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Por aquel entonces yo estaba tan atareado que acced� a ver a un �nico visitante del campus de Stanford; y da la casualidad de que era africano. Acert� a presentarse en un momento en que me estaba tomando un descanso.

En fin: a mi amiga le dije que aqu�l que tal le dijo igual pudiera haberle dicho que yo me niego a hacer paracaidismo con negros; y, ciertamente, me niego a tirarme en paraca�das con negros... y con blancos y con asi�ticos y con cualquier hijo de vecino.

No soy el �nico que ha sido v�ctima de confusiones de este tipo. De hecho, confusiones de este tipo est�n provocando distorsiones mef�ticas y de hondo calado en nuestro pa�s, los Estados Unidos de Am�rica.

Volvamos de nuevo la vista a la cuesti�n de la esclavitud. La de la esclavitud es una historia muy dolorosa, no s�lo por el trato dispensado los esclavos, sino por lo que su propia existencia dice de la especie humana: porque esclavos y esclavistas, no lo olvidemos, ha habido de todos los colores, credos y lugares.

Si la historia de la esclavitud debe ense�arnos algo, es que no podemos poner en manos de unos seres humanos un poder ilimitado sobre otros seres humanos, con independencia del color o el credo de unos u otros. La historia del antiguo despotismo y el moderno totalitarismo traslada pr�cticamente el mismo mensaje tinto en sangre.

Pero no es eso lo que se ense�a en nuestras escuelas y colegios, lo que nos muestran el cine y la televisi�n. No. El mensaje que se lanza una y otra vez es que los blancos esclavizaron a los negros.

Y s�, es cierto. Pero como lo es aquello que dice al principio de que no practico paracaidismo con negros. Y sus implicaciones son igual de falsas.�

En fin: los europeos esclavizaron a africanos de la misma manera que los norteafricanos esclavizaron a europeos: a m�s europeos que esclavos africanos hubo en Estados Unidos y las Trece Colonias.

El trato que se dispensaba a los esclavos blancos condenados a galeras era a�n peor que el dispensado a los negros en las plantaciones de algod�n. Pero no hay pel�culas ni series de televisi�n que hablen de ello; pel�culas o series como Ra�ces. Por supuesto, tampoco se habla de ello en nuestras escuelas y universidades.

El trato inhumano con que unos seres humanos tratan a otros seres humanos no es una novedad ni, mucho menos, algo extraordinario. No hay por qu� ocultarlo; entre otras cosas, porque podemos extraer algunas lecciones. Pero tampoco hay por qu� distorsionarlo y presentar unos pecados de toda la especie humana como propios o exclusivos de una sociedad o raza determinada.

Si la sociedad estadounidense y la civilizaci�n occidental se diferencian en algo de las dem�s sociedad y civilizaciones es, precisamente, en que en un momento dado se volvieron contra la esclavitud; y lo hicieron en un momento en que las sociedades no occidentales segu�an practic�ndola y se resist�an a las presiones occidentales encaminadas a ponerle fin.

S�lo el hecho de que Occidente fuera predominante hizo posible la erradicaci�n de la esclavitud en numerosas sociedades no occidentales en la �poca del imperialismo occidental. Sin embargo, hay estadounidenses que se van a �frica a pedir perd�n por la esclavitud; �a �frica, donde la esclavitud no est�, ni mucho menos, erradicada!

No es s�lo la historia de la esclavitud lo que es objeto de distorsi�n torticera. Quienes hurgan en la historia de la miner�a para socavar los cimientos de la sociedad estadounidense o de la civilizaci�n occidental tienen muy poco inter�s en la Marcha de la Muerte de Bataan o en las atrocidades perpetradas por imperios como el otomano. Este tipo de gente no buscan la verdad, sino oportunidades para denigrar a sus propias sociedades, o agravios con los que hacer caja a expensas de gente que ni siquiera hab�a nacido cuando se cometieron esos pecados del pasado por los que claman.

Un antiguo proverbio dice: "A cada d�a, su propio mal". Al parecer, no les basta, a tantos de nuestros educadores, intelectuales, medios de comunicaci�n. Est�n empe�ados en emponzo�ar el presente con el veneno del pasado.

Publicado originalmente en Libertad Digital (Espa�a)