Para llevar a cabo su estudio, sobre el que se ha publicado un artículo en la revista PLoS ONE, se utilizó telemetría satelital para rastrear los desplazamientos en mar abierto de esta viajera marina clasificada como especie «vulnerable» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Los autores, especialistas en conservación dirigidos por la Sociedad para la conservación de la flora y la fauna (WCS, Estados Unidos), acoplaron transmisores satelitales a seis mantas gigantes (cuatro hembras, un macho y un juvenil) frente a las costas de la Península de Yucatán (México) y siguieron sus desplazamientos durante trece días. Según informan, se sabe que las mantas gigantes o mantarrayas (Manta birostris) se están viendo afectadas por su captura, directa o accidental, y que a raíz de ello su población está menguando. El estudio revela que las mantas rastreadas realizaron desplazamientos cortos entre distintos puntos durante los que buscaban alimento.
«Apenas se sabe nada sobre los desplazamientos y las necesidades ecológicas de la mantarraya, una de las especies más grandes del océano y sin embargo de las menos conocidas», destacó la autora principal, la Dra. Rachel Graham, responsable del programa de tiburones y rayas del Caribe y el Golfo de México de la WCS. «Los datos en tiempo real recabados son una ventana al mundo, hasta ahora nunca visto, de este mítico pez y servirán para diseñar estrategias para su gestión y conservación.»
En relación a los hallazgos, otro de los autores, el Dr. Matthew Witt del Instituto para el medio ambiente y el desarrollo sostenible de la Universidad de Exeter (Reino Unido) indicó: «Los datos remitidos por los transmisores revelaron que algunas de las mantas recorrieron más de 1 100 kilómetros durante el período estudiado. La mayor parte del tiempo navegaron por zonas costeras abundantes en zooplancton y huevos de peces.»
Las mantarrayas nadan con la boca abierta mientras atraviesan bancos de plancton. Los datos recabados muestran que las mantas marcadas pasaron la mayor parte del tiempo en aguas jurisdiccionales de México, si bien algo más del 11 % de su itinerario transcurrió por zonas marinas protegidas (ZMP). Según los autores, la mayoría de las zonas de paso de las mantas coinciden con importantes rutas comerciales por la región, por lo que las colisiones con buques podrían dañar a estos animales.
«Estudios como éste son determinantes para planificar una gestión eficaz de las mantarrayas, que al parecer se encuentran en declive en todo el mundo», apuntó el Dr. Howard Rosenbaum, director del Programa de gigantes del océano del WCS.
Pese a su aspecto endiablado, la manta es una criatura inocente que no plantea ningún peligro para los seres humanos. A diferencia de la raya látigo o pastinaca, carece de aguijón. Según entendidos en la materia, la mantarraya posee la mayor proporción entre su cerebro y su cuerpo de entre todas las rayas y los tiburones y alumbra a una o dos crías cada uno o dos años.
En referencia a los resultados de su estudio, los autores concluyeron: «Aún se desconocen los desplazamientos migratorios de las mantarrayas, pero queda claro que la tecnología de seguimiento por satélite ofrece la posibilidad de avanzar enormemente en su conocimiento y también de contextualizar amenazas explícitas para esta especie desde el punto de vista espacial.»
Noticia publicada en Cordis
Home 
Atrás 
Arriba
Imagen: Agencias / Internet
