A lo largo de 1999, Peter De Jager concedi� m�s de 2.000 entrevistas a reporteros de todo el mundo. En casi todas ellas, la �ltima pregunta era la misma: �qu� va a hacer usted esta Nochevieja? Tanta curiosidad estaba justificada: De Jager era el autor de �Apocalipsis 2000�, un c�lebre art�culo de la revista �Computerworld� que denunci� en 1993 el riesgo de que los ordenadores dejasen de funcionar con el nuevo milenio y deton� una campa�a planetaria para arreglar el problema. De ah� que todo el mundo le pidiera consejo sobre c�mo sobrevivir al fin de mundo tal y como lo conoc�amos.
Sin embargo, su respuesta decepcionaba a casi todos sus interlocutores. Tras seis a�os de trabajos, De Jager cre�a que el mundo ya hab�a tomado medidas suficientes para evitar una tragedia. Sin embargo, los periodistas se negaban a escuchar sus palabras: s�lo quer�an o�r augurios catastr�ficos, como que las luces se apagar�an, los aviones se desplomar�an y los viejecitos dejar�an de cobrar la pensi�n. Por eso, De Jager anunci� que cuando sonaran las campanadas, �l estar�a sobrevolando el Atl�ntico a bordo de un avi�n. �Pensaba que mi ejemplo ser�a suficiente para convencer a la gente de que todo estaba bajo control�, recuerda De Jager. �Obviamente, me equivoqu�.
En la madrugada del 1 de enero, decenas de equipos televisivos se apostaron ante cajeros autom�ticos de medio mundo. Y cuando comprobaron que los billetes aparec�an por la ranura igual que antes, les invadi� el desconcierto: �no hab�an quedado en que el mundo iba a hundirse? �Al perder su noticia, los periodistas se enfadaron como ni�os y, para aliviar su enfado, se pusieron a meterse conmigo y a gritar que todo hab�a sido un montaje�, se queja De Jager.
As� fue c�mo cuaj� la idea de que el �efecto 2000� fue una enga�ifa de un pu�ado de inform�ticos con demasiado tiempo libre. Pero, cuando se cumple el d�cimo aniversario, el debate est� lejos de cerrarse. Primero, porque diversos expertos mantienen que la campa�a de prevenci�n �500.000 millones de d�lares de gasto en todo el mundo� nos libr� de un desastre colosal. Segundo, porque los �parches� contra el �efecto 2000� siguen provocando efectos secundarios, muchos de ellos insospechadamente positivos. Y, finalmente, porque aquella experiencia nos ofrece valios�simas lecciones sobre c�mo debemos afrontar los principales retos de nuestro mundo, ya sea el cambio clim�tico o las pandemias de gripe.
Los esc�pticos
Pocos han expresado las ideas de los esc�pticos con tanta elocuencia como Ross Anderson, profesor de la Universidad de Cambridge. En 1999, realiz� un estudio sobre el �efecto 2000� en los sistemas inform�ticos de su universidad y predijo que apenas se registrar�an problemas. �Adem�s, me di cuenta de que la mayor�a de los fallos podr�an resolverse apagando y encendiendo las m�quinas�, asegura. Entusiasmado, pidi� que el gabinete de prensa de Cambridge difundiera al mundo las buenas noticias. �Pero nadie nos hizo caso m�s all� de un par de emisoras locales�, recuerda. �El fin del mundo es un notici�n, pero que las cosas funcionen bien no lo es. As� que pasaron de mi estudio�.
Para Anderson, el �fallo Y2K� fue una gigantesca estafa. Con la llegada del nuevo milenio, todo funcion� mejor de lo anticipado: salvo unos cuantos fallos temporales, el mundo sigui� funcionando como un d�a cualquiera. Es m�s: pa�ses como Italia o Corea del Sur, que apenas hab�an invertido en medidas preventivas, sufrieron los mismos problemas que el resto. Y algo parecido ocurri� con millones de peque�as empresas que no hab�an adaptado a tiempo sus sistemas. �Lo �nico que podemos concluir es que los italianos y los coreanos estaban en lo cierto: el �efecto 2000� no era para tanto�, dice Anderson.
El 1 de enero, los esc�pticos se pavoneraron con su acierto, mientras que los profetas del apocalipsis se distanciaron como pudieron del fiasco. Pero eso no significa que asuman que se equivocaron: simplemente est�n dolidos por el escarnio p�blico al que les sometieron. �No fue una campa�a exagerada, asegura Paul Saffo, un experto en tecnolog�a que lider� la lucha contra el �efecto 2000�. �El �fallo Y2K� podr�a habernos hecho mucho da�o, pero unos �frikis� de los ordenadores nos salvaron el pellejo�.
�sa es la gran dificultad de evaluar la trascendencia del �efecto 2000�. Para unos, los escasos destrozos que provoc� demuestran que todo fue un montaje. Otros, sin embargo, sostienen la tesis opuesta: que todo sali� tan bien que nos resulta dif�cil admitirlo. �Ese es el problema de tomar medidas preventivas: al evitar una cat�strofe, borras las huellas de que el problema exist�a�, ha dicho Aidan Davidson, autor de un amplio informe sobre el �fallo Y2K�, a la revista online �Slate�.
El �xito es un fracaso
De Jager fue una de las principales v�ctimas de esta paradoja del �xito. Tan efectiva fue su campa�a para convencer a los Gobiernos y las empresas de que actualizaran sus sistemas que la gente se ha quedado con la copla de que su alarmismo no estaba justificado. Pero �l calcula que la mayor�a de la inversi�n �alrededor del 80 por ciento, seg�n algunos estudios� sirvi� para evitar problemas mayores. �Antes del cambio del milenio, los bancos adelantaron sus relojes y comprobaron que sus ordenadores no funcionaban�, asegura. �Si no llegan a gastarse tanto dinero, los cajeros habr�an dejado de funcionar. No tengo ninguna duda al respecto�.
Entonces, �c�mo explica De Jager los raqu�ticos incidentes que se registraron el 1 de enero de 2000? En primer lugar, se�ala, �por el trabajo duro de centenares de miles de inform�ticos que parchearon millones de sistemas� en todo el mundo. Y, adem�s, porque los problemas no fueron tan puntuales como se cree: muchas empresas sufrieron fallos graves, pero no los difundieron para no espantar a su clientela. �Es una grave injusticia considerarlo un fracaso, cuando fue un �xito sin precedentes�, asegura.
De hecho, algunos expertos creen que el �shock� del �efecto 2000� tuvo efectos ben�ficos que nadie sospech� en su momento. As�, al parchear el problema, muchas empresas aprovecharon para actualizar sus sistemas, lo que dispar� su eficiencia . S�lo un ejemplo: seis d�as despu�s del 11-S, la Bolsa de Nueva York pudo retomar sus operaciones gracias a protocolos que se dise�aron para el cambio de milenio.
Adem�s, el �fallo Y2K� aceler� el desarrollo de la econom�a mundial. Con tanto trabajo por hacer, las empresas occidentales se vieron desbordadas, as� que tuvieron que subcontratar programadores for�neos, principalmente en India. As�, las prisas del �efecto 2000� les hicieron descubrir las virtudes del �outsourcing�, una inagotable fuente de crecimiento en estos diez �ltimos a�os. �Es un ejemplo de manual de un �shock� temporal que provoca efectos permanentes�, explica Saffo.
Art�culo completo en La Raz�n (Espa�a)