hablamos del supuesto conflicto ciencia-fe. Si bien es verdad que Darwin por no pertenecer a la Iglesia cat�lica no tuvo conflictos institucionales con ella, pero como hijo de la Iglesia de Inglaterra padeci�, en parte, el rechazo de �sta. Charles Darwin sufri� la tensi�n y la crisis en su propia carne desde muy joven hasta el final de sus d�as, como podemos ver por sus propios escritos, sin poder llegar, aunque lo pretendi�, a un pac�fico di�logo interior. Debemos tener en cuenta tambi�n que la figura de Darwin y lo que enseguida vino a llamarse el "darwinismo" se enarbolaron como bander�n de enganche del ate�smo cient�fico del siglo XIX.

Pero, �fue realmente Darwin un "darwinista"? �Particip� activamente en su vida del movimiento "darwinista? Uno de los componentes del darwinismo que llega hasta nuestros d�as es "la noci�n de que los fen�menos naturales pueden explicarse como consecuencias de leyes inmanentes sin necesidad de postular agentes sobrenaturales".

Efectivamente, Darwin y sus escritos fueron presa enseguida de las ideolog�as de uno y otro signo: ataques de la Iglesia anglicana, incomprensi�n de su obra, salvo algunas excepciones, dentro del marco cultural del catolicismo del siglo XIX, levantado como signo de confirmaci�n del materialismo por Engels, reivindicado �ltimamente por el m�s feroz liberalismo capitalista y, recientemente, en la controversia de la "sociobiolog�a". El llamado ate�smo cient�fico quiso encontrar en los escritos darwinianos la confirmaci�n a su exclusi�n de Dios. As� la Revista Social en 1882 exclamando no sin cierto triunfalismo: "sus ideas han dado un vuelco al movimiento ateo".

�Pero, cu�les fueron los sentimientos religiosos m�s profundos de Charles Darwin? �Qu� papel jug� �l en la controversia en torno a su obra, pretendida por �l mismo como obra puramente cient�fica? �Quiso Darwin realmente fundar una especie de movimien�to cultural y filos�fico? �Ten�a Darwin una s�lida formaci�n religiosa y filos�fica que le permitiera entrar en discusi�n con la Filosof�a y la Teolog�a de su �poca?

La autobiograf�a de Darwin

He querido acercarme a los escritos de Darwin fundamentalmente a su Autobiograf�a y a su correspondencia, escritos en los que directamente aborda Darwin de manera clara y manifiesta sus problemas religiosos. Algo que me ha impresionado ha sido la honestidad con que Darwin plantea las problemas m�s hondos del coraz�n humano y la sencillez y sinceridad con que intenta responderse a s� mismo, aunque no encontrara la respuesta. No era su temperamento dado a las controversias ideol�gicas, y este talante se rezuma en toda su obra.

La g�nesis de la Autobiograf�a debemos tenerla presente desde el comienzo para poder comprender el alcance de sus palabras: c�mo y a qui�n van dirigidas, y sobre todo el tono humano que late en ellas. "He intentado componer el relato de m� mismo que viene a continuaci�n como si hubiera muerto y estuviera mirando mi vida desde otro mundo" (CHARLES DARWIN, Autobiograf�a, Selecci�n de Francis Darwin, Tomo I, Alianza Editorial, Madrid, 1977, p. 41). Los recuerdos fueron escritos al dictado por sus hijos sin intenci�n alguna de que se publicaran jam�s.

Fueron escritos estos relatos autobiogr�ficos como un recuerdo de familia. El mismo t�tulo que �l le puso nos habla de su intimidad: Recollections of the Development of my Mind and Character (Memorias del desarrollo de mi pensamiento y car�cter) [Ibidem, p. 40]. Las p�ginas fueron escritas durante una hora cada tarde. Despu�s de la muerte de Darwin, su hijo Francis Darwin public� una versi�n abreviada en 1892 de la primera edici�n de 1887, que tiene el t�tulo de Life and Letters.

La edici�n de 1892 es la que vulgarmente se conoce como la [Autobiograf�a]i [Prefacio]. Es interesante observar que esta edici�n fue censurada por la familia, que no quiso publicar por cierto pudor algunas cosas. En una nota introductoria el mismo Francis Darwin escribe: "Se comprender� f�cilmente que en una narraci�n de car�cter personal e �ntimo, escrita para su esposa e hijos, se presenten pasajes que deben omitirse aqu�; no he considerado necesario indicar d�nde se han hecho tales omisiones" [p. 40].

Hubieron de pasar muchos a�os para que un nieta de Darwin, Nora Barlow, publicara �ntegro el manuscrito original, incluso con las notas al margen, aut�grafas, de la de la mano de la esposa de Darwin. Una parte importante de la Autobiograf�a la dedica Darwin a sus problemas religiosos, en este trabajo he manejado la edici�n castellana de la primera Autobiograf�a (la censurada), publicada por Alinza Editorial y la edici�n inglesa de la autobiograf�a completa, la no censurada. En lo que se refiere al pensamiento religioso de Darwin, a sus dudas y angustias internas, su esposa censur� bastantes puntos que hemos intentado recoger para sumergirnos, lo m�s profundamente posible, en el interior de Charles Darwin e intentar contemplar su crisis religiosa.

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