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A�da Zaldumbide se estaba recuperando de una operaci�n del coraz�n en el hospital de la polic�a el jueves en Quito cuando lleg� el presidente ecuatoriano Rafael Correa pidiendo ver a un m�dico. Correa hab�a estado en un altercado con algunos miembros de la Polic�a Nacional en sus cuarteles al otro lado de la calle.

Llegaremos a los detalles de la refriega en un minuto, pero lo que m�s importa, es lo que sucedi� despu�s. Correa dice que, una vez dentro del hospital, la polic�a lo "secuestr�" durante 10 horas, en lo que �l define como un intento de golpe de Estado.

Esta versi�n, sin embargo, es desmentida por Zaldumbide, al menos otro paciente, dos m�dicos y una enfermera que estaban de guardia en ese momento. Todos ellos manifiestan que Correa mantuvo todos sus privilegios presidenciales y no estuvo en ning�n momento sin la protecci�n de su equipo de seguridad.

Agregan que se le ofreci� una escolta armada para salir, la que Correa rechaz�. El ministro de Seguridad de Ecuador tambi�n ha afirmado que el presidente nunca estuvo detenido.

De todos modos, a las 9 de la noche, Correa, quien fue entrevistado telef�nicamente por los medios de comunicaci�n estatales durante el tiempo que fue supuestamente "secuestrado", orden� el env�o de 500 soldados del ej�rcito al hospital. Los soldados llegaron con tanques y ametralladoras y abrieron fuego contra la polic�a. Un feroz tiroteo que dur� 40 minutos cobr� la vida de dos hombres y aterroriz� al personal del hospital y a los pacientes.

El oficialismo sali� r�pidamente a defender a Correa. El viernes, el portavoz del Departamento de Estado, P.J. Crowley, pareci� vitorear el abrumador uso de la fuerza. El levantamiento de la polic�a "en cierta medida, represent� un reto para el gobierno", dijo, concluyendo que "el gobierno respondi� con eficacia". Las versiones de testigos oculares y hechos verificables dicen lo contrario.

El problema comenz� en la ma�ana del jueves cuando la polic�a anunci� una huelga para protestar contra los recortes en sus remuneraciones. Correa respondi� yendo a los cuarteles para enfrentar a la polic�a. Una vez dentro del edificio se dirigi� a una ventana, se rasg� la camisa, y grit�: "Si quieren matar al presidente, m�tenlo!"

Si el objetivo era destituir al presidente, la provocaci�n ocasion� el momento propicio para hacerlo. Pero es improbable que la polic�a tuviera tal cosa en mente.

La raz�n es que, a pesar de su d�bil gesti�n de la econom�a, la mayor�a de las encuestas dan al demagogo populista un �ndice de aprobaci�n de m�s del 50%. La historia reciente sugiere que los gobiernos ecuatorianos s�lo son derrocados despu�s de que cae su nivel de aprobaci�n. Sin el respaldo popular para destituir a Correa, no se iba a producir un golpe de estado sin l�der (todos los indicios apuntan a que no hab�a un l�der).

Es cierto que la "gripe azul" y las barricadas policiales en Quito se hab�an extendido a otras ciudades, y que la polic�a utiliz� gas lacrim�geno y arroj� objetos al presidente cuando se present� en los cuarteles. Fue entonces cuando camin� por la calle hasta el hospital con su reconocida dignidad machista obviamente herida.

Despu�s de que terminara el tiroteo, Zaldumbide declar� al diario ecuatoriano Expreso: "Es injusto lo que pas�. La prensa aqu� est� diciendo que �l fue secuestrado, pero no fue as�. Las fuerzas especiales hicieron un cord�n para que pudiera irse, pero �l no quer�a. Le dijimos que se fuera, que estaba poniendo en peligro la vida de todos, pero �l no quer�a". Zaldumbide dijo que Correa respondi� que "debo salir con la frente en alto as� que esperar� hasta que mi gente de (el movimiento conocido como) Alianza PAIS me rescate".

El doctor Fernando Vargas, quien estaba trabajando en el hospital, public� un testimonio similar en el sitio de Internet Ecuadorenvivo.com: el se�or Correa "no estuvo secuestrado, fue atendido por el personal del hospital", y "el ministro del Interior estaba en contacto permanente con �l". La polic�a le prepar� una escolta armada y esper� dos horas para que hiciese uso de ella. En cambio, hubo "un salvaje asalto militar en el hospital", donde hab�a mujeres, ni�os y ancianos, se�al� el m�dico.

Diego Chimborazo, un polic�a que estaba en el hospital para una cirug�a de rodilla, y otro m�dico hicieron declaraciones similares a Expreso acerca de la acci�n militar sin sentido.

Correa no tuvo muchos inconvenientes en el manejo de la historia. Por la ma�ana puso fin a los informes de la televisi�n independiente, limitando a los ecuatorianos a su versi�n de los hechos del d�a anterior. Curiosamente, cuando lleg� a la plaza frente al palacio presidencial�-poco despu�s de abandonar el hospital� para celebrar su triunfo sobre el "golpe de Estado", ya se hab�an instalado pantallas gigantes de televisi�n y un sistema de sonido.

Existe alguna evidencia de que los militares, que tambi�n sufrir�n las medidas de austeridad impuestas por Correa, simpatizaron con la huelga de la polic�a. Esto puede explicar por qu� el ej�rcito no se sali� a patrullar las calles cuando estall� el caos, y por qu� la fuerza a�rea cerr� algunos aeropuertos. Sin embargo, durante todo el d�a la c�pula oficial se mantuvo leal al presidente.

Una cosa es cierta: Correa no va a desaprovechar una crisis. Desde el jueves ha estado difundiendo undir su versi�n de los acontecimientos, que implica a sus opositores pol�ticos en lo que parece ser cada vez m�s un golpe de Estado que nunca ocurri�.

Noticia publicada en Wall Street Journal