Destacaron que si bien las cuentas calendáricas mayas marcan el fin de un ciclo, en la cosmovisión maya, como en muchas otras culturas, todo fin de un ciclo marca al mismo tiempo el inicio de uno nuevo, tal y como hacen los calendarios actuales.
La percepción espacio-tiempo en Mesoamérica en tiempos de los mayas era muy diferente a la cosmovisión europea, de donde provienen las ideas apocalípticas.
Guillermo Bernal Romero, investigador del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, dijo que las historias mayas se conocen a través de sus inscripciones y que en ellas no se ha encontrado, a la fecha, ninguna historia que hable de un apocalipsis o una catástrofe.
El especialista en epigrafía agregó que en el Templo de las Inscripciones, en Palenque, se han encontrado registros de fechas que corresponderían en nuestro calendario a un año 4000, mucho más adelante de 2012, que supuestamente marca el fin del calendario maya.
Un híbrido de cosmovisión
A este respecto, el arqueoastrónomo Jesús Galindo Trejo, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, señaló que los mayas eran buenos astrónomos, pero ni siquiera la ciencia actual puede predecir los acontecimientos de un cataclismo planetario.
Indicó que sí existen ciertas profecías que se mencionan en algunos libros mayas del siglo XVI, cuando ocurrió la mezcla entre la cultura prehispánica y la occidental, en los que se menciona que habrá guerras, sequías y hambrunas, pero esas no son profecías especiales, pues estos eventos siempre han ocurrido en la historia de la humanidad.
La llegada de los españoles a Mesoamérica en el siglo XVI fue un gran motor de cambio para las sociedades que ahí habitaban, debido a la imposición de una forma diferente de entender la vida y el cosmos. Todas las costumbres, las religiones y los textos de las antiguas culturas fueron destruidos o adaptados a la nueva religión, hecho que constituye una interferencia para estudiar qué es lo que realmente dijeron los mayas prehispánicos, apuntó Galindo Trejo.
En este sentido, el investigador anotó que no existe una equivalencia para descifrar la epigrafía maya, como sucede con los egipcios, lo que aumenta la dificultad de estudio.
Al explicar cómo se ha relacionado la cuenta larga de los mayas con la famosa fecha del fin del mundo (21 de diciembre de 2012), Galindo Trejo comentó que, para empezar, la fecha establecida por los mayas para su inicio mítico es arbitraria.
Explicó que los mayas plantearon, por convención matemática, que una determinada fecha la expresarían como el número de días que habían transcurrido desde el inicio mítico. De acuerdo con los especialistas, al traducirla a nuestro calendario, ésta sería el 13 de agosto de 3114 a.C.
Pero hay que decir que en esa época no existían los mayas tal como los conocemos. De esta manera, para el día del solsticio de invierno de 2012, la fecha en cuenta larga tendría la forma: 13.0.0.0.0, agregó.
El especialista precisó que existen más de 50 arranques propuestos o correlaciones calendáricas. Es decir, el 13 de agosto de 3114 a.C. es una opción, pero para otros el 13.0.0.0.0 de la cuenta maya pasó hace 258 años, mientras que para otros ocurrirá dentro de 261 años.
Galindo planteó una propuesta sobre el inicio del calendario de la cuenta larga, basada en evidencias obtenidas de un mural en las ruinas de Mayapán, Yucatán. El planteamiento tiene como referencia no al solsticio de invierno, como se ha establecido en otras teorías, sino a la relación con el tránsito de Venus por el disco del Sol.
Dicho mural se encuentra en un edificio adosado a la pirámide principal de Mayapán. El mural está formado básicamente por unos soles grandes, amarillos, con rayos rojos; dentro de cada sol aparece un personaje descendiendo. Cada disco solar está enmarcado: a los lados de cada uno hay dos personajes armados con lanzas, como custodiándolo, aunque éstos no tienen perfil maya.
Las interrogantes
Pero, ¿qué tiene dentro cada representación del Sol? Existen dos opciones: una es que se trata de un planeta interior, pasando frente al disco del Sol. La otra es que se trata de una mancha solar, aunque éstas no siempre se llegan a percibir. Ahora bien, mediante excavación arqueológica se determinó que la pintura fue hecha alrededor de los años 1200-1400, durante los cuales sucedieron cuatro tránsitos de Venus.
En el códice maya de Dresde, Alemania, está claramente escrito el periodo en que el planeta Venus podía ser observado o no desde la Tierra.
Sabiendo que los mayas seguían a Venus, entonces puede concluirse que, probablemente, lo que están representando dentro del Sol en el mural de Mayapán podría ser Venus durante un tránsito, apuntó Galindo.
Dijo que el próximo tránsito de Venus por el Sol se observará en México el 5 de junio de 2012, como a las cinco de la tarde, lo que significa que tendremos unas tres horas para admirar a Venus dentro del disco del Sol.
Ahora bien, ¿qué tal que el 13.0.0.0.0 de la cuenta larga maya no estuviera relacionado con un solsticio de invierno, sino que apuntara al 5 de junio de 2012, es decir, que estuviera relacionado con el siguiente tránsito de Venus por el Sol? Eso movería el inicio mítico de los mayas, pero lo movería apenas 200 días, que son 10 veces 20, en referencia al ritmo de las veintenas de los mayas.
Cualquier aspecto de la cultura prehispánica que podamos estudiar choca con la falta de información; en este caso no hay mucha, pero sí la suficiente para decir: “Esto son los mayas, y no los que imaginamos viendo que el mundo se acabe. El mundo se acabó para los mayas, sí, pero cuando llegaron los europeos a su territorio”, concluyó Galindo.
Noticia publicada en El Universal (México)