El presidente norteamericano asegur�, en medio de una de las mayores crisis econ�micas de la historia reciente y que m�s trabajos se est� llevando por delante, que las energ�as renovables �pueden crear millones de empleos adicionales e industrias completamente nuevas�.
A quienes proponen generar empleos mediante energ�as verdes se les suele olvidar un peque�o detalle. Resulta que a d�a de hoy las principales formas de producci�n renovable necesitan enormes subvenciones para existir. De hecho, en lo que va de d�cada, el dinero p�blico entregado o comprometido por el Gobierno espa�ol en dar un empujoncito a las renovables se acerca a los 30.000 millones de euros. Con esa lluvia de millones que cae permanentemente sobre la industria renovable nadie se extra�ar� si generan empleo. La cuesti�n es a qu� coste.
Lo importante, como dir�a el gran economista franc�s Frederic Bastiat, no es s�lo el empleo que se ve sino, tambi�n, el que no se ve o, m�s bien, el que ya no se podr� ver. Cuando el Gobierno decide gastar el dinero del contribuyente en molinos e�licos o placas solares, en lugar de dejar que cada uno lo gaste en lo que quiera, veremos aparecer muchos empleos verdes, pero el coste ser� el resultado de otras actividades productivas que no llegar�n a tener lugar y los empleos que no se crear�n debido a la acci�n gubernamental.
Subvenciones
De acuerdo con las estimaciones europeas acerca de los empleos necesarios para mantener los megavatios renovables de potencia instalados en Espa�a (tanto directos como indirectos), cada empleo verde que el gobierno ha ayudado a crear ha requerido m�s de medio mill�n de euros en subvenciones. �As� cualquiera crea un empleo!
Desde ahora mismo me postulo para crear puestos verdes, azules o amarillos si el Gobierno me da un mill�n de euros por cada pareja de empleos que cree. Realmente no importar� para qu� les contrate, porque con ese dinero podr�a pagarles un sueldo superior al salario m�nimo durante m�s a�os que la vida laboral de esos empleados. As� que a lo mejor se nos ocurre que una buena forma emplear su fuerza laboral es que produzcan energ�a tirando de un molino.
Si por un momento nos planteamos cu�ntos empleos se hubiesen creado en el resto de la econom�a (aquella que no est� tan verde como para necesitar subvenciones) con esa suma de dinero, el resultado ser�n los empleos que han dejado de existir por el empe�o en subvencionar una fuente de energ�a que a�n no es eficiente.
Pues bien, en Espa�a resulta que por cada empleo que el Gobierno trata de crear con subvenciones, se destruyen, como m�nimo, 2,2 empleos en el conjunto de la econom�a. Esta es la oscura realidad de los tan cacareados empleos verdes.
Y digo como m�nimo porque ese c�lculo no tiene en cuenta las deslocalizaciones que los elevados costes de las energ�as renovables est�n provocando y provocar�n sobre las industrias intensivas en energ�a (al estar obligadas a comprar a un precio de pool en el que se incluyen las costos�simas renovables), ni los empleos que hubiese generado en la econom�a el capital que ha fluido hacia las renovables por el simple hecho de que aqu� se encontraban las subvenciones.
A la luz de estos datos, los famosos empleos verdes son un camelo del discurso pol�ticamente correcto. Estamos ante un esquema de redistribuci�n de rentas a trav�s del cual unos pocos se forran a costa del ciudadano de a pie. Hasta hoy, sindicatos y ecologistas son c�mplices de este saqueo retr�grado.
Los primeros, ya se sabe, no representan a los trabajadores en paro cuyo empleo hubiese existido de no ser por los puestos de trabajo verdes. Sin embargo, deber�an ir preocup�ndose por los empleos que se est�n deslocalizando por culpa de la elevada factura el�ctrica que suponen estas fuentes de electricidad tan de moda.
Los segundos aceptan participar en este atraco a los que menos tienen para d�rselo a unos pocos privilegiados porque est�n m�s interesados en acabar con las formas de producci�n energ�ticas de mercado (objetivo fundamental de su religi�n verde) que en el bienestar de las capas menos adineradas de la sociedad espa�ola.
El progreso econ�mico, la creaci�n de empleo y la m�s elemental noci�n de justicia deber�an hacernos replantear la conveniencia del apoyo p�blico a los empleos verdes.
Publicado originalmente en Expansi�n (Espa�a)