Los primeros análisis de la mayor capa de sedimento jamás recogida en la superficie terrestre del Ártico indican que se produjeron en esa región intervalos de calor mucho más intenso del que se creía durante los últimos 2,8 millones de años, según publica la revista "Science".
Esos intervalos de calor se corresponden además con periodos cálidos y sin hielo en zonas de la Antártida, lo que sugiere una fuerte interconexión hemisférica del clima.
"Las regiones polares son mucho más vulnerables a los cambios de lo que se creía hasta ahora", señalan Martin Melles (Universidad de Colonia, Alemania), Julie Brigham-Grette (Universidad de Massachusetts Amherst, Estados Unidos) y Pavel Minyuk (Instituto de Investigación Científica Interdisciplinaria del Nordeste, Rusia).
Los científicos llegaron a esta conclusión tras estudiar la capa de sedimento recogida en 2009 del lago El"gygytgyn, en la península siberiana de Chukotka, en el ártico ruso, que se formó hace 3,6 millones de años cuando un meteorito impactó contra la superficie terrestre y dejó un cráter de 18 kilómetros de diámetro.
El meteorito impactó en una de las pocas áreas del Ártico libres de glaciares continentales, lo que explica la acumulación ininterrumpida de una capa de sedimento que permite viajar por las eras geológicas y conocer información notablemente precisa sobre la historia climática y medioambiental.
Con el objetivo de cuantificar las diferencias climáticas asociadas con la intensidad variable de los interglaciares, los periodos más cálidos entre las edades de hielo, los científicos estudiaron detalladamente cuatro fases de calor.
Llama la atención que algunas de estas fases son excepcionalmente cálidas, caracterizadas por una actividad biológica extremadamente alta en el lago, muy por encima de los datos que sirven como referente en los ciclos climáticos relativamente regulares.
Así, los expertos analizaron los dos intervalos interglaciares "normales" más recientes- hace 12.000 y 125.000 años- y dos de los "súper"-interglaciares, registrados hace unos 400.000 y alrededor de 1,1 millones de años.
Según las reconstrucciones climáticas, las temperaturas veraniegas durante los periodos "súper"-interglaciares fueron entre 4 y 5 grados centígrados más cálidas y las precipitaciones anuales 300 milímetros más intensas que durante periodos interglaciares "normales".
Los científicos sospechan que la causa de estos interglaciares más intensos se halla en la Antártida ya que coinciden con fases de deshielo en la Antártida Occidental.
La posible explicación sería que esta pérdida de hielo limitara la masa de agua fría en las profundidades que fluye en el Pacífico norte, lo que produciría aguas más cálidas en la superficie, temperaturas más elevadas y un incremento de precipitaciones continentales.
Por otra parte, la desintegración de la capa de hielo de la Antártida Occidental hubiera provocado una subida global del nivel del mar y la entrada de una mayor cantidad de agua cálida en el Océano Ártico a través del estrecho de Bering.
"El excepcional calentamiento climático en el Ártico y la obvia interdependencia interhemisférica no se conocían antes de nuestro estudio", resumen los científicos.
Según los expertos, "los datos son de importancia global" ante los fuertes indicios del actual colapso de capas de hielo de la península antártica y de un retroceso en los márgenes de la Antártida Occidental.
Publicado por La Información (España)