El 11 de abril de 1944 un m�dico estadounidense llamado T C Erickson present� a la Sociedad Neurol�gica de Chicago un informe acerca de una paciente a la que �l se refiri� como la se�ora C T. A la edad de 43 a�os ella hab�a empezado a despertar durante la noche en medio de intensos deseos sexuales.
Al paso de los meses, aquellos episodios de pasi�n se volvieron m�s extremos y m�s frecuentes, incluso durante el d�a.
Erickson examin� a la se�ora y la diagnostic� como �ninf�mana�, es decir, �adicta al sexo�. Y decidi� �bombardearle� los ovarios con rayos X (bajo el supuesto de que los ovarios eran los responsables del exceso de hormonas sexuales que estaban provocando los intensos deseos de la se�ora).
Pero los episodios de la paciente aumentaron, hasta el punto que la dejaban postrada y tan d�bil que permanec�a inm�vil durante largos periodos.
Entonces el doctor Erickson empez� a sospechar que los deseos sexuales de la paciente no ten�an nada que ver con las hormonas ni con sus ovarios, sino con su cabeza. Los doctores abrieron el cr�neo de la paciente y descubrieron un tumor que estaba presionando contra su cerebro. Despu�s de que el tumor fue retirado la se�ora se recuper� y los deseos sexuales extremos desaparecieron.
En 1969, dos m�dicos de Florida escribieron en la revista Diario de Neurolog�a un art�culo acerca de una paciente que experimentaba lapsos de pasi�n similares a los del caso anterior.
Aquella paciente sent�a tanto deseo sexual que le suplicaba a su marido que la satisfaciera. El deseo era tan intenso que algunas veces ella caer�a al piso en medio de una convulsi�n. Los m�dicos le diagnosticaron epilepsia.
M�s recientemente, en 2004, m�dicos de Taiw�n describieron a una mujer que ten�a orgasmos intensos cuando cepillaba sus dientes. La verg�enza a plantear su caso la mantuvo silente durante varios a�os hasta que la intensidad de los episodios comenz� a provocarle p�rdida de la conciencia. Los m�dicos que la examinaron, tambi�n le diagnosticaron epilepsia.
Se despierta el inter�s
Cada una de las historias anteriores contiene un peque�o indicio acerca de la enigm�tica neurociencia del sexo.
Y esos casos han dejado en claro por lo menos un par de realidades. (1) Demuestran que el placer sexual no es una simple serie de reflejos corporales. Y (2) el est�mulo cerebral apropiado puede causar cualquier cosa, desde deseo sexual intenso hasta orgasmos acompa�ados de convulsiones.
Pero �cu�les son las partes del cerebro involucradas en esas experiencias extremas? Es la pregunta que quisieran responder los neur�logos.
En 2007 la neurocient�fica Stephanie Ortigue, de la Universidad de Syracuse y el psiquiatra Francesco Bianchi Demicheli, del Centro Siqui�trico de la Universidad de Ginebra, revisaron el caso de la se�ora C T y otros 19 casos de orgasmos espont�neos.
En 80 por ciento de esos casos, los m�dicos diagnosticaron �epilepsia en el l�bulo temporal�.
Pero para tener una idea m�s precisa de lo que estaba ocurriendo en los cerebros de esas personas, los neurocient�ficos necesitaban observar la actividad neural mientras ocurr�a alguno de aquellos episodios, algo pr�cticamente imposible de lograr.
Pero por lo menos pod�an intentarlo con personas normales mientras ten�an pensamientos relacionados con el sexo.
Fue as� como Serge Stol�ru, un neurocient�fico franc�s llev� a cabo un estudio en el que �l y sus colegas le mostraron una serie de pel�culas er�ticas a 15 voluntarios.
Para registrar la actividad neural en los cerebros de los sujetos, los cient�ficos les inyectaron trazadores radiactivos y observaron el comportamiento de su cerebro mediante un escaneo PET (las se�ales de los trazadores radiactivos se acumulan en las �reas donde las neuronas se vuelven activas, a causa de un aumento en la actividad sangu�nea).
Los investigadores encontraron que no es s�lo una la parte del cerebro que se dedica a analizar la informaci�n relacionada con el sexo, sino que son muchas las regiones cerebrales involucradas las que influyen en la respuesta sexual.
Por ejemplo, no son los ojos los que le dicen al cerebro cu�l es el tipo de persona que se ve atractiva, sino que es el cerebro el que instruye a los ojos sobre qu� tipo de persona se ve sexualmente deseable.
Y todo esto sucede en menos de un parpadeo. Obviamente, muchos de los detalles de c�mo se desarrolla el proceso que vincula al sexo con el cerebro todav�a est�n muy oscuros, lo cual significa que a�n tenemos mucho que aprender acerca de la sexualidad.
Publicado originalmente en Vanguardia (M�xico)