La revista TIME, en su edici�n del 21 de diciembre de 1962, recogi� la opini�n de Ernesto Guevara (el Che) sobre el acuerdo donde los mandatarios Kruschev y Kennedy pusieron fin a la amenaza de guerra nuclear provocada por la instalaci�n clandestina en Cuba de bases militares rusas, equipadas con armamento at�mico. La fuente de aquella rese�a ser�a una entrevista concedida por el comandante guerrillero a Sam Russel, corresponsal en La Habana del peri�dico socialista ingl�s London Daily Worker, publicada el 04 de diciembre de aquel a�o.
El inestimable valor hist�rico de aquella entrevista radica en que contiene las �nicas declaraciones que diera el Che en los meses que dur� la crisis de los misiles. La mencionada rese�a de TIME se titulaba �Cuba: Castro"s Warhawk�, en una clara referencia al Che como el halc�n de guerra de Fidel Castro. Sin embargo, al leer su contenido no queda duda de que el calificativo de terrorista es el que mejor le cuadra.
Dibujando un retrato de s� mismo, Guevara afirmaba lo siguiente: "If the missiles had remained, We would have used them against the very heart of the United States, including New York City" (�Si los misiles hubiesen permanecido en Cuba, nosotros los habr�amos usado contra el propio coraz�n de los Estados Unidos, incluyendo la Ciudad de Nueva York�) (1). S�lo alguien con una mentalidad terrorista podr�a jactarse alegremente del deseo de ejecutar una acci�n que habr�a causado la muerte de millones de seres inocentes. Acci�n, que por lo dem�s, habr�a significado tambi�n la desaparici�n de millones de inocentes cubanos, pues la respuesta nuclear instant�nea de EEUU contra la URSS implicaba fatalmente la destrucci�n de Cuba. Tanto desamor a su pueblo y a la humanidad hacen inexplicable como este hombre trasmuta en s�mbolo rom�ntico de esperanza de los pueblos.
La mentira es revolucionaria: de la Acer�a del Che al Puerto Pesquero de Fidel
Los diferentes aspectos involucrados en la �Operaci�n Anadyr� (nombre dado por los rusos a la instalaci�n de las bases en Cuba) revelar�an otra cara, tambi�n perversa, del Che Guevara y de Fidel Castro, que evidencia el absoluto irrespeto de uno y otro hacia la opini�n del pueblo cubano y la hipocres�a de ambos como defensores de la soberan�a de Cuba.
Al subordinar a Cuba a los intereses geopol�ticos del imperio ruso, hab�a que obedecer las �rdenes que emanaban del imperio. Una de �stas fue que la instalaci�n de las bases militares se har�a en secreto. Siguiendo esa l�nea, el 27 de agosto de 1962 el Che Guevara sal�a a escena a enga�ar a la opini�n p�blica internacional. En Mosc� declar� que la URSS construir�a una gran Acer�a en Cuba (seg�n la agencia sovi�tica TASS �una factor�a de fundici�n de acero�) (2).
De la falsa Acer�a no se volvi� a hablar m�s. En su lugar, el comandante Fidel Castro, para enga�ar al mundo y al propio pueblo cubano, invent� otra mentira: que los rusos construir�an un Gran Puerto Pesquero en Cuba (3). El enga�o lleg� a su m�ximo el 23 de octubre de 1962 con la respuesta de Castro, transmitida por radio y TV, al discurso pronunciado por el Presidente Kennedy el d�a anterior. Ese d�a Castro desmenti� la denuncia de Kennedy acerca de la instalaci�n de misiles nucleares rusos en Cuba y �acus� al presidente norteamericano de mentir al acusar, a su vez, a Cuba de que dispone de armas at�micas� (4).
La �Crisis de los misiles� en el Testamento del Che
Como se puede comprobar en su Carta de Despedida a Fidel (5), el Che mantendr�a inalterado el enga�o al que siempre ha estado sometido el pueblo cubano sobre la crisis. En lugar de referirse a la �crisis de los misiles�, intencionalmente adopta la ret�rica rusa, la cual se refer�a a aquellos peligrosos acontecimientos como la �crisis del caribe�. Esta frase le permit�a obtener una doble ganancia: esconder la responsabilidad de la URSS en la crisis y presentar el conflicto como un enfrentamiento heroico entre el peque�o David (Cuba) y el gigante Goliat (EEUU).
Este terrorista confeso dej� muy mal parado al fil�sofo Jean Paul Sartre, quien en 1960 lo consider� �el ser humano m�s completo de nuestra �poca�. Con toda raz�n, Ralf Dahrendorf ha se�alado al existencialista franc�s de haber sucumbido a la tentaci�n totalitaria: �siempre que se dieron tales tentaciones, Sartre sucumbi� a ellas� (6).
1) http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,940139,00.html
2) http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1962/08/28/018.html
3) http://www.soberania.org/Articulos/articulo_5264.htm
4) http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1962/10/24/034.html
5) http://www.granma.cu/che/carta.html
6) Dahrendorf R. LA LIBERTAD A PRUEBA. Los Intelectuales frente a la Tentaci�n Totalitaria. Ed Trotta. 2009.Madrid, p. 186.
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