Hipatia de Alejandr�a naci� alrededor del a�o 355 d.C. Cuando muere asesinada en 415, es de edad avanzada: unos 60 a�os. �En consecuencia, parece que no existe apoyo leg�timo para describir a Hipatia, a la hora de su espantosa muerte, como una mujer joven, dotada de un cuerpo digno de Afrodita y capaz de provocar el sadismo y la lujuria de sus asesinos�, advierte Maria Dzielska en Hipatia de Alejandr�a (1), fuente principal de este art�culo y el libro m�s riguroso sobre la pensadora.
Hipatia pertenece a una familia destacada de Alejandr�a. Su padre, Te�n, es un cient�fico muy conocido que forma parte del famoso museo de la ciudad, escritor y fil�sofo interesado por textos herm�ticos y �rficos. La erudici�n de padre e hija se basa en sus eminentes predecesores alejandrinos, matem�ticos y astr�nomos.
Maestra de un c�rculo intelectual
La filosof�a es el otro inter�s de Hipatia. Gracias a los recuerdos expresados en la correspondencia de su disc�pulo Sinesio de Cirene (2), sabemos mucho m�s sobre su docencia filos�fica que sobre sus investigaciones matem�ticas y astron�micas. No conservamos obras de Hipatia. Lo que conocemos de su docencia e investigaci�n nos lo han narrado sus disc�pulos. Es posible que ella sea la editora de algunos textos acad�micos, pero no lo sabemos con certeza.
En su hogar de Alejandr�a Hipatia crea un c�rculo intelectual formado por disc�pulos, algunos de los cuales lo frecuentan durante muchos a�os. Estos j�venes llegan de Alejandr�a, de otros lugares de Egipto, y tambi�n de Siria, de Cirene y de Constantinopla. Proceden de familias acomodadas e influyentes; con el tiempo alcanzar�n destacados puestos civiles y eclesi�sticos.
En torno a la maestra sus alumnos forman una comunidad basada en el sistema plat�nico de las ideas y en lazos interpersonales. Llaman misterios a los conocimientos que les transmite su �gu�a divina�, y se niegan a compartirlos con personas de rango social inferior, a las que consideran incapaces de comprender cuestiones divinas y c�smicas.
Las clases privadas de Hipatia y sus conferencias p�blicas tambi�n incluyen matem�ticas y astronom�a, que preparan la inteligencia para la especulaci�n en niveles epistemol�gicos m�s elevados. En ocasiones Hipatia participa en las actividades de la polis, y es una consejera estimada tanto por los funcionarios municipales como por los imperiales que visitan Alejandr�a.
Hipatia posee gran autoridad moral; todas las fuentes concuerdan en que es un modelo de valor �tico, rectitud, veracidad, dedicaci�n c�vica y proezas intelectuales. La virtud m�s admirada por sus contempor�neos es su autodominio o sofrosyne, que colorea tanto su conducta como sus cualidades m�s �ntimas; se manifiesta en la abstinencia sexual (permanece virgen hasta el final de su vida), la modestia en el vestir (manto filos�fico), la moderaci�n en el modo de vida y una actitud circunspecta con sus alumnos y con los poderosos.
Conflicto pol�tico y asesinato
En los a�os 414-415 Alejandr�a es testigo del conflicto entre el prefecto Orestes y el patriarca Cirilo. Orestes �tambi�n cristiano� resiste obstinadamente los intentos de Cirilo de reducir el campo de acci�n del poder civil. Se mantiene intransigente incluso cuando Cirilo intenta una reconciliaci�n. Surgen sospechas entre los partidarios de Cirilo de que Hipatia, amiga del prefecto, ha instigado y apoyado su resistencia.
Los monjes atacan a Orestes, y los colaboradores de Cirilo difunden rumores acerca de los estudios de Hipatia relacionados con la magia, hechizos sat�nicos, etc. El forcejeo entre el patriarca y el prefecto en materia de poder pol�tico y de la influencia de la Iglesia sobre los asuntos seculares termina con la muerte de la fil�sofa. En marzo de 415 una multitud de partidarios de Cirilo ataca la litera de la fil�sofa cuando daba un paseo por la ciudad, la matan a golpes, y luego despedazan y queman sus restos.
Orestes no s�lo renuncia a la lucha contra el patriarca, sino que abandona Alejandr�a para siempre. La facci�n eclesi�stica paraliza a sus oponentes por el miedo y pacifica la ciudad; s�lo los concejales tratan �con escasos resultados� de intervenir ante el emperador.
En la muerte de Hipatia se refleja tambi�n el car�cter levantisco y exaltado de los alejandrinos, que en aquella �poca dio lugar a otros crueles asesinatos de figuras p�blicas. As�, dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial fueron asesinados: Jorge de Capadocia, que en el a�o 361 fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado al fuego. Igualmente, pocos a�os despu�s del asesinato de Hipatia, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto.
Simpatiza con el cristianismo
No cabe interpretar la muerte de Hipatia como una consecuencia de la pol�tica antipagana emprendida por Cirilo. En los primeros a�os de su patriarcado, Cirilo acaba simplemente con el templo de Isis en M�neuth�, cerca de Canope, reemplaz�ndolo por el culto de santos cristianos. No persigue a los paganos en la misma Alejandr�a (aqu� le preocupan m�s los her�ticos y los jud�os). Y hasta los a�os 420-430 �tiempo despu�s de la muerte de Hipatia� no lanza un ataque contra el pensamiento y las pr�cticas paganas en su tratado Contra Iulianum, que refuta el Contra Galilaeos de Juliano el Ap�stata.
En cualquier caso habr�a sido dif�cil atacar o perseguir a Hipatia en raz�n de su paganismo, porque a diferencia de otros fil�sofos de la �poca no es una pagana activa ni devota. De hecho simpatiza con el cristianismo y protege a sus alumnos cristianos. Dos de sus alumnos son consagrados obispos, entre ellos Sinesio de Cirene, quien profesa verdadera veneraci�n a su maestra. Los paganos y los cristianos que estudian con ella se re�nen en un clima de amistad.
Durante el gobierno de Te�filo, el predecesor de Cirilo, la Iglesia no dificulta sus actividades en la ciudad, en reconocimiento a sus ideas y a su posici�n. En consecuencia, los seguidores de Cirilo, privados de la oportunidad de atacarla esgrimiendo su paganismo, tienen que acusarla de brujer�a, de magia negra.
Publicado originalmente en COPE (Espa�a)