El pilar fundamental de mi propuesta filos�fica es la constataci�n de que la reflexi�n sobre el universo de las Matem�ticas, de la F�sica, de la Qu�mica y de otras ramas de la ciencia (en lo sucesivo unificadas en el t�rmino" matem�ticas") nos permite identificar determinadas y �singulares realidades" que a continuaci�n describiremos, para las que hemos adoptado las denominaciones de estructuras, formas o entidades aut�nomas o autoconsistentes por ser su autonom�a su principal especificidad .
En la teor�a de los n�meros, en la geometr�a m�trica (transmitida sin alteraci�n desde hace varios milenios), en los estudios sobre grupos finitos o infinitos, en la configuraci�n de los campos f�sicos de fuerzas, en las leyes cosmol�gicas, por solo citar algunas �reas, se localizan ejemplos de estructuras matem�ticas aut�nomas o autoconsistentes.
En relaci�n con las propiedades de los n�meros cabe recordar que ya los pensadores griegos reconoc�an que en los n�meros enteros hay algo trascendente, excepcional y quiz�s divino cuando proclamaban "Dios hace aritm�tica" o "Dios se ocupa de los n�meros" o �Dios est� en los n�meros" (he traducido libremente el aforismo griego O Theos arithmetidsei)
Estas estructuras o entes, a las que me refiero, han sido halladas o encontradas o descubiertas por el ser pensante al deambular por el mundo matem�tico del mismo modo que un atento astr�nomo, al observar el firmamento encuentra una estrella (que �l no crea).
Ni el filosofo erudito ni el matem�tico laborioso las ha inventado o construido ni las pueden modificar. Por ello, estas estructuras han de diferenciarse cuidadosamente de los artefactos, algoritmos, nomenclaturas y otras herramientas matem�ticas que el saber humano ha dise�ado o construido para facilitar el discurso matem�tico.
Un ejemplo de esta diferenciaci�n puede encontrarse confrontando la Ley de Coulomb, que es una estructura matem�tica aut�noma con el artefacto matem�tico que la formula (que es la primera ecuaci�n de Maxwell) y que se expresa recurriendo al c�lculo vectorial infinitesimal que es una herramienta creada por el hombre.
Autonom�a v necesidad
Se�alamos a continuaci�n cuales han de ser algunos de los atributos o prerrogativas de las que gozan las estructuras de las que nos ocupamos para que puedan ser consideradas autoconsistentes o aut�nomas.
La caracter�stica m�s definitoria es que no dimanen de ning�n ente exterior a ellas. Que ning�n agente exterior haya determinado libremente su configuraci�n, esencia y que as� mismo no haya ninguna entidad exterior a ellas que pueda modificarlas, alterarlas o cancelar su vigencia. En el territorio de la geometr�a euclidiana aparecen muchas entidades de tales caracter�sticas.
Con Francisco Su�rez, podemos llamarlas necesarias porque no pueden dejar de ser ni pueden ser de otra manera distinta a la que las define y caracteriza. No hay para ellas hora cero ni tienen fecha de caducidad.
Como necesarias son eternas, en cuanto a su existencia y en cuanto a su misma estructura (o esencia) ya que no se da un "antes" o un "despu�s" en que carezcan de existencia o tengan una forma diferente. En otros t�rminos no hay un tiempo anterior a ellas en que no tuvieran vigencia ni otro posterior a ellas en el que carezcan de su conformaci�n.
Es cierto que en algunas estructuras matem�ticas autoconsistentes (particularmente en las relacionadas con la F�sica) aparece el tiempo como caracter�stica de la estructura, pero tambi�n en este caso la estructuraci�n espacio-temporal es aut�noma o autoconsistente. En este supuesto podr�an suscitarse dudas sobre la autonom�a y la autoconsistencia ya que no se dar�a en ellas inmutabilidad.
Me interesa estudiar con mayor detenimiento, e invito a hacerlo, la existencia de estructuras autoconsistentes con par�metros temporales. Como soluci�n de urgencia sugiero que, en este supuesto, la autoconsistencia consiste en que la sucesi�n de configuraciones no puede producirse mas que de una manera.
Particularizando estas consideraciones y refiri�ndolas a las cuatro ecuaciones de Maxwell me parece patente que la primera de ellas (en que no figura el tiempo) es autoconsistente y aut�noma. Abrigo la fundada convicci�n de que lo son las dos ultimas, en que figura el tiempo. Pero entiendo que ser�n necesarias ulteriores indagaciones para confirmarlo.
De todas maneras para la eficacia de mi teor�a basta con que se identifiquen algunas estructuras matem�ticas autoconsistentes de las que no contienen en su configuraci�n el hecho temporal.
Multiplicidad y unidad
La contemplaci�n del universo o mundo matem�tico nos permite, como ya se ha indicado, espigar algunas estructuras autoconsistentes. Denomino universo o mundo matem�tico a la totalidad ilimitada e infinita de las entidades matem�ticas aut�nomas y autoconsistentes. Su consideraci�n global nos ense�a que el Ser es m�ltiple.
Conocer su totalidad es un empe�o imposible para la limitada capacidad humana. Su totalidad constituye una realidad ilimitada e infinita que pertenece a la entidad total que denominamos el Ser o participa de la esencia del Ser.
Una apor�a que queda por dilucidar es si la esencia del Ser es mas amplia que la totalidad de las estructuras matem�ticas autoconsistentes. Aceptando mis teor�as se eluden las presentaciones esfumadas del Ser frecuentes en tratados filos�ficos que dan una idea del ser como una especie de burbuja vaporosa, sin rostro ni contornos ni caracter�sticas del que solo se predica su existencia.
La riqueza y multiplicidad del Ser que en nuestra teor�a se muestra no rechaza su unidad. Las estructuras o entidades matem�ticas aut�nomas, participantes del Ser, no est�n desvinculadas unas de otras Su estudio nos revela que hay entre ellas singulares v�nculos, ensambladuras, coincidencias y pasadizos que las unen en virtud de los cuales el universo matem�tico aun siendo m�ltiple se nos presenta unificado. Rico en diversidad pero interconectado en una armonizaci�n unitaria. Como ejemplo anecd�tico vale citar el hecho de que determinadas propiedades de los n�meros que forman la conocida serie de Fibonaci muestran conexiones con la relaci�n �urea.