Al parecer, el diplomático de Canadá iba a aclarar que si Islandia decidiese adoptar el dólar canadiense, su Gobierno estaría dispuesto a abrir negociaciones. Antes de su intervención, Bones concedió una entrevista radiofónica en la que fue diáfano: "Nosotros, ciertamente, estamos abiertos a discutir el asunto, si Islandia formula la solicitud".
Tras la entrevista, se filtró a la prensa que Bones iba a incidir en este asunto durante el mitin. El revuelo fue tal que la comparecencia del embajador quedó cancelada. Según informó el periódico canadiense The Globe and Mail, el Ministerio de Asuntos Exteriores canadiense consideró que no era adecuado realizar tales declaraciones en el acto del Partido Progresista: "Es un acontecimiento político. Así que se tomó la decisión de que no es adecuando que hable en ese acto [...] Si bien es posible que haya pensado en realizar esos comentarios, no se pronunciarán esos comentarios".
En ese sentido, el Ministerio aclaró la posición oficial del Gobierno canadiense el pasado viernes afirmando que "Canadá no realiza comentarios públicos sobre las divisas de otros países", y añadiendo que éste "es un asunto del gobierno y del pueblo islandés". El banco central canadiense, por su parte, evitó pronunciarse y remitió las preguntas al Departamento de Finanzas, que tampoco ha aportado nuevos datos.
Sigmundur Gunnlaugsson, el líder del partido organizador del citado acto, explicó que "simplemente intentaban generar un debate sobre las varias posibilidades de las que dispone Islandia". Por su parte, el ministro de Exteriores islandés, Ossur Skarphedinsson, aseguró estar "a favor de discutir las alternativas que podamos tener a la corona".
La idea de adoptar el dólar canadiense se remonta al año pasado, cuando un grupo de importantes empresarios islandeses se la plantearon al embajador Bones. De no ser por la entrevista, las filtraciones a la prensa y la subsiguiente cancelación, la intervención del diplomático en el mitin del partido en la oposición habría representado la primera respuesta canadiense. Según las filtraciones, Bones iba a referirse también a los riesgos de la adopción del dólar canadiense. Reikiavik perdería toda su soberanía monetaria, con lo que se verían reducidas sus opciones ante posibles fluctuaciones venideras.
Alternativas a la corona islandesa
Con un nivel de población semejante al de Vigo o Valladolid, de todos los países que disponen de una divisa propia con tipo de cambio flexible, Islandia es el más pequeño. Emite su corona desde que en 1885 prescindió de la divisa danesa; por aquel entonces, el dólar canadiense tenía quince años. Al cambio actual, una corona islandesa no alcanza para adquirir un céntimo de dólar canadiense.
Según Sebastien Galy, estratega de divisas de Société Générale, que un país "con la población de una ciudad canadiense de tamaño decente" tuviese una "divisa independiente" era algo que "siempre iba a ser un problema". Por lo que considera que apostar por "una nueva divisa ayudaría a aportar credibilidad a la vez que impondría ajustes en los precios internos".
Tras el desastre de 2008, las transacciones en el mercado de divisas islandés están limitadas a un máximo de 350.000 coronas (2.111,40 euros). Esto dificulta enormemente que Islandia pueda atraer inversión extranjera, ya que los beneficios obtenidos en el país difícilmente pueden transferirse al extranjero. Según los planes actuales del Gobierno, estos límites deberían empezar a desaparecer el año que viene. Pero diversos expertos temen que, sin estos controles, la inflación vuelva a descontrolarse y la corona pierda valor otra vez.
Noticia completa en Libremercado (España)