Se trata de la Lucihormetica luckae. La nueva especie es el único caso conocido de mimetismo por bioluminiscencia en un animal terrestre. Es decir, que imita a otro elemento de la naturaleza.
En la naturaleza se pueden encontrar varios casos de mimetismo, como, por ejemplo, una serpiente común que imita el aspecto de una serpiente de cascabel, de modo que consigue el respeto del resto de animales que temen un veneno que, en realidad, no puede producir y mucho menos inocular.
El caso es que esta cucaracha imita los patrones bioluminiscentes, las líneas de luz de otro animal, un escarabajo venenoso que vive es su mismo ecosistema.
En tierra firme la bioluminiscencia no es tan común, pero en el fondo del mar, en las oscuras profundidades la luz puede tener muchas aplicaciones, como comunicarse, atraer parejas de la misma especie o alejar a las de otra especie, evitar depredadores, etc.
Imita a un escarabajo venenoso
Un artículo publicado en la revista Naturwissenschaften señala que la luz de la Lucihormetica luckae se produce gracias a una bacteria que se encuentra en el cuerpo de la cucaracha. Las bacteria se queda en el caparazón del insecto y, por la noche, el habitual color marrón oscuro se torna de un color amarillo brillante.
Es precisamente ese amarillo brillante lo que necesita la cucaracha para alejar a sus depredadores. Unos escarabajos que viven en la misma zona emiten una luz con la misma longitud de onda y, en este caso, sí tienen toxinas letales para los incautos depredadores que los ingieren. La Lucihormetica luckae se aprovecha de la confusión y ningún animal se atreve a comerla.