Noticia traída por El Día (España): "El cambio climático sólo es rebatido por un 1% de los científicos del planeta"
Las posturas críticas con las tesis sobre el cambio climático que han predominado durante la última semana en la Universidad de Verano de Adeje encontraron ayer su contrapunto en la ponencia de José María Fernández-Palacios, profesor de Ecología de la Universidad de La Laguna (ULL), quien se mostró firmemente convencido de que la Tierra está experimentado un proceso de cambio global inducido por la actividad humana. Esta teoría, aseguró, es compartida por "una abrumadora mayoría" de la comunidad científica internacional, de tal modo, apostilló, que en la actualidad sólo un 1% de este colectivo la rebate. "Existe un consenso generalizado, aunque hay diferentes grados de certidumbre", señaló Fernández-Palacios durante la ponencia que cerró el curso "Cambio climático. Consecuencias ecológicas y económicas globales y locales". Según el docente de la ULL, "la importancia y capacidad del ser humano para transformar el planeta es tal que pensar que no existe influencia sobre la atmósfera es de ilusos".
Increíble leer lo anterior, resulta que no importan tanto las teorías falseables, las evidencias y las observaciones, pareciera que es válido el argumento del número de "manos levantadas" en favor de una hipótesis u otra, el famoso argumento del "consenso", cuyo uso debería implicar el fin de la carrera de cualquier mal o autodeclarado científico y la negativa de cualquier publicación para presentar trabajos así argumentados.
En ciencia no sirven los consensos, sirven en cambio las evidencias, los experimentos repetibles, las teorías sujetas a falsación, el mejoramiento constante de las hipótesis. La ciencia no es una democracia, en la ciencia no sirven los votos ni las voces mayoritarias, en ciencia no sirven las voces "autorizadas" o la supuesta autoridad de una mayoría de expertos.
Mucho se puede hablar y teorizar sobre el calentamiento global o su variante antropogénica, y el debate sobre el tema es sano pero ni siquiera sirve el debate por sí mismo. Porque al final del día importan las evidencias y su refutación, no importan los sacerdotes de una teoría vendida como verdad absoluta y de obligatoria aprobación, no importan los argumentos Ad Populum en favor de una teoría u otra, y no, no sirven los trabajos mal argumentados aunque bien vendidos mediáticamente.