Dicho de otro modo lo que resultaba desagradable en el mejor de los casos para los alemanes de esa era, eran ciertos elementos puntuales y no la filosof�a del socialismo nacionalista. Y eso es lo que debe ser subrayado. No se puede atribuir el auge del Nazismo a ninguna condici�n hist�rica en particular (depresi�n, reparaciones de guerra, crisis institucional) si no a la ra�z filos�fica del fen�meno[4]. Otros paises han sufrido depresiones, han pagado reparaciones de guerra y han tenido profundas crisis institucionales: casi ninguno se volvi� totalitario.

Si bien todo campo de concentraci�n es por definici�n un espacio de negaci�n de la justicia y otros valores humanos, fue precisamente bajo el Nazismo que se llev� al m�ximo esa definici�n. Primero bajo la tutela de las SA y luego de las SS, una serie de principios b�sicos de humanidad fueron demolidos uno a uno. Uno de los postulados b�sicos del individualismo es que la persona sea responsable de las consecuencias de sus actos. Pero bajo los nazis el prisionero pagaba culpas ajenas, y cualquier acci�n individual era fuertemente castigada... sobre el pellejo del grupo. Por lo tanto, el prisionero ten�a todos los incentivos para fusionarse con el colectivo y tratar de volver invisible su presencia en el lugar. Ning�n gesto, mirada o necesidad individual pod�a ser expresada sin un castigo[5] o censura por parte de los guardias o los propios compa�eros de encarcelamiento. La �nica forma de escapar �temporalmente- a la dureza del trato, era volverse c�mplice de los captores y administrar los castigos y torturas. Pero esa excepci�n era temporal. No era permisible que el prisionero tome forma y expresi�n individuales. De haber sido as�, sencillamente no se explicar�a que aunque d�biles y malnutridos, decenas de miles de prisioneros que superaban en 200 a 1 a los guardias, se hayan doblegado ante el terror y colaborado pasivamente con su inminente exterminio.

Auschwitz y otros campos de concentraci�n fueron para los nazis laboratorios humanos. En ellos se demostr� hasta qu� grado el ser humano era capaz de volverse inhumano. Hasta que grado puede negarse la propia individualidad, hasta que punto uno puede ejecutar acciones mal�volas (pasar de victima a victimador) y hasta que nivel se puede atentar contra la dignidad de la persona. Si hay algo terrible que no se ha se�alado, es que los nazis siguieron una estructura extremadamente precisa �y perversa� en su plan de destrucci�n del prisionero. Eran frecuentes las �rdenes y contra�rdenes as� como los castigos y se�ales confusas, con el objeto de divorciar en la mente de la v�ctima la causa con el efecto. Es precisamente ese elemento el m�s perturbador de todos. Si el ser humano no es capaz de comprender por qu� ocurren cosas as�, parece todo una burla metaf�sica del destino, donde los inocentes pagan por los culpables, donde el propio m�rito no determina los resultados en la vida y donde la virtud y el vicio se confunden para negar todo concepto del bien y el mal. Para que el hombre sea hombre, debe poder relacionarse sanamente con la realidad a trav�s de la raz�n. Debe percibirla, identificarla y entender las consecuencias directas de las acciones propias y ajenas. De lo contrario, estar� viviendo en un universo sin sentido, sin justicia. Y eso es filos�ficamente lo m�s propicio para cualquier tiran�a totalitaria: desarmar al ser humano ante la realidad.

Lo que sucedi� en Alemania a escala general, se di� en Auschwitz en particular. La negaci�n del individualismo (justicia, responsabilidad, dignidad, b�squeda de la propia felicidad) a favor del colectivismo no puede si no llevar al desastre.