De hecho, ese lejano mundo no se form� en nuestra galaxia, sino que entr� en ella, junto con su estrella, hace unos 9.000 millones de a�os. El hallazgo se publica esta semana en Science.
"El descubrimiento es muy excitante -explica Rainer Klement, uno de los autores del estudio- Por primera vez, los astr�nomos han detectado un sistema planetario en un grupo estelar de origen extragal�ctico. A causa de las enormes distancias, a�n no tenemos detecciones confirmadas de planetas en otras galaxias. Pero esta fusi�n c�smica ha puesto un planeta extragal�ctico a nuestro alcance".
Imaginemos la siguiente historia: hace 10.000 millones de a�os, hab�a una peque�a galaxia muy cerca de la nuestra. Era mucho menor que la V�a L�ctea, pero lo suficientemente grande como para tener varios miles de millones de estrellas en su interior. Entre todas sus compa�eras, nuestra protagonista, la estrella HIP13004, hab�a llevado, desde miles de millones de a�os atr�s, una existencia completamente normal. El astro brillaba desde tiempos inmemoriales, iluminando a su cohorte de planetas, y estaba llegando a su madurez.
Pero hace 9.000 millones de a�os todo cambi�. Y es que la V�a L�ctea, nuestra galaxia, empez� a devorar a su peque�a compa�era, el "hogar de HIP13004, deshaci�ndola literalmente y "rob�ndole" todas sus estrellas. Hoy, los restos de aqu�l acto de antiguo canibalismo gal�ctico a�n son visibles en nuestro cielo.
En efecto, HIP13004 y muchas de sus compa�eras forma parte de un grupo de estrellas, a 2.000 a�os luz de distancia, que los astr�nomos conocen como la "corriente Helmi". Todas ellas, aunque en la actualidad est�n dentro de la V�a L�ctea, proceden de aquella antigua y desaparecida galaxia vecina.
El canibalismo gal�ctico no es un fen�meno aislado. Sabemos que, durante su larga historia, la V�a L�ctea ha devorado a cuantas galaxias menores ha ido encontrando en su camino. Y sabemos tambi�n que en la actualidad ese proceso de canibalismo est� sucediendo en otras galaxias, tal y como demuestran las numerosas (y espectaculares) im�genes obtenidas por telescopios, entre ellos el Hubble.
Ni siquiera la V�a L�ctea, nuestro hogar en el espacio, se librar� de un destino parecido. En un futuro lejano, en efecto, nuestra propia galaxia chocar� y se fundir� con Andr�meda, otro gigante de sus mismas dimensiones y que hoy es la vecina m�s pr�xima de la V�a L�ctea, a dos millones de a�os luz de distancia.
Pero vayamos al planeta. Alrededor de HIP13004 los astr�nomos han encontrado un mundo, que han bautizado como HIP13044b. Se trata de un planeta grande, con un tama�o por lo menos de 1,25 veces el de J�piter y, al igual que su estrella, tampoco se ha formado en la V�a L�ctea. De hecho, se trata del primer planeta extragal�ctico detectado hasta ahora. Lleg� hasta nuestra galaxia acompa�ando a su estrella cuando su propio �hogar� espacial fue devorado por la V�a L�ctea.
Por si fuera poco, adem�s del "secuestro" de su estrella, ese desdichado mundo ha tenido que soportar otra hecatombe. Y es que su estrella madre, ampliamente superado el ecuador de su existencia, ya ha atravesado la turbulenta fase de expansi�n por la que pasan todas las estrellas que han agotado su combustible principal, el hidr�geno. En esos momentos, las estrellas se convierten en gigantes rojas y crecen hasta alcanzar varias veces su tama�o original, trag�ndose a menudo sus sistemas planetarios al completo. Nuestro propio Sol tambi�n har� lo mismo dentro de unos 5.000 millones de a�os.
Cuando el hidr�geno se acaba, el horno nuclear del centro de las estrellas se apaga temporalmente por falta de combustible. Sin la energ�a explosiva del horno estelar, la gravedad, que intenta comprimir la masa de la estrella, la aplasta sin remedio, comprimi�ndola sin contemplaciones.
Sin embargo, un gas que se comprime tambi�n se calienta, y de esa forma, a medida que la gravedad aprieta, la temperatura de la estrella tambi�n va creciendo, hasta alcanzar la que es necesaria para la combusti�n nuclear de otros gases que son residuos del hidr�geno ya quemado. Cuando eso sucede, el horno nuclear de la estrella se enciende de nuevo, de repente, y la estrella entera "rebota", hinch�ndose como un ardiente globo hasta alcanzar varias veces su tama�o original.
Un momento, por cierto, nada conveniente para los eventuales planetas en �rbita, que con toda probabilidad acabar�n absorbidos por la propia estrella. Se ha calculado, por ejemplo, que cuando el Sol entre en esa fase de s�bita expansi�n, su per�metro crecer� hasta alcanzar la �rbita de Venus, que es el segundo planeta de nuestro sistema. Cuando eso suceda, Mercurio y Venus ser�n vaporizados y, literalmente, tragados por el Sol. Y la Tierra, si no ha sufrido el mismo destino, estar� tan cerca del astro rey que la vida ser� imposible sobre su superficie.
HIP130044 est�, hoy, muy cerca de su estrella. En su punto m�s cercano, se encuentra s�lo a menos de un di�metro estelar de distancia (o a 0,055 veces la distancia de la Tierra al Sol, que es de 150 millones de km), y realiza una �rbita completa en s�lo 16,2 d�as. Los autores creen que la estrella ha absorbido a sus eventuales planetas internos y que, antes de convertirse en una gigante roja, la �rbita del mundo reci�n descubierto debi� de ser mucho mayor.
Por eso, el estudio de HIP13044b resulta importante. Porque puede ense�arnos mucho sobre el destino final de nuestro Sistema Solar cuando el Sol agote su combustible y pase por el proceso anteriormente descrito. Seg�n los investigadores, el hallazgo puede cuestionar nuestra actual comprensi�n sobre el proceso de formaci�n y supervivencia de los planetas. Y es que, sencillamente, el reci�n descubierto HIP13044b no deber�a estar all�.
"Este descubrimiento -asegura Johny Setiawan, que ha dirigido la investigaci�n- es parte de un estudio m�s amplio en el que buscamos sistem�ticamente exoplanetas en �rbita de estrellas cercanas al final de su existencia. Y este hallazgo es particularmente intrigante si consideramos el futuro distande de nuestro propio sistema solar, cuando el Sol, como se espera, se convierta en una gigante roja en cerca de 5.000 millones de a�os".
Publicado originalmente en ABC (Espa�a)