Vía Periodista Digital: Serán llamados fascistas aquellos que duden del cambio climático
En el prólogo de “Las mentiras del cambio climático”, Alcalde explica que los insultos y descalificaciones provendrán de los “coalarmistas”. Pero, más allá del ensayo, de las páginas del libro se desprende un trabajo de investigación en el que se citan numerosos escépticos extranjeros que se cuestionaron el grito puesto en el cielo del efecto invernadero.
Habla, por ejemplo, de Bjorn Lomborg y su “letanía ecologista”.
"Lomborg, el ecologista escéptico, el ex dirigente de Greenpeace que hoy reniega de los postulados ecoalarmistas, fue condenado casi al ostracismo científico tras la publicación de su primer libro, en el que ponía en duda que el deterioro del medioambiente fuese un problema prioritario para la Humanidad.
Tuvo que someterse a un juicio por supuesta deshonestidad científica (que, por supuesto, ganó), recibió el desaire de muchos de sus compañeros, fue amenazado, contempló cómo activistas ecologistas reventaban sus conferencias lanzándole tartas a la cara."
Así las cosas, la ciencia está siendo reemplazada por el fanatismo propio de una religión, fanatismo que en muchos casos llega al odio y la corrupción. La ciencia climática vive malos días opacada por el oscurantismo ecologista. El sano escepticismo ha sido reemplazado por el pensamiento único, la corrección política y el activismo político.