Los investigadores realizaron una encuesta y tomaron muestras de sangre a 368 canes para conocer las características de los perros que persiguen sus colas (TC, por sus siglas en inglés) y sus posibles asociaciones con factores ambientales y de personalidad.
Hallaron algunas similitudes entre los "perseguidores de cola", que de manera extraña, coincidían con los síntomas de de muchos pacientes humanos que sufren del Transtorno Obsesivo Compulsivo. Entre éstas se encuentran el inicio precoz de comportamientos compulsivos recurrentes y otros patrones como actuar tímidamente o tenerle miedo a los ruidos altos.
Como en los humanos, las compulsiones caninas se pueden manifestar de diversas formas o en una combinación de comportamientos. Algunos perros se involucran en comportamientos repetitivos como perseguir luces o sombras, por ejemplo, o lamiendo o mordiendo su cuerpo repetidamente.
La separación temprana de la madre y pocos cuidados de la progenitora también tienden a predisponer a los perros a perseguir sus colas, según reveló el estudio.
¿FALTA DE EJERCICIO?
Sorprendemente, la cantidad de ejercicio no tenía nada que ver con qué tan seguido los perros perseguían su cola, lo que podría ser algo reconfortante para algunos propietarios que creen que se debe a muy pocos paseos o a insuficiente tiempo para jugar con su mascota.
Como dato adicional, los perros que recibieron suplementos dietéticos, vitaminas y minerales, mostraron menos TC en comparación con los que no lo recibieron.
En conclusión, el inicio temprano y el tipo de comportamiento repetitivo variable, que se ve afectado por condiciones ambientales tales como micronutrientes, atención materna y esterilización, son factores compartidos entre las compulsiones caninas y humanas.
Noticia publicada en El Comercio (Perú)