Estos son los resultados de un trabajo publicado en la revista Current Biology que demuestra que, al contrario de lo que se pensaba, las feromonas no son las encargadas de despertar este instinto en todos los mamíferos.
En estudios anteriores se había comprobado que las hembras de conejo emplean una feromona que desencadena una respuesta automática en las crías para que comiencen a succionar. Por ello, muchos científicos pensaban que este sería el mecanismo utilizado por todos los mamíferos. Sin embargo, la nueva investigación demuestra que en los ratones, que tienen un estilo de crianza similar al de los humanos, el proceso es diferente. "Esperábamos encontrar una feromona que controlase la succión en ratones, pero descubrimos un mecanismo totalmente diferente", ha explicado Darren Logan, uno de los autores, del Wellcome Trust Sanger Institute (Reino Unido). "Hemos demostrado, por primera vez, que los ratones no responden a una feromona, sino que reaccionan a una respuesta aprendida, basada en una mezcla de olores: el olor único de la madre".
Los investigadores acercaron a las crías recién nacidas por cesárea a senos que habían sido lavados y después sumergidos en diferentes fluidos: líquido amniótico, saliva materna, leche materna y orina. Solo las crías que olieron líquido amniótico comenzaron a succionar.
Además, en otro experimento, los investigadores utilizaron ratones modificados genéticamente para carecer de un gen que afecta a la región de detección de feromonas en la nariz. Si la señal para alimentarse dependiera de alguna feromona incluida en el líquido amniótico, los ratones modificados no la detectarían y, por tanto, no comenzarían a mamar. Sin embargo, estos individuos empezaron a alimentarse sin problema. Los autores piensan que este estudio abrirá puertas para investigar las vías neuronales que intervienen en el comportamiento instintivo de los seres humanos.
Noticia publicada en Muy Interesante (España)