Se podr� rebajar el gasto p�blico en contener el sueldo de algunos funcionarios, recortar las subvenciones, �pero nunca reducir el gasto en educaci�n! Un gobierno que haga eso se enfrentar� a las cr�ticas vociferantes de la oposici�n, pero tambi�n de la gente, que pensar� que el gobierno les est� traicionando, a ellos y a sus hijos.
El economista del desarrollo William Easterly, de la New York University, en su libro En busca del crecimiento, tiene un cap�tulo sobre la educaci�n en los pa�ses pobres que tiene un t�tulo muy ilustrativo: "�Educarse para qu�?". En �l, examina la evidencia emp�rica acerca del gasto en educaci�n y el desempe�o, y encuentra que la correlaci�n no est� nada clara, argumentando que si faltan los incentivos adecuados para que los padres inviertan en el futuro de sus hijos, el gasto no servir� de nada, pudiendo ser incluso contraproducente.
Desde esta perspectiva se observa una clara bidireccionalidad en la causalidad, en el sentido de que el desarrollo econ�mico genera incentivos para la educaci�n, y que la educaci�n es importante para el desarrollo. En este campo sucede algo parecido con el tema de los anticonceptivos en los pa�ses pobres, al que Easterly tambi�n dedica un cap�tulo, concluyendo que "el desarrollo por s� mismo es un anticonceptivo mucho mayor que el dinero para preservativos". Las soluciones m�gicas propuestas en estas dos �reas le parecen al norteamericano "panaceas" para favorecer el desarrollo que han resultado fallidas.
Y es que el buen intencionado prop�sito de hacer que los ni�os m�s desfavorecidos puedan estudiar no hace, por s� mismo, que �stos estudien, o que lo que estudien les sirva para su futuro. As�, por ejemplo, ante la construcci�n de escuelas o la aplicaci�n de programas de organismos internacionales �como el de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU� para conseguir que la educaci�n universal sea una realidad en �frica, se pueden dar varios escenarios (que de hecho se dan).
En primer lugar, se pueden construir bonitos edificios y bien acondicionados, pero contar con unos profesores sin ning�n tipo de aliciente ni motivaci�n, que incluso se duerman en las clases o no aparezcan. En segundo lugar, puede que los ni�os no vayan a la escuela porque son m�s necesarios trabajando en el campo ayudando a su familia; o, por �ltimo, puede que los ni�os vayan a la escuela y aprendan realmente, pero que luego apenas existan oportunidades para poner en pr�ctica esos conocimientos en su propio pa�s, teniendo que emigrar a pa�ses m�s desarrollados.
Por otro lado, aparte de esta v�a burocr�tica de aparatos supraestatales y agencias internacionales, existen alternativas para hacer avanzar la educaci�n en los pa�ses m�s pobres. Como suele pasar, la realidad es m�s rica de lo que nos pensamos en un primer momento, y especialmente mucho m�s rica y llena de matices de lo que piensan quienes pretenden solucionar casi todos los problemas sociales mediante m�s dinero e intervenci�n p�blica, fruto de una mentalidad de planificador de la sociedad.
En efecto, existen alternativas, aunque muchas veces �stas se traten de ocultar, o parezcan simplemente inimaginables. El investigador brit�nico James Tooley lleva d�cadas estudiando el fen�meno de las escuelas privadas en las zonas m�s pobres del mundo, ya sea en �frica o Asia (India o China). Ha llegado a la conclusi�n de que la educaci�n privada es buena para los pobres. Su inter�s hacia este tema se despert� cuando, a pesar de que pensaba que la educaci�n privada era algo casi impensable en pa�ses poco desarrollados, se dio cuenta de que sus prejuicios no parec�an del todo acordes a la realidad. As� fue como trat� de averiguar la magnitud y amplitud de este fen�meno.
Fruto de estos a�os de investigaci�n ha publicado libros como The Global Education Industry: Lessons from Private Education in Developing Countries, y m�s recientemente, The Beautiful Tree: A Personal Journey Into How the World"s Poorest People are Educating Themselves. Libros como �stos ponen en duda algunos de los t�picos acerca del subdesarrollo y la educaci�n privada. Tooley quiere transmitir la lecci�n de que el esp�ritu empresarial y el amor de los padres por los hijos pueden ser encontrados en todas las partes del mundo; y que estas dos fuerzas pueden conseguir maravillas.
Pero las alternativas no se acaban aqu�. Adem�s del sector educativo con �nimo de lucro en los pa�ses pobres, existen otras asociaciones que sin la b�squeda del beneficio monetario, ayudan a la construcci�n de escuelas y a su puesta en marcha. Este es el caso de Building Tomorrow, organizaci�n norteamericana que trabaja para Uganda, y que obtiene buena parte de sus fondos de donaciones de estudiantes universitarios de EE.UU.
Al contrario que muchos proyectos de cooperaci�n al desarrollo, est�n preocupados por los incentivos, y para ello tratan de involucrar a toda la comunidad que se beneficiar� de la construcci�n de una escuela. A diferencia de lo que sucede con la mayor�a de agencias estatales burocr�ticas, aqu� s� hay un proceso de feedback entre donantes e intermediarios. Si no se realiza lo que la organizaci�n hab�a prometido, pueden sufrir una reducci�n importante de las donaciones, por tanto deben ser muy cuidadosos con c�mo emplean los recursos. Adem�s, no son partidarios de la educaci�n "gratuita" dada por un ente benevolente como el Estado, sino que los padres tienen que financiar total o parcialmente la educaci�n de sus hijos, bien con dinero, bien mediante trabajo o trueque.
Parece que son m�s conscientes de la importancia del esfuerzo para conseguir las cosas que buena parte de la clase pol�tica "avanzada". Claro, que ellos no pueden permitirse ning�n lujo; aqu�, sin embargo, podemos dilapidar la riqueza y las gentes siguen teniendo algo que llevarse a la boca. Pero todo tiene un l�mite.
Publicado originalmente en El Independent