La pobreza es el estado original del hombre, al mundo venimos sin nada y de este sin nada saldremos. Pero el hombre nace con una mente creativa que desarrolla y produce, crea e imagina, plasma su ingenio en obras, toma riesgos y aprende de sus aciertos y fracasos. Mas no todos somos creativos en igual medida ni tomamos riesgos en igual medida, algunos poseen m�s talento que otros y en diversos campos, y hay campos que son m�s redituables que otros porque las personas valoran m�s ciertas actividades que otras. De ese modo, es natural y justo que unas personas ganen m�s que otras, y por el contrario, lo condenable es que algunas personas tomen arbitrariamente el dinero de otros o que cometan fraude para obtener ganancias ileg�timas.
Pero tambi�n es cierto que existe la injusticia (as�, a secas, no hay tal cosa como "justicia social") cuando algunas personas no producen ni bienes ni servicios ni ninguna otra cosa que sirva a los dem�s, pero en cambio vive como par�sito de los creadores mediante el uso de la fuerza, la coerci�n o el fraude. Me refiero a los delincuentes comunes, los funcionarios del Estado y a todos quienes viven del dinero ajeno tomado v�a impuestos o v�a la fuerza directa. Es injusto que las personas deban tributar obligatoriamente a una organizaci�n llamada Estado o Iglesia, pues en esencia el tributo es un robo llevado a cabo v�a coerci�n judicial, y el robo es pecado desde el punto de vista de los 10 mandamientos, ilegal y nada �tico. La injusticia de los impuestos crea grandes inequidades pues los gobernantes y sus funcionarios se benefician con el dinero de otros mientras que los tributarios se empobrecen pues ven mermado el fruto de su trabajo. As� que mientras m�s impuestos se crean menos incentivos existen para producir y lo que sobreviene entonces es la pobreza generalizada rodeando a los lujosos ministerios p�blicos y autos de la burocracia, la milicia o la iglesia.
La burocracia a su vez crea m�s inequidades con cada nueva regulaci�n que obstaculiza la creaci�n de empresas, la provisi�n de servicios o el comercio libre. Los tr�mites, costos por permisos y las cuotas empobrecen a�n mas a todos, en menor medida a los emprendedores y en mayor medida a los asalariados. Por otro lado, las empresas estatales, adem�s de haber sido creadas con dinero ajeno y cuyos beneficios jam�s llegan a quienes fueron obligados a capitalizarlas con sus impuestos, establecen a menudo monopolio de jure que impiden que otros emprendedores ingresen a competir, impidiendo de esta manera que el consumidor se beneficie de la sana competencia en precios, valores agregados y nuevos productos.
�Ha denunciado el Vaticano todo lo anterior como pecados de lesa humanidad? no, de hecho, la iglesia cat�lica por mucho tiempo oblig� a los feligreses a tributar el diezmo y a costear los lujos de algunas de sus misiones.
Pecados Capitales
Seamos m�s francos a�n, los tradicionales pecados capitales tampoco son tan "pecaminosos", son normas morales de la iglesia cat�lica que buscan una mejor convivencia pero que de hecho no constituyen necesariamente una erosi�n de los derechos individuales de otros. La lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia, no implican la afectaci�n a la vida y propiedad de otros a menos que la ira conduzca a la violencia o la pereza al homicidio no premeditado de personas bajo nuestro cuidado, pero en estos casos de ejemplo no se juzga la ira o la pereza sino la agresi�n y el homicidio. En otro caso, si amar con locura, pasi�n y lujuria es pecado, pues me declaro culpable y merecedor de la quinta paila (aceite de oliva extravirgen en la m�a por favor).
�Qu� constituye un pecado capital?
Esto cae en la subjetividad, para unos la lujuria puede constituir mostrar el cabello sin el uso de la burqa isl�mica y para otros besos en p�blico, �qu� tanto es alimentarse bien y cuando cruizamos la l�nea que nos lleva a la gula? Avaricia, �significa ser insolidario o buscar mayor fortuna? en ambos casos, ninguno constituye una agresi�n o fraude, pues la avaricia no siempre nos lleva al robo y con frecuencia nos lleva a un nivel econ�mico que nos permite ayudar a los dem�s (los 30 mil millones de d�lares donados por Bill Gates a personas necesitadas). Sobre la pereza �cuantas horas debo dormir? �cuantas tareas debo hacer? �qu�, objetivamente hablando, son las tareas necesarias al d�a?
La ira no constituye un pecado, tanto que de ira estaba lleno Jesucristo cuando expuls� a los mercaderes del templo o cuando Jehov� de los Ej�rcitos mand� a Israel a arrasar pueblos enteros por id�latras (�genocidio?) seg�n afirma el Antiguo Testamento. La envidia es un sentimiento vil propio de resentidos y gentes poco nobles, ya se imaginar�n quien llega a mi mente, s�, aquel que llama "pelucones" a las personas adineradas y despectivamente "coloraditas" a las guapas damas de Guayaquil, etc. �Soberbia? �pecado? sin autoestima el hombre no es hombre, autoestima es algo que casi ning�n animal tiene con excepci�n de los primates superiores como chimpanc�s, bonobos y humanos, los dem�s animales s�lo tienen instinto de autopreservaci�n. Autoestima es la mitad de la raz�n de nuestra evolucionada inteligencia humana (la otra mitad la constituye la b�squeda de pareja).
Desde luego la "exagerada" autoestima devenida en soberbia nos pone en aprietos sociales, pone en rid�culo a mandatarios como el nuestro evidenciando sus carencias personales, la falta de inteligencia emocional y de una preparaci�n acad�mica adecuada. La soberbia es como el mal aliento, uno es el �ltimo en reconocerla en si mismo, pero a�n as�, el orgullo exagerado no es agresi�n a derechos de otros aunque s� considerado como afrenta a la moral del Vaticano que en cambio exhibe, no sin contradicci�n, fastuosas fortunas en la forma de obras de arte, palacios y una abultada corte en lo que se puede considerar una de las pocas monarqu�as electas del mundo.
El mundo est� fregado, a los pol�ticos ruines, bur�cratas par�sitos y delicuentes y terroristas comunes, hay que sumarle una c�pula eclesi�stica que se afirma infalible pero cuyas decisiones no resisten el menor an�lisis.