Todos los niños que corretean por los parques podrían ganar un concurso de belleza. Sus caritas son redonditas, su cuerpecito ciertamente achuchable, los dientes todavía están en su sitio y su sintaxis es para morirse de risa. Son pequeños y, por tanto, para comérselos. En teoría.
Según un estudio publicado en el blog de «Psychology Today»y recogido por Time.com, hay una edad en la que los bebés dejan de ser adorables. Psicólogos de China y de la Universidad de Toronto hicieron una encuesta en la que preguntaban si consideraban guapos a niños desde infantil hasta los seis años. A los participantes en el estudio les pareció que las caras de los más pequeños eran más atractivas que las de los niños más mayores.
¿El punto de inflexión? Los cuatro años y medio, justo entre el paso de infantil a primaria. «Esa es la edad en la que se pierden los rasgos de infante», aseguran. Los investigadores se refieren entre otras cosas a que esa es la edad, por ejemplo, en la que los bebés pierden los ojos grandes que les caracteriza en relación con sus pequeñas naricitas, y así lo publicaron en el Journal of Experimental Child Psychology.